Llevamos casi diez años compartiendo aprendizajes, dudas, intuiciones y certezas sobre marketing verde en este blog. Diez años de proyectos, de alianzas, de campañas, de talleres, de errores y aciertos. Diez años en los que, desde Verdes Digitales, hemos acompañado a más de 400 organizaciones, empresas e instituciones que han apostado, en mayor o menor medida, por hacer las cosas de otra forma. (Lo que nosotros llamamos empresas VIP: Very Important Pourpose)
Nos hemos convertido en testigos privilegiados de una evolución profunda en el mundo de la comunicación y el marketing. Hemos visto cómo las marcas empezaban a preguntarse si comunicar sostenibilidad era solo una tendencia o algo más estructural. Y también hemos comprobado que, cuando esa pregunta se hace en serio, suele dar paso a decisiones importantes.
Porque el marketing verde no debe tratarse como un estrategia decorativa, sino como una forma de transformar y generar cambios.
Y por eso seguimos aquí, escribiendo sobre ello. Porque comunicar sostenibilidad no es sencillo. Pero sí es urgente.
De que hablamos...
¿Qué entendemos por marketing verde?
La expresión “marketing verde” tiene muchas definiciones, algunas más técnicas, otras más inspiradas. Nosotros, en Verdes Digitales, preferimos explicarlo desde la práctica. Para nosotros, hacer marketing verde es integrar la sostenibilidad en la raíz del mensaje, del propósito y de la forma en la que una organización se relaciona con sus públicos.
Es decir: no se trata solo de hacer campañas bonitas sobre reciclaje o biodiversidad. Tampoco basta con poner hojas verdes en el logo. El marketing verde es una forma de entender la comunicación como parte del compromiso ambiental, social y económico de una marca.
Esto implica hablar de sostenibilidad no solo cuando conviene, sino cuando es necesario. Reconocer los límites. Apostar por la coherencia. Contar también lo que queda por hacer.
Y sobre todo, implica mirar hacia dentro antes de comunicar hacia fuera. Porque la comunicación con propósito no se inventa: se construye.
De Kotler al cambio climático: el marketing como herramienta de impacto
No podemos hablar de marketing verde sin recordar al padre del marketing: Philip Kotler, quien definió las tres grandes etapas del marketing moderno: del enfoque centrado en el producto (1.0), al consumidor (2.0), y después a los valores (3.0).
Este último paso, el marketing centrado en los valores, fue el primero en reconocer que las marcas no solo venden cosas, también venden ideas, modelos de vida, referencias culturales. Desde ahí, surgió una nueva forma de hacer marketing, más humana, más conectada con los retos sociales, más atenta al entorno.
En nuestro artículo sobre marketing 3.0, abordamos cómo este enfoque se ha convertido en la base del marketing verde: una estrategia que no busca únicamente convencer, sino también conectar, sensibilizar y transformar.
¿En qué se diferencia el marketing verde del marketing «clásico»?
Una de las confusiones más frecuentes es pensar que el marketing verde es simplemente marketing tradicional aplicado a productos ecológicos. Nada más lejos.
El marketing tradicional tiene como fin último la conversión. Busca influir en las decisiones de compra de forma persuasiva, a menudo emocional, pero sin hacerse demasiadas preguntas sobre el impacto que esas decisiones puedan tener.
El marketing verde, en cambio, parte de una preocupación real por el contexto en el que vivimos: cambio climático, pérdida de biodiversidad, desigualdad, crisis energética. No pretende esconder estas realidades, sino generar acciones y estrategias con ellas. Propone otro tipo de comunicación: más pausada (cada día más necesario!!!), más transparente, más ética.
Se trata, por tanto, de no vender promesas imposibles. Se busca proponer alternativas posibles. Ejemplo: no decir “lo nuestro es lo mejor”, decir “esto es lo que estamos intentando hacer mejor”. Esa diferencia lo cambia todo: el tono, el enfoque, el lenguaje, incluso los canales.
¿Por qué apostar por el marketing verde? (y por qué ahora)
Es contingente. La respuesta corta sería: porque no queda otra. Pero vamos a desarrollarla un poco más.
