Qué ver y qué hacer en Luxor, Egipto. Guía completa - Huakai

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Luxor, ¿dónde está?

Luxor se encuentra en el sur de Egipto, a orillas del río Nilo, en la región conocida como Alto Egipto. Y sí, ya sé que suena raro lo de “alto” cuando está en el sur, pero tranquilo, no es que se hayan confundido los egipcios: simplemente lo llaman así porque es la parte más elevada en relación al curso del Nilo.

Lo que hoy es Luxor en la antigüedad fue Tebas, la capital del Imperio Nuevo. Aquí vivían faraones todopoderosos, se levantaban templos colosales y se excavaban tumbas secretas en el desierto. De hecho, toda esta zona fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Así que si estabas dudando si merece la pena incluir Luxor en tu viaje por Egipto, la respuesta es un rotundo sí. Porque no solo es historia, también es ambiente, mercados, paseos en globo y atardeceres que se quedan grabados en la memoria.

¿Cómo llegar a Luxor?

Aquí viene la típica pregunta: “vale, ya me has medio convencido, pero… ¿cómo llego a Luxor?”. Tranquilo, que no hace falta ser Indiana Jones para llegar.

Lo más habitual es que tu punto de partida sea El Cairo. Desde la capital egipcia tienes varias opciones para llegar a Luxor:

  • Avión: la forma más rápida y cómoda. En apenas una hora de vuelo ya estarás paseando entre templos.
  • Tren nocturno: la opción clásica para los viajeros con espíritu mochilero. El trayecto dura unas 9-10 horas, pero si eliges el tren cama, al menos te ahorras una noche de hotel.
  • Crucero por el Nilo: una experiencia inolvidable. Muchos barcos parten de Asuán o de El Cairo y hacen parada en Luxor. Navegarás como lo hacían los antiguos egipcios (aunque ahora con aire acondicionado, claro).
  • Van privada: al utilizar una van con chófer, tu único destino no será Luxor. Podrás descubrir numerosos lugares mientras el Nilo está de testigo

Así que ya lo sabes, si te preguntas cómo llegar de El Cairo a Luxor, tienes varias alternativas según tu estilo de viaje y tu presupuesto.

Top imprescindibles que ver y que hacer en Luxor

El Valle de los Reyes

El nombre ya lo dice todo: aquí descansan los reyes más poderosos del Antiguo Egipto. El Valle de los Reyes es uno de esos lugares que sí o sí tienes que incluir en tu lista de qué ver en Luxor. Y no es para menos. Se trata de un valle árido, escondido entre montañas, donde los faraones del Imperio Nuevo mandaron excavar sus tumbas para protegerlas de los saqueos.

Seguro que el que más te suena es Tutankamón. Su tumba fue descubierta en 1922 por Howard Carter y todavía hoy sigue siendo uno de los hallazgos más importantes de la arqueología. Aunque la tumba es pequeñita comparada con otras, tiene el mérito de haber llegado hasta nosotros casi intacta.

Pero no todo se queda en Tutankamón. Hay más de 60 tumbas y cada una es distinta. Algunas tienen pasillos larguísimos decorados con jeroglíficos y escenas de la vida del faraón. Otras tienen techos azules con estrellas que parecen recién pintados. Y lo más increíble es que muchas de esas pinturas conservan sus colores originales después de 3.000 años.

Eso sí, no todas las tumbas están abiertas al público, porque se van rotando para preservarlas. Pero tranquilo, que con las que visites vas a alucinar. Un consejo: lleva agua y gorra, porque aunque estés bajo tierra, el calor de Luxor no perdona.

El Valle de las Reinas

Si los reyes tenían su valle exclusivo, las reinas y los príncipes no podían quedarse atrás. Aquí se encuentra el famoso Valle de las Reinas, otro de los grandes imprescindibles que ver en Luxor.

Este lugar se utilizaba para enterrar a las esposas de los faraones y a algunos de sus hijos. Aunque no es tan extenso como el Valle de los Reyes, tiene algo especial. El gran tesoro de este valle es la tumba de Nefertari, la esposa favorita de Ramsés II. Y ojo, porque está considerada como “la Capilla Sixtina del Antiguo Egipto”.

Sus paredes están cubiertas de escenas en las que Nefertari aparece radiante, acompañada por dioses como Isis o Hathor. Los colores son tan intensos que parece que los pintaron ayer. Eso sí, hay truco: la entrada es bastante más cara que las otras y el acceso está limitado. Pero si te lo puedes permitir, te prometo que no te vas a arrepentir.

