La halitosis es el olor desagradable del aire que se exhala por la boca. Este problema común puede aparecer en cualquier persona y puede llegar a afectar gravemente a sus relaciones sociales. Ponerle remedio no solo es una cuestión de higiene, sino también de bienestar y seguridad personal.
Causas principales
Muchas veces, la halitosis se produce de forma natural y transitoria al despertarse o al ingerir ciertos alimentos como el ajo o la cebolla. Sin embargo, en estos casos la halitosis desaparece con una buena higiene bucodental y con el abandono de hábitos como el tabaco.
La cosa, pues, cambia cuando la halitosis es continua, ya que lo más probable es que el mal aliento sea provocado por la acumulación de bacterias en la lengua o en el surco de las encías. Ante estas circunstancias lo recomendable es visitar a un dentista.
Otras posibles causas
Diferenciar si la halitosis es un hecho puntual o continuo es primordial para determinar sus causas. Sin embargo, la halitosis continuada no se limita en la acumulación de bacterias, sino que puede ser causada por otros motivos:
- Una enfermedad silenciosa de las encías.
- Problemas del sistema respiratorio.
- Amigdalitis o rinitis crónica.
- Problemas digestivos.
- La edad avanzada.
- Procesos de estrés o ansiedad.
Tratamiento y prevención
El tratamiento de la halitosis depende de su causa. Por eso, aunque la higiene dental es la mejor medida, este puede ser diverso:
- Si es consecuencia de la ingesta de determinados alimentos, conviene reducir su consumo.
- Si es fruto del tabaquismo, lo recomendable es que se deje de fumar.
- Si se convierte en efecto secundario de algún medicamento, hablar con el médico para reducir su dosis o sustituirlo por otro puede ser una buena opción.
- Si es consecuencia de una enfermedad, el tratamiento de esta puede mejorar sus síntomas.
Además de esto, existen ciertas medidas preventivas que pueden contribuir a evitar este problema:
- Beber agua a menudo.
- Ir periódicamente al dentista.
- Masticar chicles sin azúcar o lamer caramelos sin azúcar.
Los productos diseñados para combatir el mal aliento, como los sprays de mentol o los chicles de clorofila, también pueden servir de ayuda. Sin embargo, su efecto solo es temporal, por lo que no eliminan su origen.
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