La esclerosis múltiple es una enfermedad neurodegenerativa que puede afectar la movilidad, la coordinación y la energía de quienes la padecen. Sin embargo, a pesar de estos desafíos, la actividad física sigue siendo un pilar fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Es importante destacar que la enfermedad en sí misma no contraindica el ejercicio; la clave está en encontrar una actividad placentera y adecuada a las capacidades de cada persona.
Numerosos estudios han demostrado que mantenerse activo aporta beneficios significativos a quienes viven con EM, entre ellos:
- Mejor regulación de síntomas como la fatiga, los problemas de equilibrio y la movilidad.
- Fortalecimiento muscular y mejora de la resistencia física.
- Impacto positivo en el estado de ánimo y el bienestar emocional.
- Mayor independencia y calidad de vida.
No existe un ejercicio único o ideal para la esclerosis múltiple, ya que cada persona experimenta la enfermedad de manera distinta. Lo más importante es elegir una actividad que se disfrute y se adapte a las capacidades individuales. Algunas opciones recomendadas incluyen:
- Caminatas al aire libre o en cinta.
- Natación y ejercicios en el agua, que reducen el impacto en las articulaciones y ayudan a regular la temperatura corporal.
- Ejercicios de resistencia o fortalecimiento muscular.
- Movimientos de estiramiento para mantener la flexibilidad.
- Actividades cotidianas como la jardinería o las tareas domésticas.
Es fundamental realizar ejercicio con moderación, ajustando la intensidad y la duración según las necesidades de cada persona y evitando el sobreesfuerzo, que podría generar fatiga excesiva u otros síntomas molestos. Consultar con un fisioterapeuta o un entrenador familiarizado con la enfermedad puede ser de gran ayuda para diseñar una rutina adaptada, considerando factores como la temperatura corporal, el equilibrio, la sensación de cansancio o la rigidez.
Mantenerse activo con esclerosis múltiple es posible y altamente beneficioso. No se trata de alcanzar un alto rendimiento deportivo, sino de encontrar una forma de movimiento que brinde bienestar y contribuya a una mejor calidad de vida. Siempre se debe contar con el acompañamiento de profesionales de la salud para garantizar una orientación adecuada. La actividad física no es un obstáculo, sino una aliada en el camino con la EM.