España y América Latina en 2025 - Real Instituto Elcano

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El año 2025 estará marcado por la era Trump, por tres cumbres (UE-CELAC, de las Américas e Iberoamericana) y por el proceso de ratificación de dos importantes acuerdos de asociación (Mercosur y México) lo cual supone desafíos y oportunidades para España (y para la Unión Europea) con relación a América Latina.

Resumen
La relación España-América Latina es bidireccional y necesita una actualización estratégica. España ya no sólo es un inversor en América Latina, sino también recibe flujos de inversión y migración significativos desde la región. Empresas latinoamericanas están expandiendo su presencia en España y México se ha convertido en uno de los mayores inversores extranjeros. Esto exige una nueva estrategia basada en la reciprocidad y la cooperación económica y política.

La segunda presidencia de Trump está redefiniendo la relación con América Latina: España (y la Unión Europea, UE) debe situarse como socio estratégico. La Administración Trump ha endurecido su política comercial y migratoria en América Latina, lo que generará tensiones con varios países. Mientras tanto, China sigue expandiendo su presencia económica con inversiones estratégicas en infraestructura y recursos naturales. En este escenario de competencia global, España y la UE tienen la oportunidad de consolidarse como un socio confiable, promoviendo acuerdos comerciales, fortaleciendo relaciones bilaterales y ofreciendo alternativas de inversión estables en la región.

La inversión extranjera y la modernización económica son clave para el futuro de América Latina. A pesar de la estabilidad macroeconómica, el crecimiento en América Latina sigue siendo insuficiente para absorber la demanda laboral y reducir la pobreza. En este contexto, la atracción de inversiones en sectores estratégicos como la transición verde y digital es esencial para el desarrollo sostenible. Sin embargo, la Administración Trump no prioriza la transición verde y presionará a los países de la región para desalentar inversiones chinas en sectores clave como infraestructura, telecomunicaciones y energía.

Estos factores abren una oportunidad para que España y la UE desempeñen un papel central en la región, canalizando inversiones estratégicas y promoviendo acuerdos comerciales como UE-Mercosur y la modernización del acuerdo con México. La ratificación de estos tratados es crucial para fortalecer la presencia europea y ofrecer alternativas económicas viables frente a la disputa geopolítica entre Estados Unidos (EEUU) y China.

El endurecimiento de las políticas migratorias en EEUU exige una respuesta estratégica de España y la UE. Las políticas migratorias de Trump podrían provocar un aumento de la migración latinoamericana hacia España. A la vez, las crisis económicas en Venezuela, Cuba y Haití están generando nuevos flujos migratorios. España y la UE deben prepararse para gestionar estos movimientos de población, promoviendo estrategias que integren a los migrantes de manera productiva.

España debe liderar la renovación de la Comunidad Iberoamericana. La secretaría pro tempore de España en la Cumbre Iberoamericana de 2026 representa una oportunidad única para modernizar la cooperación iberoamericana. Es crucial centrar la agenda en temas clave como migraciones, seguridad, crimen organizado, transición digital y gobernabilidad, asegurando que la Comunidad Iberoamericana siga siendo relevante en el contexto global. La ratificación de acuerdos comerciales como UE-Mercosur fortalecería este esfuerzo, promoviendo una mayor integración económica y política entre Europa y América Latina.

Análisis[1]

La relación entre España y América Latina debe verse como un proceso de doble dirección. La intensificación de los procesos migratorios, que ya afectan a estratos sociales elevados (que básicamente se instalan en Madrid), junto a la creciente presencia de multilatinas latinoamericanas (incluidos “unicornios”) y de nuevas inversiones dirigidas al mercado español y europeo, demandan una mirada renovada. En poco tiempo, México se ha convertido en el sexto mayor inversor extranjero en España, el segundo no comunitario, sólo por detrás de EEUU.

A los cambios geopolíticos, políticos y económicos vinculados al regreso de Donald Trump y a la creciente pugna geopolítica y económica entre China y EEUU se suman entre 2025 y 2026 tres citas regionales que repercutirán directamente en la política exterior española. La Cumbre UE-CELAC, en Colombia; la X Cumbre de las Américas, en República Dominicana; y la gestión de la secretaría pro tempore (SPT) de la XXX Cumbre Iberoamericana (2026), en España. Además, en 2025 nueve países latinoamericanos celebrarán elecciones de diferente tipo.

