¿Dónde está Abu Simbel?
Vale, primero lo básico: ¿dónde está exactamente este lugar tan famoso? Pues te contamos. Abu Simbel está en el sur de Egipto, muy cerca de la frontera con Sudán. Para que te hagas una idea, se encuentra a unos 280 km al sur de Asuán, en pleno desierto de Nubia. Sí, sí, has leído bien, en el desierto. Esto no es como ir a la esquina a por pan, pero créeme que el viaje merece la pena.
El templo está justo a orillas del lago Nasser, que por cierto, es uno de los lagos artificiales más grandes del mundo. Y aquí viene el dato curioso: el templo no estaba ahí originalmente. Fue trasladado en los años 60 para que no quedara sepultado por el agua tras la construcción de la presa de Asuán. Literalmente lo cortaron en bloques gigantes y lo volvieron a montar más arriba. Algo así como hacer un Lego… de 3.000 años de antigüedad.
Así que cuando llegues allí, estarás en un lugar que ha desafiado al tiempo y al agua. Y tú, claro, tendrás la mejor excusa para decir: “yo estuve allí”.
Historia de Abu Simbel
Ahora sí, un poco de contexto. El complejo de Abu Simbel fue construido durante el reinado de Ramsés II, en el siglo XIII a.C., hace más de 3.200 años. Este faraón no era precisamente humilde: mandó levantar dos templos enormes en su honor y en el de su esposa favorita, Nefertari. Y cuando decimos enormes, es porque miden más de 30 metros de alto. Nada mal para la época, ¿no?
El objetivo no era solo religioso, también era político. Ramsés quería impresionar, y un poco asustar, a quienes venían del sur. Algo así como decirles “aquí manda Ramsés”. Por eso el templo principal tiene cuatro estatuas gigantes suyas en la fachada. Cuatro. Todas iguales. Porque una no era suficiente.
Y ahora, la curiosidad que no te esperabas: el nombre “Abu Simbel” viene de un niño. Sí, de un chico local que ayudó a redescubrir el templo a principios del siglo XIX, cuando estaba casi enterrado por la arena. El explorador suizo Burckhardt, que estaba por la zona, se enteró gracias a este niño y, como no sabía cómo llamarlo, usó su nombre. Así que ya ves, el lugar se llama así gracias a un niño con buena memoria.
Pero lo más alucinante de todo vino siglos después, cuando Egipto decidió construir la presa de Asuán. El templo iba a quedar bajo el agua, y la UNESCO, junto con varios países (entre ellos España), se puso manos a la obra para salvarlo. Cortaron el templo en bloques de hasta 30 toneladas y lo movieron más de 60 metros cuesta arriba. Desde entonces, visitar Abu Simbel es como ver una doble hazaña: la del Antiguo Egipto y la de la ingeniería moderna.
Qué ver en Abu Simbel
Aquí viene lo bueno. Porque sí, puedes ver muchas cosas en Egipto, pero pocas se comparan a esto. Cuando llegas y ves los templos frente al lago, con esas estatuas gigantes mirándote como si supieran todos tus secretos… ya sabes que estás en un sitio especial.
El complejo se compone de dos templos: el Gran Templo de Ramsés II y el Templo de Nefertari.
Empezamos por el grande (que es el más famoso). Tiene cuatro estatuas colosales de Ramsés en la fachada, y si te fijas bien, una de ellas está parcialmente derrumbada por un terremoto. Dentro, el templo se extiende en profundidad con salas, columnas y relieves que muestran batallas, ceremonias y al faraón “codeándose» con los dioses.
Y ojo al dato: dos veces al año, el 22 de febrero y el 22 de octubre, los rayos del sol entran hasta el fondo del templo e iluminan las estatuas de los dioses (y la de Ramsés, por supuesto). Eso sí, durante esos días hay tanta gente que casi te cuesta ver el templo entre tantas cabezas. Así que si vas a esas fechas, ten paciencia.
El segundo templo, el de Nefertari, es más pequeño, pero no menos bonito. Y lo más icónico es que es uno de los pocos templos donde una reina aparece representada al mismo tamaño que el faraón.
Así que ya sabes, si te preguntas qué ver en Abu Simbel, la respuesta es: historia, arte, astronomía, amor, poder… y calor seguramente. La excursión a Abu Simbel te hará sentir pequeño, pero en el buen sentido.
¿Cómo llegar a Abu Simbel?
Ahora la gran pregunta práctica: “¿y cómo llegar a Abu Simbel?”. Porque no, no es tan fácil como coger el metro o un Uber, pero tampoco es una odisea. Si te estás planteando visitar Abu Simbel, hay varias opciones para llegar, y según el tiempo (y el presupuesto) que tengas, puedes elegir la que mejor te cuadre.
La forma más común y cómoda es haciendo una excursión a Abu Simbel desde Asuán. La mayoría de viajeros opta por esta opción, que puede ser en autobús o en coche privado, dependiendo del plan. Eso sí, prepárate para madrugar (tipo 3 o 4 de la mañana). ¿Por qué tan pronto? Porque los convoyes turísticos salen temprano para aprovechar el frescor del desierto y regresar antes de que el sol deje con insolación a medio grupo.
Otra opción, más rápida pero también más cara, es el avión. Sí, hay vuelos diarios entre Asuán y Abu Simbel, y tardan apenas 45 minutos. Perfecto si quieres ahorrar tiempo y llegar sin parecer que has cruzado el Sáhara a pie. Eso sí, ten en cuenta que normalmente los vuelos están diseñados para ir y volver en el mismo día, y no suelen dejar mucho tiempo para explorar con calma.
