¿Puede la ayuda militar europea a Ucrania llenar el vacío estadounidense?

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Tema
El grado en que Europa puede sustituir la ayuda militar estadounidense a Ucrania.

Resumen
Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, Washington ha tenido un papel capital para repeler la invasión rusa de Ucrania. La ayuda estadounidense no sólo ha consistido en el envío de sistemas de armas que han mostrado una gran eficacia en el campo de batalla –como los antitanque Javelin o los lanzacohetes HIMARS– sino también en el apoyo en inteligencia. Sin las capacidades estadounidenses, la posición militar ucraniana se vería muy debilitada en favor de Rusia. Este documento analiza las distintas capacidades que ha aportado Estados Unidos a Ucrania, las calidades de cada uno de ellos y su grado de reemplazabilidad par parte de los países europeos.

Análisis

1. Los sistemas de armas estadounidenses

Durante la mayor parte de la guerra en Ucrania, Estados Unidos (EEUU) ha sido el principal suministrador de ayuda militar a Kyiv. Esta fue especialmente decisiva en las semanas previas a la invasión rusa y en el periodo de 2022-2023. Posteriormente, la puesta a punto de la industria europea y sobre todo el bloqueo republicano a la aprobación de nuevos paquetes de ayuda militar en el Congreso, redujeron en parte la importancia de los envíos estadounidenses. Sin embargo, este flujo volvería a aumentar en relevancia en abril de 2024 tras la aprobación del paquete de 60.000 millones. Según datos del Kiel Institute, EEUU ha enviado a Ucrania ayuda por valor de 114.200 millones de dólares, mientras que la cifra de la ayuda europea –incluyendo a los Estados miembros– asciende a 132.300 millones. Cabe resaltar que el valor añadido de la ayuda estadounidense está en el hecho de que es mayoritariamente militar, a diferencia del procedente de las instituciones europeas, que es íntegramente financiero.

En este contexto, los sistemas de armas suministrados por EEUU han desempeñado un papel fundamental en el terreno. Algunos de ellos se han convertido en elementos clave para las operaciones defensivas y ofensivas de las fuerzas ucranianas. El primero a destacar son los sistemas portátiles antitanque Javelin. EEUU comenzó a enviar estos sistemas durante la primera Administración Trump, aunque los envíos se aceleraron en los prolegómenos de la invasión rusa. Los Javelin se mostraron muy eficaces en las primeras semanas de la guerra, hostigando a las formaciones rusas y destruyendo un gran número de blindados. El ejército ucraniano consiguió no solo infligir grandes pérdidas a las fuerzas rusas, sino que desbarató los planes de un ataque relámpago exitoso sobre Kyiv.

El siguiente sistema por destacar es el HIMARS, un lanzacohetes múltiple ligero montado en un camión militar con munición GMLRS guiada por GPS. Este sistema se introdujo en la guerra en verano de 2022 donde se mostró decisivo para dañar la logística rusa y destruir objetivos como depósitos de munición o centros de mando. Este tipo de ataques resultaron determinantes para dañar las posiciones de Moscú en el sur de Ucrania en el contexto de la ofensiva ucraniana en Jersón, cuya ciudad recapturó el ejército ucraniano en noviembre de 2022. En este sentido, el fin de los envíos de los cohetes GMLRS daría al ejército ruso mucha más libertad de movimiento a lo largo de decenas de kilómetros detrás de las líneas del frente.

Cuando el conflicto se estancó y la guerra de movimientos dio paso a un conflicto de desgaste, la artillería se convirtió en el arma principal en Ucrania. EEUU envió los sistemas M-777 con munición de 155 mm (reglamentaria en la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN) que se mostró un arma esencial no sólo en períodos de estancamiento y guerra de posiciones, sino también a la hora de realizar operaciones ofensivas –es esencial para desgastar las defensas enemigas– y defensivas –efectiva tanto contra soldados a pie como contra vehículos blindados–. Durante el período 2023-2024, Washington era uno de los principales suministradores de cartuchos de artillería a Ucrania, lo cual provocó que cuando se congeló la ayuda, el ejército ucraniano tuviera que racionar su munición durante meses. La consecuencia fue que el ejército ruso pudo alcanzar una superioridad significativa en potencia de fuego cuyo resultado fue el aumento de bajas ucranianas en todo el frente, particularmente durante la batalla de Bajmut. A pesar del esfuerzo europeo por producir más munición de artillería (o adquirirla de terceros países), EEUU representa actualmente la mitad del suministro de proyectiles de artillería de 155 mm del ejército ucraniano.

