Se celebró en Madrid durante la primera quincena de junio para analizar con empresas y organizaciones la creciente complejidad que plantean los factores sociales e institucionales de los entornos locales donde se implantan proyectos de infraestructuras y, en consecuencia, la importancia de gestionar la legitimidad social para poder desarrollar proyectos más competitivos, sostenibles y arraigados.
La sesión centró el debate en algunos de los aspectos que más interés generaron en la primera sesión de octubre pasado:
- La evolución de la sociedad, cada vez más movilizada y desconfiada hacia las instituciones y las empresas y más receptiva a la simplificación del discurso y de los mensajes.
- La judicialización como uno de los principales obstáculos de tipo administrativo y social que afecta el desarrollo de los proyectos.
- La necesidad de disponer de procedimientos y especialistas en gestión social en las empresas para acompañar el desarrollo de los proyectos y de crear una cultura transversal en toda la organización.
- La reclamación de corresponsabilidad a todos los agentes implicados (Administración, medios, grupos sociales, centros de estudios…) de modo que se puedan desarrollar los proyectos energéticos necesarios y hacer frente al reto colectivo de la emergencia climática.
En el debate realizado se destacó que, aunque no hay una receta infalible, sí que existen factores clave que deben tenerse en cuenta para obtener la licencia social, entre los cuales:
- Tener un desempeño estratégico, prioritario y sólido de la empresa respecto a la gestión social de los proyectos.
- Anticiparse, empezando a actuar en las fases iniciales de los proyectos.
- No improvisar y disponer de un plan, herramientas y personas dedicadas (y legitimadas).
- Tener una actitud de escucha y de relación honesta con los grupos de interés.
- Ser transparentes y explicar los proyectos de forma comprensible.
- Hacer muy buenos proyectos, adaptados al territorio y estar dispuestos a hacer modificaciones en los planteamientos y a generar valor compartido con el entorno.
En definitiva, la experiencia nos muestra que cuando realizamos una gestión social adecuada desde el primer momento evitamos riesgos y costes para el proyecto, que pueden llegar a ser determinantes y, por el contrario, nos permite consolidar proyectos más positivos, arraigados, competitivos y sostenibles para la empresa y para la sociedad. Por ello, es importante definir dentro de la empresa modelos de licencia social o community engagement, crear cultura interna y capacitar a los equipos. Al fin y al cabo, la gestión social merece ser una función estratégica de la empresa, en un rango parecido a la ingeniería del proyecto, el análisis ambiental o la valoración de los riesgos técnicos o financieros.
Además, en el workshop se puso de manifiesto que el hecho de compartir entre empresas la experiencia, las buenas prácticas, el conocimiento e, incluso, demandas o reivindicaciones dirigidas a interlocutores externos, puede ser de gran valor para disponer de mejores herramientas y avanzar hacia la eficiencia y la sostenibilidad de los proyectos y, en definitiva, hacia la neutralidad climática.
Participaron en la sesión Lluís Inglada y Jordi Martínez, directores de Gestión e Innovación de Territorio y de Comunicación del Institut Cerdà, respectivamente, y representantes de Amazon, Cellnex, Cemex, EDP España, Enagas, Endesa-Enel, Exolum, Genia Bioenergy, ICL, Lightsource bp, Repsol y Veolia.
