Lo ocurrido en Torre Pacheco nos ha hecho horrorizarnos una vez más. Sin embargo, no ha hecho saltar las alarmas, porque desgraciadamente las alarmas llevan mucho tiempo encendidas. No ha sido la primera vez que un hecho aislado deriva en una ola de violencia racista hacia cualquier persona migrante o racializada; que ya se encargan de decirnos que aunque sean españolas, lo son menos que alguien con la piel blanca.
Se ha escrito mucho estos días sobre qué aportan las personas migrantes, se han desplegado datos por doquier para mostrar que ellas también contribuyen, que nuestra economía se para sin ellas, que no que no hay que meter a todas en el mismo saco y que la criminalidad está en sus tasas más bajas. Se han movilizado también las organizaciones de la sociedad civil, las lideradas por personas migrantes, se han convocado manifestaciones en muchas ciudades en repulsa a lo que estamos viviendo. También son muchas personas españolas de raza blanca las que han dicho que así no.
En un par de semanas todo pasará, pero el odio continuará y esperará la próxima vez que prenda la llama para volver a su cacería. Hace apenas una década algo con el nombre “Deport Them Now” no hubiese sido posible, la sociedad española habría estado totalmente en contra. Hoy nos encontramos con una sociedad en la que calan los bulos, en la que la inmigración llegó a ser casi el principal problema gracias a la propaganda de la ultraderecha y los racistas. Una sociedad a la que si le hubiesen preguntado si se considera racista hubiese dicho un claro no (aunque lo sea), ahora ya no está clara la respuesta. Estamos en un punto en el que el rechazo a quien no es de raza blanca, no nos parece mal del todo, en el que hasta llegamos a entender que, claro, con lo que ha pasado en Torre Pacheco, como no vamos a “defendernos”.
A pesar de esto, estamos seguras de que la gran mayoría de la sociedad española no piensa eso y se horroriza con lo que está pasando, lo comenta en su grupo de amigas y ya. Pero ya no basta con mirar la tele y lamentarlo, no es suficiente con pensar que esto no está bien. Las personas comprometidas con la democracia, que creemos que las personas tienen derechos humanos, que podemos ser más o menos activas… ha llegado el momento de ir un paso más allá. No podemos ponernos de perfil, no podemos simplemente criticar a la ultraderecha y esperar que el temporal amaine solo, no podemos ser simplemente pasivas ante lo que está ocurriendo y lo que está por venir.
Debemos ser más decididas, más comprometidas, más activas, que se nos oiga más alto. Debemos estar ahí junto a las personas migrantes, racializadas, mano a mano en una lucha, conta el odio, que no les atañe solo a ellas; una lucha que interpela directamente a la sociedad que queremos construir y en la que estamos orgullosas de vivir. Es el momento de estar con tu vecina, con tu amiga, con la madre de tu cole, al lado de los niños y niñas que has visto crecer. Porque sí, son las autoridades, los jueces, los gobiernos quienes deben poner fin a la impunidad en torno al odio, y nosotras las que debemos mostrar que queremos vivir en paz con nuestras vecinas y vecinos con derechos para todas. Vayan a las concentraciones, hablen de esto en sus círculos, incluso en el bar, denle un abrazo su vecina, cada gesto cuenta para construir una sociedad donde no quepa el odio.
María Bastante y Carol García.