Las defensas antiaéreas ucranianas se resentirían significativamente con el fin de la ayuda estadounidense. Washington suministra a Kyiv el sistema antiaéreo Patriot, que se ha mostrado muy efectivo para interceptar los ataques de drones y misiles rusos desde la primavera del 2023. Los misiles Patriot tienen la capacidad de detener los misiles hipersónicos y balísticos rusos, algo que no todos los sistemas de los que disponen los ucranianos pueden. Al igual que ocurrió con otros sistemas, el retraso de la aprobación del paquete de ayuda de 60.000 millones en el Congreso provocó que las defensas antiaéreas ucranianas tuvieran más dificultades para interceptar los drones y misiles rusos debido a la escasez de interceptores. Esto provocó un aumento de la vulnerabilidad ucraniana tanto en lugares estratégicos del frente como en ciudades.

Cabe destacar los envíos de vehículos blindados de transporte de soldados M113 y Humvees, así como los vehículos de combate de infantería Bradley. Estos blindados no sólo son esenciales para llevar a cabo operaciones ofensivas o defensivas (aportan velocidad en la reacción y son esenciales para realizar contraataques) sino también por su resiliencia. Si son alcanzados por drones y artillería no implica que vayan a ser destruidos gracias a su blindaje. Lo que en definitiva ayuda a que los integrantes del vehículo estén mucho más a salvo. Por último, el envío de misiles balísticos ATACMS dotó al ejército ucraniano de alcanzar objetivos rusos en la profundidad rusa. Su alcance de 300 kilómetros y su precisión provoca que las fuerzas de Ucrania puedan dañar la logística, depósitos de munición que los cohetes GMLRS no pueden alcanzar. Otra área importante es el mantenimiento, las piezas y la asistencia técnica estadounidense. La suspensión de la ayuda provocaría con el tiempo una degradación y desgaste de la disponibilidad del material militar.

Es cierto que la suspensión de los envíos de sistemas estadounidenses a Ucrania no tendría un efecto negativo inmediato en el campo de batalla. Actualmente, el ejército ucraniano es menos dependiente de las armas estadounidenses, ya que su enfoque defensivo se basa en el uso de grandes cantidades de drones y de minas para desgastar al ejército ruso. Todo este material está siendo producido en Ucrania. Por tanto, el uso, por ejemplo, de artillería es menor, aun así, la suspensión de la ayuda significaría para Ucrania racionar su munición lo que llevaría a una mayor superioridad de potencia de fuego rusa. Asimismo, el fin de la ayuda estadounidense tendría mayor impacto a medio plazo traduciéndose en mayores bajas ucranianas y en la necesidad de ceder más territorio a Rusia.

2. Inteligencia, logística y mando

EEUU es el proveedor de muchos de los principales sistemas de armas que utiliza el ejército ucraniano para hacer frente a la invasión rusa. Pero Washington no sólo es decisivo en el envío de armas, también en la logística donde Europa es muy dependiente, pero sobre todo en las capacidades de vigilancia espacial o recogida de información e inteligencia. Las capacidades de inteligencia estadounidenses permiten a Ucrania entender la situación estratégica de la guerra al proveer de información sobre las acciones de Rusia o las intenciones que tiene. Desde un punto de vista táctico, Washington ayuda al ejército ucraniano con la fijación de blancos, por ejemplo. Es decir, dotan a Kyiv de un conocimiento profundo del campo de batalla y de una serie de ventajas que han permitido a las fuerzas ucranianas resistir tres años y desgastar significativamente al ejército ruso.

