Midiendo las dependencias comerciales directas e indirectas “de y con” EEUU: Una primera aproximación

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Mensajes clave[1]

  • Este análisis introduce un nuevo indicador de dependencia comercial que permite medir no sólo la dependencia directa (importaciones entre dos países), sino también la dependencia indirecta, es decir, la que se produce a través de intermediarios en las cadenas globales de valor.
  • Las economías europeas mantienen niveles de dependencia más bajos que Canadá y México respecto a Estados Unidos. Sin embargo, en sectores estratégicos como la industria aeroespacial, los semiconductores y el vehículo eléctrico, algunos países europeos presentan altas dependencias que sería aconsejable reducir.
  • Si la Unión Europea busca una reducción paulatina de las dependencias, es preferible que se articule una estrategia a medio y largo plazo de doble vía conformada por una política exterior más cohesionada que logre nuevos acuerdos de asociación con terceros países por parte de la Unión, a la vez que se coordinan las políticas industriales y de I+D de los 27 Estados miembros.

Análisis

1. Introducción

El conflicto arancelario provocado por la Administración de Donald Trump, que se suma a la crisis generada por el COVID-19 y la invasión rusa de Ucrania y la latente rivalidad entre Estados Unidos (EEUU) y China y sus guerras comerciales y tecnológicas de los últimos años, ha ido poniendo de manifiesto las fuertes dependencias que las economías nacionales mantienen respecto a las cadenas de valor globales (CVG). La dificultad de importar insumos intermedios y materias primas críticas ha generado profundas distorsiones en las cadenas de producción de economías tanto avanzadas como emergentes. Estos problemas se están volviendo aún más acuciantes en un contexto global de doble transición digital y energética, lo que ha impulsado a numerosos países a desarrollar estrategias de abastecimiento de estas materias primas y tecnologías críticas para garantizar el funcionamiento óptimo de la producción empresarial nacional. Un buen ejemplo de ello es el Reglamento de Materias Primas Críticas de la Unión Europea (UE).

En la carrera por alcanzar el liderazgo tecnológico y empresarial, el comercio global se enfrenta a una nueva concepción según la cual puede no resultar siempre beneficioso si la excesiva exposición a importaciones de ciertos países termina generando dependencias económicas críticas que pueden ser utilizadas como arma arrojadiza, lo que se conoce en inglés como weaponisation of interdependence. Con la llegada de Donald Trump de nuevo a la Casa Blanca, un ejemplo concreto lo podemos encontrar en el condicionamiento que EEUU ha impuesto a Ucrania para explotar conjuntamente sus materias primas críticas a cambio de seguir recibiendo ayuda para el conflicto militar. Buena parte de las tensiones geopolíticas actuales han surgido al albur de la dependencia importadora de muchos socios comerciales. En el caso de EEUU, esta estrategia agresiva en política comercial responde, efectivamente, a un intento de producir más a nivel nacional y así reducir las dependencias comerciales con terceros países. La clave está en identificar bien esas dependencias y ver si es fácil reducirlas. Con China, también se observa un patrón similar, sobre todo a través del uso de la coerción económica.

Para abordar esta cuestión, el presente análisis se estructura en tres partes complementarias. En primer lugar, presentamos un nuevo indicador de dependencia comercial que captura tanto las relaciones comerciales directas como las indirectas a través de intermediarios. En segundo lugar, aplicamos este indicador para examinar las dependencias EEUU mantiene con sus principales socios comerciales, con especial atención a China, Vietnam y los países del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA, anteriormente NAFTA). Finalmente, analizamos las dependencias que otros países desarrollados –tanto norteamericanos como europeos– mantienen respecto a EEUU, identificando patrones sectoriales y vulnerabilidades estratégicas que pueden informar el diseño de políticas comerciales y de diversificación en el actual contexto.

La elección de EEUU como caso de estudio central responde a varias consideraciones estratégicas. En primer lugar, la llegada de Donald Trump a la presidencia y sus anuncios arancelarios del “Liberation Day” (2 de abril de 2025) han introducido una nueva fase de incertidumbre en el comercio global que requiere análisis inmediatos. En segundo lugar, EEUU ocupa una posición única en el sistema multilateral de comercio tanto como importador masivo (generando dependencias propias) como proveedor crítico (creando dependencias en terceros países). Finalmente, las dependencias de y con EEUU ilustran perfectamente los límites de las políticas arancelarias en un mundo de cadenas de valor globales integradas, donde las dependencias indirectas pueden frustrar los objetivos de reducción de la exposición comercial bilateral.

