Advertencia: este artículo contiene spoilers de la serie documental
Netflix vuelve a sorprender con un true crime que parece sacado de la mente más retorcida, pero que ocurrió en una pequeña comunidad de Michigan. Número desconocido: Un escándalo de ciberacoso escolar relata el caso de Lauryn Licari, una adolescente que fue víctima de una campaña de hostigamiento digital durante casi dos años. El giro más inquietante: la autora de los mensajes no era un desconocido ni un compañero de instituto, sino su propia madre, Kendra Licari.
La serie, dirigida por Skye Borgman, construye un relato lleno de tensión y desconcierto, que explora los límites del acoso digital y los efectos devastadores de la manipulación emocional dentro del núcleo familiar.
Índice
La historia: del juego adolescente al terror digital
En Número desconocido, todo comenzó a finales de 2020, cuando Lauryn Licari y su novio Owen McKenny, ambos con 14 años, empezaron a recibir mensajes anónimos. Al principio parecían bromas pesadas de compañeros de instituto: insultos, comentarios desagradables, insinuaciones. Pero con el tiempo, el tono se volvió cada vez más cruel y obsesivo.
Los mensajes eran constantes, hasta 40 o 50 por día, y atacaban tanto la autoestima de Lauryn como la estabilidad de la relación. Incluso después de que los adolescentes rompieran, el acoso no cesó: al contrario, se intensificó incluso incentivando el suicidio.
Ante el descontrol, los padres acudieron a las autoridades locales. La policía interrogó a compañeros de clase, rastreó teléfonos y revisó relaciones personales. Nada parecía encajar. El caso se convirtió en un callejón sin salida… hasta que intervino el FBI en 2022.
El rastreo digital llevó a una verdad perturbadora: los mensajes provenían del teléfono de Kendra Licari, la madre de Lauryn. La misma mujer que asistía a las reuniones con los investigadores, fingiendo preocupación, era la que redactaba los textos más hirientes, algunos incluso incitando al suicidio.
La revelación sacudió a toda la comunidad de Beal City. La violencia no venía del exterior, sino del propio hogar. El documental muestra el momento en que la policía confisca los dispositivos de Kendra y cómo la fachada de madre preocupada se derrumba.
En 2023, Kendra fue condenada a 19 meses de prisión. El documental cierra con la liberación en 2024 y el complejo proceso de Lauryn para decidir si retomar el contacto con su madre o tomar distancia definitiva.
La madre: síndrome de Munchausen digital, mitomanía y manipulación emocional
Aunque Kendra nunca fue diagnosticada formalmente, la serie Número desconocido sugiere que su comportamiento recuerda a una forma digital del síndrome de Munchausen por poder. En este trastorno, un cuidador —generalmente un padre o madre— causa daño físico o emocional a su hijo con el fin de mantenerlo dependiente y obtener atención o control.
El llamado síndrome de Munchausen, hoy conocido en la psiquiatría como trastorno facticio, describe la conducta de una persona que inventa, exagera o incluso provoca síntomas en sí misma para asumir el rol de enfermo y recibir atención. Su variante más extrema, el Munchausen por poder (by proxy), aparece cuando un cuidador —en muchos casos la madre— induce o simula enfermedades en su hijo con el objetivo de mantenerlo bajo control y al mismo tiempo presentarse como salvador.
Aunque en el caso de Kendra Licari no hubo un diagnóstico médico formal, varios especialistas y testimonios en el documental sugieren que su comportamiento se asemeja a una especie de Munchausen digital: en lugar de generar dolencias físicas, creó un escenario de ciberacoso anónimo para que su hija Lauryn dependiera emocionalmente de ella. De este modo, Kendra se colocaba en el doble rol de agresora invisible y protectora visible, una estrategia manipuladora que el true crime expone con crudeza y que muestra cómo la dinámica de control propia de este trastorno puede adaptarse a las herramientas tecnológicas de nuestra época.
En este caso, la estrategia fue digital:
- Kendra generó un entorno de ciberacoso constante para que su hija se sintiera frágil, acosada y, por lo tanto, más dependiente de ella.
- Se presentaba simultáneamente como la fuente del daño y como el apoyo emocional, manipulando la percepción de Lauryn.
- Usó apodos íntimos como “Lo” en los mensajes, lo que reforzaba la confusión entre víctima y agresora.
Además, Número desconocido sugiere que Kendra es mitómana, capaz de sostener narrativas falsas durante meses, incluso frente a autoridades federales. Preguntaba insistentemente a los investigadores por avances en el caso mientras era ella quien enviaba los mensajes.
En entrevistas posteriores, Kendra intenta justificarse. Relata un episodio de abuso sexual que sufrió a los 17 años y lo presenta como raíz de sus temores a que Lauryn creciera “demasiado rápido”. Pero esas explicaciones no borran la gravedad de su conducta:
- Comparar su crimen con “un error como conducir ebria” revela una banalización del daño.
- Su discurso oscila entre la victimización y la negación, sin asumir plenamente el impacto en su hija.