En contexto España debe demostrar que no ha perdido pie en América Latina, por más que actualmente ningún actor internacional relevante puede jactarse de mantener sus pasados niveles de influencia. Dada la imposibilidad de tener una política regional coherente, hay que poner mayor énfasis en las relaciones bilaterales. Aquí hay problemas pendientes (Argentina y México) y oportunidades. Cuba podría ser una, a tenor del agravamiento de su coyuntura interna, tanto por la profundización de su crisis económica y social, como por el aumento de la tensión con EEUU ante la gestión de Marco Rubio en el Departamento de Estado.  

1. Las elecciones latinoamericanas y sus repercusiones para España

El mapa político latinoamericano puede sufrir algunos cambios. En 2025, Ecuador, Honduras, Chile, Bolivia y Haití celebrarán elecciones presidenciales; Argentina y Venezuela legislativas; Uruguay y Venezuela locales; y México judiciales. Estos comicios dirán si se confirma el paso del generalizado voto de castigo al oficialismo (de 2018 a 2023), salvo en Paraguay y en las autocracias de Nicaragua y Venezuela, a su coexistencia con victorias oficialistas, como ocurrió en 2024. Dada la fragmentación y la polarización existentes, los resultados podrán afectar tanto a las relaciones bilaterales con España como a la propia dinámica iberoamericana y eurolatinoamericana.

Figura 1. Elecciones en América Latina en 2025

PaísTipo de elecciónFecha
EcuadorPresidenciales y legislativas9 de febrero (primera vuelta), 13 de abril (segunda vuelta)
BoliviaPresidenciales y legislativas10 de agosto (primera vuelta), octubre (segunda vuelta)
ChilePresidenciales y legislativas29 de junio: primarias presidenciales y parlamentarias 16 de noviembre: presidenciales y parlamentarias 14 de diciembre: segunda vuelta de presidenciales
HondurasPresidenciales y legislativas9 de marzo: internas 30 de noviembre (presidenciales)
HaitíPresidenciales y legislativasFines de 2025 o comienzos 2026
ArgentinaLegislativas3 de octubre (PASO-primarias) 26 de agosto
VenezuelaLegislativas, estaduales y municipalesPor determinar
UruguayMunicipales y departamentales11 de mayo
MéxicoJudiciales1 de junio
Fuente: elaboración propia.

El oficialismo parte como favorito en Ecuador, Argentina y México, mientras en Chile la oposición tiene más opciones de victoria. Con independencia de los resultados, a priori el vínculo con Ecuador, Chile y Uruguay no debería verse afectado, mientras Argentina y México, por razones diferentes, requerirían un esfuerzo diplomático adicional.

En Venezuela, tras el fraude en las elecciones presidenciales de 2024 y la toma de posesión de Nicolás Maduro, sólo cabe esperar un triunfo oficialista en las legislativas y locales. Las opciones para España son variadas, pero todas conflictivas. En los extremos: (a) reconocer a Edmundo González Urrutia como presidente legítimo, sobre todo si se acentúa la represión y el acoso a la oposición; o (b) mantener las vías de comunicación con el régimen de Nicolás Maduro. Todo apunta a que el régimen seguirá con la represión y cerrando espacios. La reforma constitucional que ha empezado a poner en marcha Maduro debería consagrar este extremo. La posibilidad de elecciones en Haití es reducida, dado el colapso institucional y el control territorial de las bandas criminales, especialmente en Puerto Príncipe. De momento, esto excluye un posible envío de un contingente militar o policial español, como hicieron en diciembre pasado Guatemala (150 efectivos) y El Salvador (ocho efectivos). Son cifras insuficientes para Haití, que sólo muestran la urgente necesidad de contribuir a su pacificación. Haití es un Estado fallido dominado por el narcotráfico, que altera la gobernabilidad del Caribe.

El futuro de Bolivia es más incierto, ya que el enfrentamiento fratricida entre dos antiguos aliados, el presidente Luis Arce y el expresidente Evo Morales, ha fracturado el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido del gobierno, una situación agravada por los malos datos económicos que afectan a la popularidad presidencial y al propio al oficialismo. Esto abre una oportunidad para la oposición, que sigue desunida. Si las elecciones de agosto se desarrollan en un marco de elevada conflictividad, dado el empecinamiento de Morales en volver a ser presidente pese a sus impedimentos legales, España debería asumir una posición de cierta neutralidad, salvo que se vulnere la legalidad vigente.

