Ya conocen la definición de “Elefante en la habitación”. Se trata de algo que es obvio y evidente, pero que nadie quiere mencionar o discutir abiertamente. Es exactamente el caso del absentismo laboral en Navarra. Ahora, poco a poco se va admitiendo que es un problemón porque ya empieza a ser difícil de disimular. Partamos de la base de que quien está realmente enfermo, impedido o con un problema grave, no debe de ir a trabajar. Pero si uno va a los números ve que existe un problema grave, creciente y que mina nuestra competitividad.
Porque los datos son preocupantes. La cifra en Navarra, a Junio de 2024, es de un absentismo del 6,9%, el más alto de la serie. Este porcentaje, si lo separamos por sectores, nos da sorpresas y no agradables. Porque en las industrias en las que competimos de verdad, con productos de otros sitios, esta cifra supera el 10%. Por ejemplo, en un sector clave como la agroindustria, es del 10,9%. Y el día con mayor absentismo es, con muchísima diferencia, el lunes. Saquen sus conclusiones.
“Ninguna fábrica va a cerrar por eso”. Las fábricas, las empresas, no cierran ni se deslocalizan por una sola causa. Se trata de un cúmulo de factores que ataca la competitividad de estas y el absentismo es claramente uno muy importante. Y, por cierto, no hace falta que una fábrica pierda dinero para que decida deslocalizarse. Basta con que aquí sea menos eficiente que en otros sitios.
Y, ¿qué hacen las empresas para combatirlo? Sobredimensionar las plantillas, es decir, añadir costes, es decir, ser menos competitivos. Luego nos llevamos las manos a la cabeza cuando pasa lo que pasa. Si queremos que la industria permanezca aquí debemos de ser más eficientes y productivos que en otros sitios, y estas tasas de absentismo van directamente en contra de la productividad.
Reitero y repito que quien no esté en condiciones de trabajar (a juicio del médico), no debe de ir a trabajar, pero los datos son elocuentes. Como muestra, un botón. En 2012, cuando todos estábamos con las orejas tiesas temiendo por nuestro empleo, debió de haber una ola de salud, porque el absentismo era menos de la mitad que ahora. Es un asunto de responsabilidad individual, y la receta es tan vieja como impopular. Trabajo, esfuerzo y, en los casos leves, aguantar el tirón. Vamos, lo que vimos a nuestros padres.
En la empresa de la que todos somos accionistas y clientes, la Administración foral de Navarra, 2.640 personas no acudieron,en diciembre de 2024, cada día a su trabajo según la Cámara de Comptos. Esta institución resaltó que la tasa de ausencia en la administración es del 8,67%, llegando al 11% en algún colectivo. Nos gastamos en sustituciones 36,6 millones al año. Exactamente el doble que hace diez años. Son datos, no opiniones. De nuevo, saquen ustedes sus conclusiones.
Sería muy fácil echar la culpa de este problema al Gobierno de Navarra o al de la nación, a los médicos o a Trump, que vale para todo. No. La culpa de este problemón es nuestra. Y las consecuencias las estamos empezando a ver.
Alvaro Bañón Irujo. Economista y miembro del think tank Institución Futuro.