El Club de Exportadores pide una revisión de la política comercial europea ante el retroceso del comercio internacional y la pérdida de competitividad
- La exportación, que ha sido el principal factor de crecimiento del PIB europeo, ha caído o se ha estancado en los últimos años
- El 25 % del PIB europeo depende de las exportaciones extracomunitarias
Madrid, 27 de mayo. – En un momento de elevada incertidumbre económica y creciente tensión geopolítica, el Club de Exportadores e Inversores Españoles ha publicado una nueva Nota Técnica titulada “Tensiones comerciales y desglobalización: retos para la estrategia exportadora de la UE” firmada por el presidente del Club, Antonio Bonet. El documento advierte que la Unión Europea se enfrenta a un riesgo real de deterioro en su proyección internacional si no adapta su política comercial al nuevo escenario global.
Según el documento, casi el 25% del PIB europeo depende de las exportaciones extracomunitarias, un dato relevante en un contexto en el que éstas han caído o se han estancado en los últimos años. A pesar de que la exportación de bienes ha sido el principal motor de crecimiento del PIB en la UE en las últimas décadas, los últimos datos confirman una preocupante tendencia a la baja, especialmente en grandes economías como Alemania, Francia, Italia, España o Países Bajos.
Bonet destaca que “la pérdida de competitividad de las empresas europeas está íntimamente relacionada con el exceso de regulación interna y con un entorno geopolítico cada vez más proteccionista”.
Una economía en retroceso
La UE ha visto reducida su cuota del PIB mundial del 22% en el año 2000 al 16% en 2023, a lo que se le añade un descenso de la productividad europea del 90% al 80% respecto a la de Estados Unidos entre 1995 y 2023. Lo que ha permitido a la UE tener un crecimiento económico positivo, aunque muy reducido, ha sido la exportación extracomunitaria de bienes y servicios que creció un 99,7% entre 2010 y 2023. Este fuerte crecimiento ha sido posible gracias a la globalización y a la firma de acuerdos comerciales por parte de la UE.
La ralentización del comercio internacional, los nuevos aranceles impuestos por EE. UU., la tensión creciente con China, la fragmentación y reconfiguración de las cadenas de suministros globales y la proliferación de barreras regulatorias están poniendo a prueba la competitividad de las empresas europeas. Al mismo tiempo, la UE ha optado por una estrategia de Autonomía Estratégica Abierta que, pese a sus objetivos legítimos, está generando efectos secundarios no deseados sobre la actividad exterior.
El Club advierte sobre una serie de medidas adoptadas por la UE que, si bien responden a principios legítimos, como la sostenibilidad o los derechos humanos, pueden generar efectos contraproducentes para el sector exportador europeo:
- Normativas medioambientales que elevan los costes de producción frente a competidores menos exigentes.
- Objetivos de descarbonización que generan dilemas estratégicos entre impulsar una industria propia o depender de importaciones subvencionadas más baratas, principalmente de China, que pueden hacer desaparecer ciertas industrias europeas.
- Directivas como la de Diligencia Debida (CSDDD), que pueden imponer nuevas cargas regulatorias a las empresas europeas con efectos indirectos sobre su competitividad exterior.
- Normativas contra la deforestación y nuevas herramientas regulatorias como el Instrumento contra la Coerción, que podrían provocar represalias por parte de terceros países.
Un llamamiento a repensar la estrategia exportadora
Ante este escenario, el Club de Exportadores urge a las instituciones europeas a replantear su estrategia comercial y regulatoria para salvaguardar la competitividad del tejido empresarial europeo en un contexto de desglobalización creciente. Entre las medidas propuestas por el Club, destacan, por ejemplo, revitalizar la Organización Mundial del Comercio (OMC) y preservar el sistema multilateral como base del comercio internacional; revisar las disposiciones más lesivas de la Autonomía Estratégica Abierta, como la directiva de Debida Diligencia, que afecta a toda la cadena de suministro europea; reimpulsar los acuerdos de libre comercio, en particular con Mercosur; y moderar la exigencia de incorporar cláusulas no comerciales que bloquean la negociación con terceros países o analizar el impacto de la regulación europea en la competitividad exterior, mediante un grupo de trabajo específico dentro de la Comisión.
“Es esencial, por tanto, reformular la política comercial de la UE y revisar otras políticas regulatorias con el objetivo de limitar los efectos perversos que puede tener una caída de las exportaciones de bienes y servicios de la UE”, concluye Bonet.