2. Un nuevo indicador de dependencia

Frente a los shocks de las crisis de los últimos años, y ante la dificultad de diversificar proveedores o ampliar la base innovadora de productos y tecnologías críticas que garanticen el abastecimiento y correcto funcionamiento de las cadenas de producción, muchos países se han lanzado a una carrera de fortalecimiento de su seguridad importadora a la vez que pretenden reducir sus dependencias de terceros países. Como fruto de esta nueva naturaleza del comercio internacional, resulta imperativo comprender la profundidad de estas dependencias para articular estrategias comerciales e industriales que mitiguen o reduzcan los riesgos (de-risking strategies) derivados de una excesiva exposición a terceros países.

En este trabajo planteamos la dependencia comercial a través de dos mecanismos complementarios. Entendemos por dependencia comercial el grado en que la economía de un país está vinculada con otro país mediante sus importaciones, ya sean de forma directa –a través de intercambios comerciales bilaterales– o indirecta –mediante las interrelaciones que tienen lugar a través de las cadenas de valor–.

Consideremos un caso concreto: España puede presentar una dependencia directa con China cuando importa de manera significativa ciertos insumos que provienen exclusivamente del país asiático. Paralelamente, si los Países Bajos se constituyen como un hub importador de productos provenientes de China para, posteriormente, exportarlos a otros países como España, se genera una dependencia indirecta entre España y China, con los Países Bajos actuando como intermediario en la cadena de valor.

Este nuevo indicador busca medir no sólo la dependencia directa de un país respecto a otro en el comercio de un bien, sino, además, la dependencia indirecta por la posible existencia de intermediarios o canales de distribución de este mismo bien. Nuestro enfoque mejora la captura de estas interdependencias al integrar análisis de redes con análisis de flujos comerciales, permitiendo identificar vulnerabilidades ocultas en cadenas de suministro complejas.

La principal fortaleza del indicador radica en la captura sistemática de esos efectos indirectos, superando una limitación de indicadores convencionales como el índice Herfindahl-Hirschman (HHI) o el CD2 del Banco Central Europeo, que se limitan a flujos bilaterales directos. Al modelar explícitamente la propagación de shocks en la red comercial global, el indicador proporciona una evaluación dinámica de la resiliencia económica ante disrupciones, capturando cómo estas pueden transmitirse a través de múltiples canales y países intermediarios.

Gracias a ello, nuestro índice permite calcular con mayor precisión el nivel de exposición económica entre países. Hemos creado índices bilaterales basados en importaciones-exportaciones para 170 sectores diferentes (agricultura, manufacturas, minería, energía y servicios) y para cada combinación de países (más de 200). Para calcular la dependencia total (suma de directa e indirecta), incluimos lo que denominamos “flujos intra-país”, que representan la producción doméstica total. Esto nos permite comparar adecuadamente el peso de las importaciones frente a la producción nacional. Tras calcular los 170 índices de dependencia directa e indirecta para cada par de países, agregamos estos valores sectoriales mediante dos enfoques:

  • El índice de dependencia relativa se calcula como una media ponderada, usando el volumen comercial sectorial como peso, únicamente considerando aquellos sectores donde existe comercio entre los países. Es decir, excluye sectores con comercio nulo y, por ello, índice de dependencia cero.
  • El índice de dependencia total también utiliza una media ponderada por volumen comercial sectorial, pero incluye los 170 sectores, independientemente de si existe comercio bilateral en cada uno.

La diferencia clave es que el índice relativo mide la dependencia promedio en los sectores donde efectivamente hay relación comercial, mientras que el índice total diluye esta dependencia al incluir los numerosos sectores sin intercambio bilateral, ofreciendo una perspectiva de la dependencia a nivel de toda la economía.

Los cálculos se basan en la International Trade and Production Database (ITP) de 2019, que proporciona datos comerciales bilaterales detallados para 237 países y 170 sectores industriales.

3. Dependencias de Estados Unidos

En la Figura 1 se muestran los índices de dependencia media relativa (directa e indirecta) de EEUU con los 20 principales países desde los que importa bienes y servicios para el conjunto de los sectores en los que existen relaciones comerciales.

Como era de esperar, para aquellos sectores en los que existe comercio entre EEUU y China –actuando el primero como importador y el segundo como exportador– la dependencia relativa es elevada, lo que muestra una profunda integración de estas economías en el entramado global de las cadenas de valor. En segundo lugar, aparece de lejos Vietnam y, en menor medida, Irlanda, Suiza y Malasia.

Llama la atención la diferente composición de estas dependencias. Mientras que con China predomina claramente la dependencia directa, en el caso de Vietnam la situación se invierte al registrar una proporción mucho mayor de dependencia indirecta (más de dos tercios del valor total). Este fenómeno puede responder al emergente papel de Vietnam como país que utilizan otros –en gran parte la misma China– como catalizador indirecto (connector country) del comercio bilateral con EEUU.[2] La Figura 1 también revela patrones interesantes para otros países como Japón, la India y Tailandia, donde la dependencia indirecta supera significativamente a la directa, lo que sugiere su papel estratégico como intermediarios en las cadenas de valor globales que abastecen al mercado estadounidense.