En Ecuador, Daniel Noboa, elegido en 2023 para acabar el periodo de Guillermo Lasso, buscará ser reelegido en febrero. Noboa parte como favorito, pese a que las medidas excepcionales para controlar la violencia y la inseguridad no han dado los frutos esperados. La crisis energética tampoco ha mermado sus opciones. La fragmentación opositora y la falta de un liderazgo que ocupe el vacío dejado por Rafael Correa, quien sigue en el exilio, dificultan el retorno del correísmo al poder. Su candidata, como en 2023, es Luisa González.

En Argentina, los éxitos económicos de Javier Milei, especialmente contra la inflación, instalan a su partido, La Libertad Avanza (LLA), como favorito para las legislativas de medio término de octubre. Dada la fragilidad de la coyuntura económica y social, aún es pronto para augurar un triunfo del mileísmo, no sólo ante el peronismo-kirchnerismo, sino también en su pugna con el expresidente Mauricio Macri, su socio y rival, por el control del centroderecha. Un triunfo oficialista y la consolidación del programa económico, con su atractivo para el regreso de los inversores, deberían estimular en España la reapertura de canales de diálogo, ya iniciados con la designación de un nuevo embajador en octubre pasado. La campaña para las legislativas buscará un escenario de fuerte polarización entre la coalición de derecha y centroderecha que espera formar Milei y el peronismo kirchnerista que buscará articular a la izquierda. La incontinencia verbal de Milei podría poner a España como ejemplo de las políticas que él rechaza, amenazando nuevamente las relaciones bilaterales.

En México, tras la reforma de Andrés Manuel López Obrador, se celebrarán las primeras elecciones judiciales en la historia del país. En junio se elegirán unos 900 cargos judiciales federales, entre jueces de distrito, magistrados de circuito, magistrados electorales, magistrados del Tribunal de Disciplina y ministros de la Suprema Corte de Justicia. Dada la mecánica electoral aprobada, especialmente la selección de candidatos, el triunfo oficialista parece claro. Esto llevaría a Morena, que ya tiene la presidencia, con Claudia Sheinbaum, y mayoría absoluta en ambas Cámaras (Diputados y Senado), al control absoluto del Poder Judicial. Sin embargo, dada la forma descentralizada de elección de la mayoría de los jueces, hay un elevado riesgo de penetración del narcotráfico y el crimen organizado.

La forma en que se aplicó la reforma judicial ha hecho sonar las alarmas en torno a la seguridad jurídica, que más que a las grandes empresas nacionales y extranjeras, y a los mayores inversores afectará al ciudadano de a pie y a las pymes con independencia de su origen. Es un tema para vigilar, junto con la irresuelta cuestión del perdón por los excesos de la conquista, que habría que desactivar. España debe mostrarse como un socio confiable para que México diversifique sus vínculos económicos y comerciales, y sus alianzas geopolíticas, para reducir sus estrechos lazos con EEUU, mayores en tiempos de Trump. La actualización del Tratado con la UE es un paso en la buena dirección.

En Chile, la oposición parte como favorita. El gobierno de Gabriel Boric no ha satisfecho las expectativas de cambio ni ha concretado las reformas estructurales ni la reforma constitucional, que llevaron al poder a la nueva izquierda. Si bien la derecha está dividida (centroderecha, derecha y derecha ultraconservadora), el único liderazgo consolidado es el de Evelyn Matthei (centroderecha) frente a los de la derecha más conservadora de José Antonio Kast y el libertario Johannes Kaiser.

En Honduras, los tres grandes partidos celebrarán en marzo elecciones internas. El oficialista Libertad y Refundación (LIBRE), de la presidenta Xiomara Castro, llega debilitado por las expectativas populares frustradas. El Partido Nacional, golpeado por la extradición y condena por narcotráfico del expresidente Juan Orlando Hernández, no parece una opción viable. Surge con fuerza el Partido Liberal, que podría llevar como candidato a Salvador Nasralla, caracterizado por modos y maneras rupturistas, tintes demagógicos y por presentarse como adalid de la mano dura.

