“Nos apoyamos, nos cuidamos, nos fortalecemos” – la voz de Ana Yency Mina
En lo más alto de la vereda Mazamorrero, en Santander de Quilichao (Cauca), el territorio habla con voz de mujer. Allí, Ana Yency Mina no solo cría con valentía a sus dos hijos —una niña de 9 y un niño de 7 años— sino que lidera, inspira y resiste como presidenta del Consejo Comunitario San Jón de Garrapatero, una organización donde las mujeres han tomado las riendas del destino colectivo.
“Soy madre cabeza de familia —dice Ana Yency con la serenidad de quien ha aprendido a sostenerlo todo— y no me avergüenzo de ello, todo lo contrario, esto me hace sentir empoderada”. Con estas palabras, Ana Yency define no solo su identidad, sino también la de cientos de mujeres del norte del Cauca, mujeres que han aprendido a liderar desde el amor, la protección y la resistencia.
Ana Yency hace parte de una generación de lideresas que ha desafiado estigmas de género y prejuicios históricos. En su Consejo Comunitario, de 17 integrantes solo dos son hombres. El resto son mujeres que, juntas, han demostrado que los procesos liderados por ellas no solo funcionan, sino que florecen: “Nos apoyamos, nos cuidamos, nos fortalecemos, y así mismo lo hacemos con el territorio”, afirma.
Liderazgo en tiempos de crisis
Durante la pandemia, fueron las mujeres quienes encabezaron los procesos de cuidado y autocuidado. Ahora, en medio de las tensiones de orden público y los conflictos que siguen azotando la región, son ellas quienes sostienen las redes de apoyo comunitario, con estrategias enfocadas en el bienestar colectivo.
Ana Yency destaca una de sus mayores logros: la red de mujeres y la UAMA, la Unidad de Atención a las Violencias de Género, una iniciativa nacida desde las propias lideresas del norte del Cauca: “Trabajamos más desde la prevención que desde la atención, para que no tengamos la oportunidad de atender un caso de violencia, sino prevenirlo desde antes”.
La UAMA, que atiende no solo a mujeres sino también a niñas y niños, busca consolidarse como una herramienta integral para enfrentar las violencias estructurales y garantizar justicia con enfoque étnico y de género.
La guardia que también es femenina
Uno de los procesos que más orgullo le genera a Ana Yency es la participación de las mujeres en la Guardia Cimarrona, una rama del Consejo Comunitario encargada de cuidar el territorio. La mayoría de sus integrantes también son mujeres, lo que rompe
con la idea tradicional de que el ejercicio de la autoridad y la protección comunitaria es exclusivo de los hombres.
“Es de admirar cómo las mujeres asumen con responsabilidad y valentía los retos”, dice Ana Yency. Ella misma hizo parte de la Guardia y fue allí donde templó su liderazgo. “Tuve un accidente, perdí un dedo y en ese proceso me sentí rechazada por tener una discapacidad y por ser mujer, y esto me dio más fuerza, fuerza que paso a ser un propósito de vida y liderazgo”.
“No queremos ser iguales a los hombres. Queremos las mismas oportunidades”
En palabras de Ana Yency, el objetivo no es competir con los hombres, sino exigir equidad: “Nosotras las mujeres no somos iguales a los hombres, ni pedimos serlo. Somos diferentes, pero merecemos las mismas oportunidades. Tenemos capacidades distintas, pero poderosas.”
El liderazgo de Ana Yency y de las mujeres del norte del Cauca es la demostración que la fuerza colectiva protege, construye y transforma.
Para Ana Yency Mina Larrahondo, el proyecto Comadreo por el territorio, la paz y la protección significó mucho más que una formación: fue una oportunidad para conocerse a sí misma, fortalecerse y hacer valer su voz como lideresa. Con el acompañamiento de Alianza -ActionAid y el apoyo de la Generalitat Valenciana, las mujeres encontraron un espacio donde sus historias, y las de sus compañeras fueron escuchadas.
Asimismo, tejieron redes de apoyo para la autoprotección, y construyeron rutas de prevención y atención frente a las violencias basadas en género (VBG) que les permitirán apoyar a las sobrevivientes para que reciban una atención integral y oportuna.
