Con la llegada del verano y el aumento de las olas de calor, muchas personas con esclerosis múltiple (EM) pueden notar un empeoramiento temporal de sus síntomas. Este fenómeno, conocido como fenómeno de Uhthoff, no indica una progresión de la enfermedad, pero sí puede afectar significativamente la calidad de vida.
Desde Fundación GAEM, queremos ofrecerte información útil y recomendaciones prácticas para afrontar el calor con seguridad.
¿Por qué afecta el calor a la EM?
Las personas con EM tienen un sistema nervioso más sensible a los cambios de temperatura. El aumento de calor corporal —ya sea por temperatura ambiental, fiebre o ejercicio intenso— puede ralentizar temporalmente la conducción nerviosa, haciendo que síntomas como la fatiga, la debilidad muscular, los problemas visuales o las dificultades cognitivas se intensifiquen. Los síntomas suelen desaparecer una vez que el cuerpo vuelve a su temperatura normal.
Aquí tienes algunas estrategias para reducir el impacto del calor:
- Usa ropa ligera, de algodón y colores claros.
- Mantén las persianas bajadas y usa ventiladores o aire acondicionado.
- Planifica tus actividades en las horas más frescas del día.
- Bebe agua con regularidad, aunque no tengas sed.
- Evita alcohol, cafeína o bebidas azucaradas en exceso, que pueden favorecer la deshidratación.
- Opta por ejercicios en piscinas frescas o espacios ventilados.
- Reduce la intensidad de tus entrenamientos si notas fatiga precoz.
- Considera usar chalecos o compresas frías para regular tu temperatura.
- Prioriza el descanso en días especialmente calurosos.
Consulta con tu médico o neurólogo si los síntomas persisten tras enfriarte, si tienes fiebre o malestar.
El calor puede ser un desafío añadido para quienes viven con esclerosis múltiple, pero con una buena planificación y algunas adaptaciones, es posible disfrutar del verano con seguridad y bienestar.