En resumen, la madre construyó un mecanismo de control enfermizo: crear un enemigo invisible para luego posicionarse como salvadora, atrapando a Lauryn en una relación de dependencia emocional.
En el artículo Gaslighting y manipulación: Dos señales claras que no debes ignorar, descubrirás más sobre la manipulación.
La hija: dependencia emocional y huella traumática
Lauryn, como adolescente, enfrentaba los retos típicos de su edad: construir su identidad, vivir sus primeras relaciones y ganar autonomía. Pero la campaña de acoso la sometió a un estrés constante durante dos años.
Los efectos psicológicos son evidentes:
- Desconfianza hacia los demás, porque el acoso parecía venir de todas partes.
- Inseguridad y miedo al juicio, después de recibir mensajes diarios que la atacaban en lo personal.
- Sensación de desprotección, al descubrir que la agresora era precisamente la persona que debía cuidarla.
Lo más complejo es que, incluso después de la condena de su madre, Lauryn reconoció que seguía amándola y necesitándola. Esa contradicción es típica de las dinámicas de dependencia emocional: la víctima sabe que el vínculo es dañino, pero no logra cortar con él porque su identidad y seguridad están ligadas a la figura del agresor.
Aquí entra el rol del padre como figura protectora. Aunque el documental no lo coloca en el centro, se entiende que fue clave en acompañar a Lauryn durante el proceso judicial y en brindarle un entorno más estable.
El desafío para Lauryn ahora es construir relaciones sanas sin reproducir patrones de dependencia, algo que llevará tiempo y acompañamiento psicológico.
Para comprender mejor cómo se desarrollan las etapas de crecimiento y qué impacto tienen experiencias como estas en la vida adulta, apúntate al Curso gratuito: ‘Síntomas en la infancia y adolescencia’. Descubre cómo mirar más allá del síntoma y empezarás a comprender qué intentan decirnos los niños y adolescentes desde una mirada respetuosa, profunda y sistémica.
Número desconocido: Una serie que denuncia los vacíos frente al ciberacoso
Más allá del impacto narrativo, Número desconocido abre un debate necesario:
- ¿Qué protocolos existen en escuelas y comunidades para enfrentar el ciberacoso prolongado?
- ¿Cómo detectar que la amenaza no viene de fuera, sino del propio núcleo familiar?
- ¿Qué apoyo psicológico reciben las víctimas de acoso digital, especialmente cuando dura tanto tiempo?
El caso muestra lo devastador que puede ser el acoso en línea cuando no se frena a tiempo. Dos años de mensajes hirientes dejan una huella traumática que no desaparece con una sentencia judicial.
Entre las secuelas posibles:
- Baja autoestima (autoconcepto) y autoimagen distorsionada.
- Ansiedad y depresión.
- Dificultad para confiar en nuevas amistades o parejas.
- Miedo constante a ser juzgado, acusado o perseguido.
El documental cumple así una doble función: entretiene como thriller psicológico, pero también alerta sobre un problema social creciente.
Conclusión: un final que deja heridas abiertas
Número desconocido: Un escándalo de ciberacoso escolar no solo expone un caso retorcido, sino que obliga al espectador a preguntarse hasta qué punto estamos preparados para enfrentar el lado más oscuro del entorno digital.
El desenlace es doloroso: descubrir que la figura protectora era en realidad la verdugo. Pero más brutal aún es ver cómo, después de todo, Lauryn sigue atrapada en el dilema de necesitar a su madre y, al mismo tiempo, tener que alejarse de ella para sobrevivir emocionalmente.
En última instancia, el documental deja claro que el ciberacoso no es un problema pasajero: erosiona la confianza, rompe familias y marca vidas enteras. Y que, sin protocolos claros ni acompañamiento profesional, las víctimas quedan solas frente a una violencia invisible pero devastadora.
¿Qué huellas deja el ciberacoso?
- El ciberacoso prolongado deja huellas traumáticas comparables a un abuso psicológico directo.
- La manipulación emocional dentro de la familia puede disfrazarse de protección.
- El síndrome de Munchausen digital es una amenaza real en la era tecnológica.
- Las víctimas pueden mantener vínculos contradictorios con sus agresores.
- Es urgente fortalecer protocolos de detección y apoyo frente al ciberacoso escolar.
Preguntas frecuentes sobre Número desconocido y el síndrome de Munchausen digital
¿Qué es el síndrome de Munchausen digital?
Es una forma de manipulación en la que un cuidador crea un escenario de acoso o daño psicológico en entornos online para mantener el control y la dependencia de la víctima.
¿Quién fue Kendra Licari en el caso real?
Kendra Licari fue la madre de Lauryn, la adolescente víctima de ciberacoso, y resultó ser la autora de los mensajes anónimos que la hostigaron durante dos años.
¿Qué consecuencias psicológicas deja el ciberacoso en adolescentes?
El ciberacoso puede provocar baja autoestima, ansiedad, depresión, miedo constante y dificultades para confiar en nuevas relaciones.
