Es necesario recuperar el rio Cinca - SEO/BirdLife

La Confederación Hidrográfica del Ebro propone la eliminación de un tramo de 17 Ha, en el río Cinca, a la altura de Laspuña, con el objetivo de recuperar el domino público hidráulico, que nunca tenía que haber sido ocupado, para reducir el impacto de futuras inundaciones.

Valoramos positivamente la restauración del río Cinca a su paso por Aínsa y Laspuña, dentro de la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos 2023-2030. Este tipo de actuaciones, basadas en un mejor conocimiento de la dinámica fluvial, son esenciales para recuperar el equilibrio ecológico de nuestros ríos y mejorar nuestra adaptación a fenómenos extremos cada vez más frecuentes debido al cambio climático.

Entendemos las preocupaciones expresadas por el Ayuntamiento de Laspuña y consideramos imprescindible garantizar su seguridad. No obstante, los aparentes beneficios de las motas a corto-medio plazo: permiten usar los terrenos que orlan el cauce habitual del río y que solo son ocupados por las aguas durante las crecidas.  Sin embargo, es fundamental entender que los ríos son sistemas dinámicos desde su nacimiento hasta su desembocadura y que es preciso considerar los efectos de estas estructuras a largo plazo, y a lo largo de todo el río.

Efectos asociados a las motas

Tanto aguas arriba como en los tramos bajos del río, las zonas de inundación, aunque se han protegido con una mota nunca estarán a salvo del todo frente a las crecidas extraordinarias. Precisamente cuando más falta hacen estas estructuras, es cuando pueden no ser efectivas, pues la fuerza y el volumen de la corriente pueden llegar a rebasarlas o dañarlas. Las motas ofrecen una falsa sensación de seguridad poniendo en riesgo granjas, viviendas o colegios.

En las crecidas ordinarias, el cauce constreñido entre motas arrastra también el agua que se habría extendido e infiltrado de forma natural en las franjas adyacentes. Este incremento de caudal es asumido por el río en sus zonas altas, ya que el cauce rectificado es más rápido y eficiente evacuando el agua. No obstante, el peligro va creciendo río abajo: a los incrementados volúmenes de agua se suma el aumento de sólidos que arrastra esa corriente más enérgica. Y lo más peligroso: todos esos volúmenes llegan a los tramos bajos del río concentrados en un tiempo menor. Los caudales punta de la crecida se disparan y una crecida ordinaria puede convertirse aguas abajo en una crecida mucho más riesgo, no digamos nada en el caso de crecidas extraordinarias.

Adaptar los usos del terreno para que el río pueda expandirse por lo que es su terreno natural, alimenta los acuíferos locales y enriquece la biodiversidad de la zona, reforzando de paso la resiliencia global frente a futuras avenidas y fenómenos meteorológicos extremos.

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