Además de Nefertari, hay otras tumbas interesantes, aunque no tan espectaculares. Aun así, recorrer este valle es una manera de acercarte a la vida privada de la realeza egipcia, más allá de los faraones. Y sí, también es un buen sitio para preguntarte cómo sería vivir como reina en esa época.

Templo de Hatshepsut

Si hablamos de templos únicos en Egipto, el de Hatshepsut se lleva el galardón. Este impresionante complejo funerario es una de las joyas que ver en Luxor y también uno de los más fotogénicos. Está construido a los pies de un acantilado, con tres terrazas escalonadas que se integran perfectamente en el paisaje.

Hatshepsut fue una de las pocas mujeres que llegó a gobernar Egipto como faraón. Y lo hizo a lo grande. Su templo no solo destaca por su arquitectura, sino también por los relieves que narran sus hazañas. Una de las más famosas es la expedición al misterioso “país de Punt”, un lugar con riquezas exóticas del que aún no se sabe exactamente dónde estaba.

Paseando por el templo descubrirás salas llenas de columnas, patios abiertos y capillas dedicadas a dioses como Amón-Ra. Además, desde la parte superior tendrás unas vistas espectaculares del valle y del desierto.

Un dato curioso: tras la muerte de Hatshepsut, su sucesor (y posiblemente hijastro) Tutmosis III intentó borrar su memoria, destruyendo muchas de sus estatuas y relieves. Aun así, el templo ha sobrevivido como un testimonio de su poder y de su legado.

Los colosos de Memnón

A las afueras de Luxor, en plena llanura, se levantan dos gigantes de piedra que seguro te dejan con la boca abierta. Se trata de los famosos Colosos de Memnón, dos estatuas de casi 18 metros de altura que representan al faraón Amenhotep III sentado en su trono.

Estas estatuas formaban parte de la entrada a su enorme templo funerario, que en su día fue el más grande de todo Egipto. Por desgracia, el templo quedó prácticamente destruido por terremotos e inundaciones, pero los colosos siguen allí, firmes y vigilantes.

Lo más curioso es que en la antigüedad, una de las estatuas producía un sonido al amanecer, como un silbido o un lamento. Los griegos pensaban que era la voz de Memnón, un héroe de la guerra de Troya, que saludaba a su madre, la diosa Eos, cada mañana. Por eso se ganaron ese nombre. Hoy en día ya no “cantan”, porque fueron restaurados en época romana, pero la leyenda sigue viva.

Los colosos son una parada rápida, pero imprescindible, para sentir la grandeza del Egipto faraónico. Y te avisamos: es muy probable que te encuentres a vendedores insistentes queriendo ofrecerte souvenirs. Llévalo con humor, forma parte de la experiencia.

Templo de Karnak

Si hay un lugar que demuestra lo que era el poder faraónico en todo su esplendor, ese es el Templo de Karnak. Y créenos, este sitio no es un simple templo: es el complejo religioso más grande que se construyó en el Antiguo Egipto y uno de los más impresionantes que ver en Luxor.

El templo está dedicado principalmente al dios Amón-Ra, pero durante más de 2.000 años diferentes faraones fueron ampliándolo y añadiendo capillas, obeliscos y estatuas. Pasear por Karnak es como abrir un libro de historia gigante, porque cada rincón refleja un periodo distinto.

Uno de sus lugares estrella es la Sala Hipóstila, con 134 columnas de más de 20 metros de altura. Te aseguro que caminar entre esas columnas es una experiencia que te deja sin palabras. También encontrarás obeliscos enormes, como el de Hatshepsut, que todavía se conserva en pie.

Como dato curioso, el Templo de Karnak estaba conectado con el Templo de Luxor por la famosa Avenida de las Esfinges, y una vez al año se celebraba una gran procesión entre ambos. Era el festival Opet, una de las celebraciones religiosas más importantes de la época.

Si quieres una recomendación extra, intenta visitarlo a primera hora o al atardecer. La luz crea un ambiente mágico y las fotos quedan de lujo.

Templo de Luxor

Aunque no es tan grande como Karnak, el Templo de Luxor es otro de los imprescindibles que hacer en Luxor. Está justo en el corazón de la ciudad moderna, lo que lo hace muy accesible.

Este templo también estaba dedicado a Amón-Ra y fue mandado construir por Amenhotep III, aunque Ramsés II lo amplió más tarde. Aquí todavía puedes ver la fachada con estatuas colosales y un obelisco. Bueno, en realidad había dos, pero uno fue “regalado” a Francia en el siglo XIX y hoy está en la Plaza de la Concordia en París.

