El clima cambia, el Mediterráneo arde: la crisis climática avanza y la solución está en la naturaleza - Fundación Global Nature

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En lo que llevamos de verano, el mar Mediterráneo ha alcanzado temperaturas propias de los trópicos. Desde Málaga hasta Sicilia, el agua supera los 28 °C, las anomalías de las que todos los medios hablan es de más de 5 grados. Un calentamiento muy rápido, preocupante, peligroso para la vida. En Dragonera, Baleares, se han registrado 30,55 °C. 

Estas cifras no son solo récords: son síntomas. Síntomas de un sistema climático que se desestabiliza, de un modelo productivo que agota y de una sociedad que aún no ha comprendido la urgencia del cambio.  Sabemos que el  problema es estructural, el modelo de producción y consumo actual que ha roto los equilibrios del planeta. Es la quema masiva de combustibles fósiles, la deforestación, la agricultura intensiva, la urbanización descontrolada y la sobreexplotación de recursos. Es un sistema que ha convertido la Tierra en un horno y que nos devuelve la factura en forma de olas de calor, sequías, danas, incendios, pérdida de biodiversidad, inseguridad alimentaria, migraciones forzadas y enfermedades emergentes.

Desde la Fundación Global Nature llevamos más de 30 años trabajando con rigor técnico y compromiso ético para proteger la biodiversidad, restaurar ecosistemas y acompañar a empresas y agricultores en su transición hacia modelos sostenibles. Por eso sabemos que ya no basta con adaptarse, es urgente entender el origen del problema para actuar juntos y rápido, y evitar que se agrave. Desde Global Nature estamos trabajando en red con muchos que han entendido ya que la restauración ecológica debe convertirse en el eje central de nuestra respuesta al cambio climático.

La reciente aprobación de la Ley de Restauración de la Naturaleza de la Unión Europea es una oportunidad histórica. Por primera vez, los Estados miembros están obligados a recuperar ecosistemas degradados —bosques, humedales, praderas, estuarios— que no solo almacenan carbono, sino que amortiguan olas de calor, regulan el agua y sostienen la vida. Y por eso junto a administraciones, empresas, quienes conforman los territorios de nuestro país, uno de los más biodiversos de Europa, sabemos que tenemos el potencial de liderar esta transformación.

Anomalías de temperatura superficial del mar a 2 de julio de 2025 (referencia 1971–2000) Fuente: Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE UU (NOAA)

Pero restaurar no es solo plantar árboles. Es repensar cómo producimos, cómo consumimos, cómo habitamos el territorio. Es dejar atrás la lógica que nos ha llevado aquí y abrazar una visión regenerativa: dejar crecer las soluciones. Significa apostar por la ganadería extensiva, por una agricultura adaptada al clima, por ciudades que renaturalizan sus espacios y por empresas que integran la biodiversidad en el centro de su estrategia.

El Mediterráneo arde, y con él, nuestra falsa sensación de normalidad. Las noches tropicales se multiplican, la brisa marina desaparece, y especies invasoras como el pez león amenazan nuestros ecosistemas. Es solo un ejemplo de que estamos en un punto de inflexión.

Desde la Fundación Global Nature, creemos firmemente que la restauración ecológica es un eje clave para la sostenibilidad empresarial y social. Es una inversión en nuestro futuro, en nuestra salud y en la resiliencia de nuestro planeta. El desafío es inmenso, pero también lo es nuestra capacidad de adaptación y de innovación. Es hora de entender que nuestra realidad está cambiando drásticamente debido al cambio climático, y que solo a través de la acción conjunta y la regeneración activa podremos asegurar un futuro viable para las próximas generaciones

La buena noticia es que aún estamos a tiempo. Y que sabemos cómo hacerlo. Lo hemos demostrado en más de 100 humedales restaurados, en alianzas con agricultores, en proyectos europeos y locales. Pero necesitamos escala. Necesitamos ambición. Y necesitamos voluntad.

Porque restaurar la naturaleza es restaurar nuestra capacidad de hacer de nuestro territorio habitable, de recuperar el equilibrio en el lugar que habitamos.

8 julio, 2025

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