Los cambios políticos deberán ser hábilmente manejados por España. La SPT Iberoamericana y el objetivo de modernizar las Cumbres obligarán a mantener buenas relaciones bilaterales con todos los países, independientemente del color político e ideológico de sus gobiernos. A esto se suman los tradicionales intereses españoles. Desde esta perspectiva, resultará clave cerrar los conflictos con Argentina y México. Diferente será la relación con los gobiernos autoritarios o dictatoriales que violan los derechos humanos y atacan las libertades. Es el caso de Cuba, Nicaragua, convertida en una satrapía familiar de los Ortega-Murillo, y Venezuela, después del fraude de las últimas elecciones presidenciales. También deberá seguirse con atención el creciente sesgo autoritario de Nayib Bukele en El Salvador.

El gran reto para España en 2025, también para la UE, es encontrar una estrategia creíble para América Latina. No se trata sólo de responder a la mayor presencia china, sino también al regreso de Trump. Sobre lo primero, pese a que el nivel de inversión extranjera directa (IED) chino no es comparable al de la UE ni a EEUU, en 2024 hubo diversos ejemplos emblemáticos, como la inauguración del mega puerto de Chancay (Perú), la entrada de Colombia en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el acercamiento de la Argentina de Milei a Pekín y el acuerdo con Brasil para impulsar inversiones.

La UE (y España) deberán estar muy atentas a la penetración de Rusia, muy visible en Nicaragua y Venezuela, y a sus extendidas políticas de desinformación. La presencia de RT y de Sputnik, y sus servicios en español, son una poderosa arma de propaganda, uno de cuyos objetivos es justificar la invasión de Ucrania y deslegitimar a la UE.

Con el regreso de Trump y con Marco Rubio en el Departamento de Estado, la probable intransigencia con Cuba, Nicaragua y Venezuela abre numerosos interrogantes sobre la relación con América Latina. Esta ha sido una relación no prioritaria durante el primer mandato, como mostró su incomparecencia en la VIII Cumbre de las Américas (Lima). La X Cumbre en República Dominicana y la renegociación del Tratado México, EEUU y Canadá (T-MEC) en 2026 darán algunas pistas. Las migraciones, los cárteles de la droga y la venta de fentanilo en EEUU, el proteccionismo y la fortaleza del dólar son cuestiones que afectarán a las relaciones bilaterales con algunos países, como México y Colombia.

El cambio en la Casa Blanca supone riesgos para la región, pero también desafíos y oportunidades, como los incentivos para diversificar las relaciones con la UE, intensificar la coordinación regional y aprovechar las necesidades de EEUU para ganar influencia. El principal desafío es la incertidumbre que genera el propio Trump con sus declaraciones provocativas, como muestran sus referencias a Groenlandia y al Canal de Panamá. Algo similar ocurre con su estrategia de negociación, intentando sacar ventaja inicial. Su amenaza a México y Canadá de subir los aranceles al 25%, en el contexto de la renegociación del T-MEC es buena prueba de ello.

Ante la incertidumbre que introduce Trump, muchos países latinoamericanos intentarán diversificar sus relaciones. Otros querrán profundizarlas, como muestra la presencia del argentino Javier Milei, del salvadoreño Nayib Bukele y del ecuatoriano Daniel Noboa en la toma de posesión de Donald Trump. Estos tres gobiernos tendrán una relación especial con la Casa Blanca y se les puede calificar como aliados. La mayoría, sin romper con Washington, intentará nadar entre dos aguas, lo que será cada vez más complejo y podrían buscar nuevos socios para compensar los efectos de una guerra arancelaria.

A partir de marzo de 2025 Colombia ostentará la presidencia pro tempore (PTT) de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y será responsable de organizar la IV Cumbre con la UE. Se trata de aprovechar la cita para consolidar los logros alcanzados en Bruselas en 2023, profundizando la relación birregional. La apuesta europea (y española) debería sostener e impulsar tanto la transición energética como la digital, convirtiendo el Global Gateway en uno de sus ejes. España deberá seguir apoyando el cierre del Tratado UE-Mercosur.

La UE puede desempeñar un papel importante a la hora de resp

Recapiti
Carlos Malamud, Rogelio Núñez Castellano, Ernesto Talvi.