Las capacidades de recogida de información estadunidenses permiten al ejército ucraniano monitorizar los aviones rusos y predecir así donde van a bombardear, el movimiento de los soldados rusos en el frente, los suministros de armas y, por ende, la logística de Rusia. También los depósitos de municiones y centros de mando militares. Asimismo, Washington ayuda a guiar los ataques con drones y misiles ucranianos en la profundidad rusa. Por ejemplo, los misiles británicos Storm Shadow dependen de la información geoespacial estadounidense para fijar sus blancos. El ejército ucraniano tiene la capacidad de reconocer el terreno a poca distancia gracias a sus drones, pero en territorio ruso requieren de los “ojos” estadounidenses. Washington cuenta con oficiales en el Comando Europeo (EUCOM) que utilizan inteligencia artificial para fusionar datos procedentes de imágenes de satélite, inteligencia electrónica y otras fuentes para identificar objetivos de alto valor. Sin la inteligencia estadounidense, el ejército ucraniano tendría más dificultades para la selección dinámica de objetivos.

Otro de los aspectos donde la ayuda estadounidense ofrece un valor añadido a Ucrania en comparación con la europea son las comunicaciones. Starlink, propiedad de Elon Musk, es ampliamente utilizada por el ejército ucraniano dependiendo de ese sistema para sus comunicaciones y para operar a sus drones. Ucrania cuenta con aproximadamente 42.000 terminales de Starlink operativas que se conectan vía wifi satelital, de las cuales la mitad están financiadas por Polonia. Ucrania podría plantearse la sustitución de Starlink o al menos reducir su dependencia (por ejemplo, el uso de la fibra óptica para operar los drones), pero las alternativas disponibles son inferiores y más susceptibles a la guerra electrónica rusa.

Durante la guerra, EEUU ha estado implicado significativamente en el desarrollo de las operaciones militares ucranianas, tanto en su concepción como en su ejecución. Una de las acciones más importantes de Washington durante la guerra fue el apoyo prestado a Ucrania para que pudiera realizar con éxito la ofensiva relámpago de Jarkov en septiembre de 2022. Por aquel entonces, EEUU había suministrado a Ucrania ayuda militar por valor de 14.500 millones de dólares de entrenamiento en tácticas de la OTAN a soldados e información para ayudar a planificar las operaciones. Durante meses, oficiales ucranianos y estadounidenses se reunieron en numerosas ocasiones de forma bilateral para planificar los mejores pasos a seguir en el conflicto. En estas reuniones, en donde el Pentágono estuvo muy involucrado, se decidió las contraofensivas de Jersón y Jarkov de 2022.

En los últimos meses de verano, los aviones espía estadounidenses realizaron un gran trabajo durante semanas para recoger datos por todo el frente mientras los satélites ofrecían información en tiempo real del teatro de operaciones a los planificadores de la futura ofensiva. Estas acciones fueron clave para poder detectar las debilidades de las defensas rusas, especialmente en Jarkov donde las líneas rusas estaban más desguarnecidas. La inteligencia estadounidense también indicó que Moscú tendría serias dificultades para reforzar el frente norte en caso de ofensiva ucraniana. La operación ucraniana fue un éxito provocando un colapso ruso en el norte y recapturando localidades estratégicas como Izium y Kupiansk en el lapso de unos días. Mientras tanto, en el sur, debido a las presiones ucranianas, las fuerzas rusas tuvieron que retirarse cediendo la ciudad de Jersón en noviembre. Una de las derrotas más duras para Moscú.

