Grandes escándalos de la industria del amianto - ☣️ AMISUR

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El amianto, utilizado durante décadas en sectores como la construcción, la industria naval y la automoción, es uno de los materiales más controvertidos de la historia. A pesar de su resistencia al fuego y sus propiedades aislantes, sus efectos nocivos para la salud han sido conocidos desde principios del siglo XX. Sin embargo, muchas empresas optaron por ocultar la información, exponiendo a trabajadores y comunidades enteras a un riesgo mortal. 

Primeras advertencias ignoradas y encubrimiento deliberado

Desde la década de 1920, se disponía de evidencia científica que demostraba que la inhalación de fibras de amianto provocaba enfermedades pulmonares graves, como la asbestosis y el mesotelioma. Sin embargo, grandes corporaciones de la industria decidieron ocultar estos hallazgos. Documentos internos revelaron que empresas como Johns Manville en EE.UU., Turner & Newall en el Reino Unido y Eternit en Europa conocían los riesgos pero optaron por priorizar sus beneficios económicos.

Uno de los casos más emblemáticos es el de Johns Manville, una de las principales empresas productoras de amianto en Estados Unidos. En la década de 1930, sus propios médicos confirmaron los efectos mortales de la exposición prolongada al material. En lugar de advertir a sus trabajadores, la empresa mantuvo en secreto los informes y continuó con la producción. Décadas después, en la década de 1980, la compañía se declaró en bancarrota para evitar pagar indemnizaciones millonarias a las víctimas, un movimiento que sentó un precedente en la industria.

Eternit: un escándalo que sacudió Europa y América Latina

El grupo Eternit, con operaciones en varios países, fue otro de los principales actores en el encubrimiento de los efectos del amianto. Durante años, la compañía negó la peligrosidad del material mientras exponía a sus trabajadores y comunidades cercanas a riesgos irreversibles. En Italia, el caso Eternit tuvo un impacto sin precedentes: en 2012, su antiguo director, Stephan Schmidheiny, fue condenado a 16 años de prisión por homicidio culposo debido a la muerte de miles de personas expuestas al amianto en sus fábricas. Sin embargo, en 2014, el Tribunal Supremo italiano anuló la sentencia debido a la prescripción del delito, dejando a las víctimas sin justicia.

En Brasil, la empresa Eternit jugó un papel clave en la expansión del uso del material. A pesar de las crecientes evidencias sobre sus efectos letales, la empresa continuó promoviendo su uso hasta que en 2017 el Tribunal Supremo Federal prohibió su comercialización y producción. A día de hoy, muchas de las víctimas siguen luchando por el reconocimiento de los daños sufridos.

El caso de Turner & Newall

En Reino Unido, la empresa Turner & Newall fue durante años el mayor fabricante de productos de amianto. Se ha demostrado que la compañía conocía los riesgos del material desde los años 50, pero utilizó su influencia para frenar cualquier tipo de regulación. Durante décadas, sus fábricas expusieron a miles de trabajadores a un material que, en muchos casos, acabaría costándoles la vida.

El Reino Unido no prohibió completamente el amianto hasta 1999, mucho después de que otros países europeos ya hubieran tomado medidas. La influencia de empresas como Turner & Newall y su capacidad para retrasar regulaciones clave fueron factores determinantes en la tardía respuesta del gobierno británico.

Sudáfrica: de la minería del amianto a una crisis de salud pública

En Sudáfrica, la minería del amianto fue una industria clave durante gran parte del siglo XX. Empresas como Cape Plc explotaron el material sin medidas de seguridad adecuadas, afectando no solo a los mineros, sino también a las comunidades que vivían cerca de las minas. Durante décadas, las empresas ignoraron las advertencias sobre los riesgos y continuaron con la extracción y comercialización del material.

Las consecuencias han sido devastadoras. En algunas regiones mineras, los índices de mesotelioma y asbestosis están entre los más altos del mundo. A pesar de las acciones legales emprendidas contra Cape Plc y otras empresas, la mayoría de las víctimas nunca ha recibido una compensación justa.

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