Lo especial del Templo de Luxor es su ambiente. De día puedes pasear entre sus salas, columnas y estatuas gigantes. Pero de noche… ¡es otro mundo! La iluminación lo convierte en un lugar casi místico.

Además, algo curioso es que dentro del templo se encuentra la mezquita de Abu el-Haggag, construida en plena Edad Media sobre parte de las ruinas. Esto demuestra cómo Luxor ha sido un lugar sagrado durante miles de años, adaptándose a cada época.

Avenida de las Esfinges

Imagina un camino de casi 3 kilómetros flanqueado por cientos de esfinges con cuerpo de león y cabeza de carnero o humana. Pues eso es la Avenida de las Esfinges, que conecta el Templo de Karnak con el Templo de Luxor.

En su día, esta avenida era el escenario de grandes procesiones religiosas, en las que se transportaban las estatuas de los dioses en barcas sagradas. Y sí, los antiguos egipcios sabían montar buenas fiestas, porque estos rituales duraban varios días.

Durante siglos la avenida estuvo enterrada bajo la arena y las casas modernas, hasta que fue excavada y restaurada. Hoy puedes recorrer un tramo de este camino y hacerte una idea de lo impresionante que debió de ser.

Caminar por la Avenida de las Esfinges es como seguir los pasos de los antiguos sacerdotes y faraones. Además, es un buen punto para hacer fotos espectaculares, con los templos al fondo.

Ver el Templo de Ramsés III en Medinet Habu

Otro de los grandes templos que ver en Luxor, y que a veces pasa desapercibido frente a Karnak o Hatshepsut, es el Templo de Medinet Habu. Fue construido por Ramsés III y es uno de los complejos mejor conservados de toda la ciudad.

Lo más impresionante de este templo son sus relieves, que cuentan con todo lujo de detalle las batallas de Ramsés III contra los Pueblos del Mar. Verás escenas de soldados, carros de guerra y prisioneros, como si fueran un cómic en piedra.

También destacan sus columnas decoradas con flores de papiro y las puertas monumentales que todavía conservan colores originales. Pasear por Medinet Habu es mucho más tranquilo que por otros templos, ya que suele haber menos turistas. Y eso es un punto a favor, porque podrás disfrutarlo con calma y sin prisas.

Un dato curioso: alrededor del templo había un auténtico complejo administrativo y residencial. Era casi como una ciudad dentro de la ciudad, lo que demuestra la importancia que tuvo este lugar en tiempos de Ramsés III.

Zoco de Luxor, tu oportunidad para hacer compras

No todo van a ser templos y tumbas. También hay tiempo para callejear, regatear y llevarte algún recuerdo de tu viaje. El zoco de Luxor es el lugar perfecto para ello.

Se trata de un mercado lleno de tiendas y puestos donde encontrarás de todo: desde especias aromáticas hasta lámparas de colores, pañuelos, camisetas de “I love Egypt” y, por supuesto, figuritas de Nefertiti por doquier.

Eso sí, aquí entra en juego el arte del regateo. En Egipto es muy normal, y en el zoco de Luxor mucho más. No tengas miedo a bajar el precio, los vendedores están acostumbrados y, de hecho, lo disfrutan.

Más allá de las compras, el zoco es también una experiencia sensorial: olores, colores, ruido, gente que te saluda… es un lugar caótico pero con encanto. Y si te cansas, siempre puedes sentarte en una cafetería local, tomar un té de hibisco y ver la vida pasar.

Paseo en globo en Luxor, una de las mejores cosas que hacer en la antigua Tebas

Un plan que va más allá de templos y tumbas: un paseo en globo sobre Luxor. Sí, has leído bien.

Cada mañana, justo al amanecer, decenas de globos de colores se elevan sobre el Valle del Nilo. Desde arriba tendrás unas vistas impresionantes del río, los campos verdes, los templos y el desierto. Ver cómo sale el sol iluminando poco a poco los templos es una de esas experiencias que se te quedan grabadas para siempre.

Subir en globo no es solo una de las actividades más espectaculares que hacer en Luxor, también es una forma diferente de entender la magnitud de esta antigua ciudad. Desde las alturas verás cómo todo encaja: el Nilo como eje central, los templos alineados y los valles donde descansan los faraones.

Y tranquilo, la experiencia es segura y está muy bien organizada. Además, suele incluir traslado desde tu hotel, un pequeño desayuno y, por supuesto, las mejores fotos de tu viaje a Egipto.

Mapa de los imprescindibles que ver en Luxor

Vale, ya hemos hablado de templos, tumbas, globos y hasta de compras en el zoco. Pero… ¿cómo organizas todo eso en t

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David Sánchez