Al diferenciar estas dos formas de dependencia podemos entender que las subidas arancelarias anunciadas por Trump se vuelven ineficaces al penalizar las cadenas de producción que se desarrollan a través de la dependencia indirecta sin alcanzar grandes hitos en la reducción de la dependencia bilateral.

Figura 1. Top 20 países con los que EEUU mantiene una mayor dependencia (relativa)

Si incluimos todo el conjunto de los 170 sectores obtenemos el índice de dependencia media total. La Figura 2 muestra que la dependencia estadounidense respecto a China es principalmente vía manufacturas (4,3%), mientras que respecto a México es principalmente agrícola (2,7%) y respecto a Canadá en minería y energía (2,1%).

Figura 2. Dependencia total de EEUU considerando todos los sectores

Nota: En este caso, los indicadores se muestran en porcentaje dados los reducidos valores de los índices. Fuente: elaboración propia con base en el Índice de Seguridad Económica del Real Instituto Elcano (2024).

La drástica disminución de la dependencia total respecto a la relativa se explica porque la producción nacional y la orientación hacia servicios reducen el valor medio de la dependencia total. Esto evidencia que EEUU es una economía relativamente cerrada y resiliente a shocks externos, aunque para ciertos sectores específicos la dependencia puede ser muy elevada.

Esto es lo que muestra la Figura 3, donde se refleja la alta exposición sectorial que EEUU experimenta respecto a China, con una parte significativa de naturaleza indirecta. China se postula como intermediaria de exportaciones de otros países que la utilizan como puente estratégico hacia EEUU.

Figura 3. Dependencia de EEUU con China por sectores

Nota: los valores junto a cada barra muestran la dependencia total y el valor comercial en miles de millones de dólares. Fuente: elaboración propia con base en el Índice de Seguridad Económica del Real Instituto Elcano (2024).

La Figura 4 muestra la misma cuestión, pero respecto a Canadá y México. En el caso del primero, se observa un nivel de dependencia estadounidense notablemente más alto, con varias industrias que alcanzan niveles cercanos o iguales al 100%, como serían los casos de la industria porcina y de minería de lignito. Esta intensa dependencia se extiende a sectores primarios como pesca (60%), ganado vacuno vivo (56,5%) y huevos (48,5%), sugiriendo una fuerte integración de las cadenas de suministro agroalimentarias entre ambos países. También se observa una significativa dependencia en sectores relacionados con recursos naturales y energía, como el procesamiento de combustible nuclear (36,7%), silvicultura (30,5%) y minería de carbón duro (25,6%), lo que refleja la importancia de Canadá como proveedor de materias primas y recursos energéticos para EEUU.

Por otro lado, las dependencias con México presentan niveles generalmente más moderados, con el punto más alto en ganado vacuno que llega a alcanzar el 47,5%. La naturaleza de las industrias más dependientes también difiere significativamente, concentrándose en sectores manufactureros y tecnológicos de menor valor añadido como “otros equipos eléctricos” (40,4%) y receptores de TV y radio y productos asociados con un 31,9%. Esta distribución sugiere que México funciona principalmente como un hub de manufactura y ensamblaje para EEUU, especialmente en industrias electrónicas y de equipamiento.

Figura 4. Dependencia de EEUU con Canadá y México para los 20 sectores con mayor dependencia

Dada la relevancia de EEUU dentro del sistema global de comercio, nos centramos seguidamente en las dependencias que otros países tienen de las importaciones realizadas desde Washington. Para ello, tomamos como referencia siete economías desarrolladas: dos norteamericanas (Canadá y México) y cinco europeas (Alemania, España, Francia, Italia y el Reino Unido). Esta selección permite contrastar las diferencias entre las dependencias regionales (América de Norte) y transatlánticas (Europa), así como entre economías de diferente tamaño y estructura productiva en el Viejo Continente.

En el caso de la dependencia relativa, la Figura 5 muestra una clara distinción entre los países norteamericanos y los europeos: Canadá (61,9%) y México (45,4%) experimentan niveles de dependencia notablemente superiores al resto de los países analizados. Entre los países europeos, el Reino Unido destaca con una dependencia del 37,8%, significativamente mayor que sus vecinos continentales, posiblemente como resultado de los vínculos históricos y culturales con EEUU. El resto de los países europeos muestran niveles de dependencia más moderados, oscilando entre el 21,6% de Alemania y el 17,1% de Italia, mientras que España alcanza una dependencia del 20,5%.

Mientras que los países norteamericanos presentan un fuerte componente de dependencia directa, los europeos muestran una mayor proporción de dependencia indirecta, especialmente en el caso de España, lo que sugiere una integración más compleja y diversificada por parte de estas economías dentro de las cadenas de valor globales.

Figura 5. Dependencia relativa de cada país con EEUU

La F

Recapiti
Manuel Hidalgo Pérez, Jorge Díaz Lanchas, Miguel Otero Iglesias.