Otra de las operaciones más importantes de la guerra en Ucrania en donde Washington tuvo un papel capital fue en la contraofensiva ucraniana de primavera-verano de 2023. EEUU tuvo una profunda implicación en la planificación militar de la contraofensiva que comenzó a principios de 2023 con reuniones bilaterales con militares de Ucrania y el Reino Unido. Durante semanas se organizaron wargames en la base estadounidense de Wiesbaden (Alemania), para planificar la mejor estrategia a seguir. Washington además lideró los suministros de ayuda a Kyiv, como el envío de tanques (Alemania no accedió a ceder los Leopard hasta que la Administración Biden dio luz verde a la transferencia de los Abrams) y de vehículos blindados esenciales para las operaciones ofensivas previstas. EEUU coordinó a sus socios occidentales en cuanto a las necesidades del ejército ucraniano y lideró el esfuerzo para perfeccionar un plan de campaña viable y detallado. A pesar del apoyo estadounidense, la contraofensiva ucraniana –que tenía como objetivo romper el frente y dividir al ejército ruso en el sur– fracasó, y, de hecho, durante semanas hubo muchas diferencias de opiniones entre los liderazgos militares de Kyiv y de Washington acerca de cómo afrontar las operaciones.

Por último, respecto al debate sobre la necesidad de enviar soldados europeos a Ucrania en el contexto de un alto el fuego, es racional que los países europeos sigan pidiendo el apoyo estadounidense, no sólo por la necesidad de que Washington ejerza de potencia disuasoria, sino también por la incapacidad europea para realizar grandes despliegues de tropas. El hipotético despliegue de tropas europeas en Ucrania necesitaría las capacidades estadounidenses de inteligencia, sistemas antiaéreos y mando y control. Esto último refiriéndose a las instituciones e individuos que coordinan y dirigen las formaciones militares. Todos los líderes del Cuartel General Supremo de las Potencias Aliadas en Europa de la OTAN han sido capitaneados por estadounidenses. Washington es quien ostenta el liderazgo estratégico de la alianza además de proporcionar los enablers (facilitadores militares) necesarios. La falta de un mando único en la OTAN (sin EEUU) imposibilita el efectivo despliegue de tropas y activos en las operaciones.

De hecho, las fuerzas armadas estadounidenses son las únicas capaces de gestionar y coordinar operaciones a nivel de cuerpos de un ejército (unos 20.000 soldados) o división (unos 10.000 soldados). Para desplegar este tipo de unidades se necesitan medios de comunicación y análisis de mayor envergadura que los utilizados por los ejércitos europeos en las últimas décadas. La logística es otro reto significativo. También en este caso, el ejército estadounidense dispone de la mayor parte de las capacidades de transporte y reabastecimiento en vuelo.

3. Capacidad europea para reemplazar a EEUU

Los países europeos tienen la capacidad suficiente para poder armar a Ucrania. Europa tiene multitud de sistemas a su disposición, sin embargo, lo relevante en muchos casos es la cantidad y el flujo de sistemas que pueda aportar al ejército ucraniano. Aumentar la base industrial de defensa y su capacidad de producción es indispensable para poder reemplazar el vacío estadounidense. En este sentido, en cuanto a la producción de artillería, Europa está en una mejor situación que en años anteriores. Por lo tanto, los sistemas y munición de artillería entrarían dentro del rango de lo más fácilmente reemplazable. Además, cabe mencionar las propias capacidades ucranianas en el desarrollo de producción de drones. El uso masivo de drones ha sido una característica del ejército ucraniano cada vez más extendida, de hecho, los drones son causantes de entre el 60 y el 70% de las bajas rusas.

Respecto a la reemplazabilidad de los sistemas antitanque Javelin, no sólo Ucrania tiene a su disposición millones de drones que se han mostrado muy eficaces contra los vehículos rusos, sino que Europa tiene la alternativa del sistema NLAW diseñado por el Reino Unido y Suecia. Aun así, el NLAW, no sólo es más ligero, sino que dispone de un tercio del rango que su contraparte estadounidense.

Más dificultades tendrían los europeos para reemplazar las capacidades que dotan los HIMARS a Ucrania. Europa dispone de lanzadores de cohetes múltiples como alternativa como el francés Lance-Roquette Unitaire (LRU) y el alemán MARS II, que, sin embargo, es menos móvil que el HIMARS, más lento y por tanto sería un blanco más fácil. En cualquier caso, una de las capacidades pr

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Pablo del Amo