La expedición en Honduras con la Fundación Elena Barraquer llega a su fin, no puedo evitar sentir una mezcla de emoción y gratitud. Han sido días intensos, llenos de trabajo duro, aprendizaje y momentos inolvidables.
En esta misión, hemos logrado operar a 415 personas con cataratas. Ver sus rostros iluminarse al recuperar la vista ha sido algo que nunca olvidaré. Cada persona que hemos atendido nos ha enseñado algo, ya sea con su sonrisa, su abrazo o sus palabras de agradecimiento. No hay nada más bonito que saber que nuestro esfuerzo ha cambiado vidas.
Quiero dar las gracias de corazón a la Fundación Elena Barraquer por hacerlo posible. Su compromiso con la lucha contra la ceguera evitable es increíble y me siento muy afortunado de haber formado parte de esto.
También quiero agradecer a cada uno de mis compañeros de equipo. ¡Qué lujo trabajar con gente tan entregada y con un corazón tan grande! Desde los cirujanos hasta el equipo de enfermería, los anestesistas y voluntarios, todos han puesto su granito de arena para que esto fuera un éxito. Las largas jornadas, los desafíos y las risas compartidas nos han unido de una manera especial.
Y, por supuesto, gracias al pueblo hondureño por acogernos con tanto cariño. Su hospitalidad y calidez han hecho que esta experiencia sea aún más especial.
Vuelvo a casa con el corazón lleno y la certeza de que cada esfuerzo ha valido la pena. Esta expedición nos ha demostrado, una vez más, que con trabajo en equipo, dedicación y mucho amor, podemos hacer cosas increíbles.
¡Hasta la próxima aventura!
Almudena, voluntaria de campo