Si eres de espíritu aventurero (y tienes un poco más de tiempo), existe la opción de alquilar un coche con conductor. Es más flexible, puedes parar a sacar fotos cuando quieras, pero también es más caro y requiere algo más de organización. Ir por libre total no es lo más recomendable, sobre todo por las largas distancias y el control policial en la zona.
Así que, en resumen: lo más común es la excursión a Abu Simbel desde Asuán, y si el cuerpo te lo pide, puedes volar o ir con más tranquilidad en coche.
Horario y precio de entrada a Abu Simbel
Una vez tienes claro cómo vas a llegar, toca saber cuándo y cuánto. Porque sí, aunque parezca un lugar perdido en el desierto, visitar Abu Simbel tiene su horario y su entrada, como cualquier monumento que se aprecie.
El templo abre todos los días de la semana, de 5:00 a 18:00 horas. Sí, cinco de la mañana. ¿Quién abre un templo a esa hora? Pues Abu Simbel, para que puedas hacer la visita fresquito antes de que el sol te achicharre. Además, si haces la excursión temprano desde Asuán, este horario es ideal.
El precio de la entrada para extranjeros es de 240 libras egipcias (algo así como 7 euros, aunque puede variar con el cambio). Para estudiantes con carnet internacional, hay descuento, y la entrada cuesta la mitad. Un chollo, teniendo en cuenta lo que vas a ver.
También puedes contratar un guía local en la entrada si quieres una explicación más detallada. Algunos tours ya lo incluyen, pero si vas por tu cuenta, puede ser una buena idea. Los guías suelen cobrar unos 150-200 libras egipcias, y la mayoría hablan inglés o incluso español.
¿Y hay que pagar por hacer fotos? Pues sí y no. En el exterior puedes sacar todas las fotos que quieras. Pero en el interior del templo, las fotos están permitidas solo si pagas una tasa adicional. Esta ronda las 300 libras egipcias. Si decides no pagarla… bueno, mejor no te vean con la cámara encendida.
Consejo: ten preparado algo de efectivo, llega temprano y no te olvides del protector solar.
Consejos para tu excursión a Abu Simbel
Ya que estás decidido a hacer esta pedazo de excursión, aquí van algunos consejitos para que todo fluya como el Nilo. Porque no hay nada peor que llegar a un sitio increíble y no informarte antes.
- Madrugar vale la pena: Lo sabemos, lo repetimos y no es por fastidiar. Pero en serio, madrugar para ver Abu Simbel tiene recompensa. A primera hora hace menos calor, hay mejor luz para fotos y hay menos gente.
- Llévate agua y snacks: Aunque hay algún puesto en la zona, no esperes encontrar tu cadena de alimentación favorita. Estamos hablando de un sitio en mitad del desierto, así que ve preparado para ello. Agua fresquita, algo para picar, gorra y gafas de sol.
- Ropa cómoda y ligera: No es momento para ir con un outfit increíble. Piensa en tejidos que respiren bien y calzado cómodo. Vas a caminar y va a hacer calor.
- No subestimes el sol: Protector solar que aguante. Y si puedes, repítelo cada par de horas. El sol egipcio no perdona, ni aunque vayas en febrero.
- Ve con tiempo: Si decides hacer la excursión a Abu Simbel por libre, calcula bien los horarios. Tardarás unas 3 o 4 horas desde Asuán, y el convoy sale a una hora concreta. Si lo pierdes… a esperar al siguiente (o buscar plan B).
- Disfruta el momento: A veces nos obsesionamos tanto con sacar la foto perfecta que se nos olvida mirar. Tómate unos minutos para observar, respirar y sentir que estás en un sitio que ha visto pasar milenios.
Ah, y si vas en grupo, aprovecha. Nada como compartir esta experiencia con más gente que también tiene cara de no creerse lo que está viendo. Porque sí, visitar Abu Simbel en grupo es una experiencia aún más especial.
Visita Abu Simbel con un viaje en grupo a Egipto con Huakai
¿Te imaginas visitar Abu Simbel sin tener que preocuparte por los traslados, las entradas o los horarios? ¿Y si encima lo haces con un grupo de gente con tus mismas ganas de aventura? Así son los viajes en grupo a Egipto con Huakai. Tú solo vienes con ilusión, y nosotros nos encargamos del resto.
En este viaje no solo descubrirás todo lo que ver en Abu Simbel, también explorarás lugares tan alucinantes como El Cairo, Luxor, el Valle de los Reyes o el mismísimo Nilo. Y lo harás en la mejor compañía: otros viajeros con ganas de disfrutar, compartir y vivir algo único.
Nuestra excursión a Abu Simbel en grupo es uno de los momentazos del viaje. Te llevamos al templo al amanecer, cuando el sol empieza a iluminar las colosales estatuas de Ramsés II. Un planazo que, además, gana puntos cuando lo compartes con tus nuevos compañeros de aventura. ¡Fotos, risas y recuerdos para siempre!
Viajar en grupo con Huakai significa pasarlo bien, sentirte acompañado, tener todo organizado y vivir Egipto de una forma diferente, más auténtica y sin estrés. Y sí, volverás con muchas historias que contar.
Así que si llevas tiempo soñando con visitar Abu Simbel, este es el empujón que te faltaba. Vente con Huakai y haz que este viaje sea único en tu vida.