Apostar por una estrategia de marketing verde no solo mejora la percepción de marca. También permite abrir nuevas conversaciones con los públicos, identificar oportunidades de innovación, atraer talento comprometido y, sobre todo, generar confianza.
Vivimos en un tiempo en el que la ciudadanía exige autenticidad, coherencia y compromiso real. Ya no vale con decir “somos sostenibles”: hay que demostrarlo. Y eso requiere una estrategia de comunicación bien pensada, capaz de llegar a equilibirar lo institucional con lo emocional, lo técnico con lo inspirador.
En nuestro artículo sobre estrategias de marketing verde, detallamos cómo este enfoque puede implementarse paso a paso en cualquier tipo de organización, adaptado a sus recursos y a su contexto.
Greenwashing: el enemigo de la confianza
Uno de los grandes riesgos de este enfoque es el greenwashing: aparentar más compromiso del que realmente se tiene. Y no es solo un problema ético: es un error estratégico.
Los consumidores hoy están mucho más atentos y atentas. Detectan inconsistencias, discursos vacíos, cifras maquilladas. Y cuando perciben que una marca no es honesta, el daño dee reputiación que se generar es difícil de revertir.
Hemos hecho varios artículos en el blog hablando de washing: greenwashing, socialwashing, pinkwashing, etc. todo tipo de formas y colores con los que engañar a un consumidor cada día más conectado y enterado. Un caros error. Por no hablar de la nueva directiva europea, un muro más para aquellas empresas que no quieren hacer las cosas de forma honesta.
España: un ecosistema con potencial en marketing verde
España tiene un ecosistema cada vez más activo en torno a la comunicación en sostenibilidad. Nacen como setas más agencias como la nuestra, especializadas en marketing en valores. Esto, a diferencia de lo que podría parecernos, es realmente positivo. Tener competencia en un sector que promueve la divulgación, la sensibilización y la transformación es algo genial que cambia el mundo. Tener competencia es más sano que nunca, y eso implica que hay demanda, empresas que precisan de estrategias comprometidas.
Hace 10 años, cuando nacimos como agencia «todo era campo», y tras más de 400 proyectos a nuestras espaldas podemos decir que existe un precioso ecosistama de empresas y entidades que valoran su comunicación más allá del mensaje, y buscan desde ahí mejorar sus entorno cercano y global.
Queremos que España sea más que un hub de innovación: queremos que sea un hub de sostenibilidad comunicada con rigor y creatividad. Y para eso, necesitamos más marketing verde. Más agencias alineadas. Más profesionales formados y formadas.
¿Hacia dónde va el marketing verde en 2025?
No somos gurús, ni lo pretendemos, pero empezamos a olernos ciertos cambios, ciertos caminos que se abren:
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La transparencia será radical o no será. Contar el impacto ya no es suficiente: habrá que mostrar los procesos, las dudas, las tensiones.
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El diseño de experiencias será más regenerativo: no solo reducir el daño, sino aportar valor social y ecológico.
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La inteligencia artificial entrará con fuerza, pero exigirá una mirada crítica sobre su uso ético y energético.
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Y las alianzas serán clave: ninguna organización puede transformar sola el mundo.
En este post de finales de 2024 hablábamos de esos cambios que veíamos a futuro, y algunos se cumplieron. No decimos nada ;D
Comunicar es también transformar
El marketing verde no es una moda. Es una evolución lógica y necesaria del marketing en tiempos de crisis social y ambiental. No sustituye al marketing tradicional: lo desafía, lo complementa, lo amplía.
En Verdes Digitales llevamos casi 10 años caminando en esa dirección. Y lo seguiremos haciendo, ¡no quepa duda! Porque creemos en el poder de las palabras, de las imágenes, de las narrativas.
Empezamos hace diez años con un #BeGlocal (enfocado a pensar desde lo local y global), seguimos con un #MuyVerdes (hablando de la importancia y el compromiso) y seguimos con fuerza hacia un mundo lleno de #EmpresasVIP (Very Important Poupose, porque sin propósito, no hay futuro)