Pardela balear y pardela mediterránea, cercanas pero distintas
Pardela balear y pardela mediterránea, cercanas pero distintas
Pardela balear y pardela mediterránea. Autor: Pep Arcos-SEO/BirdLife
Unir ambas especies -como propone un artículo publicado recientemente- parece infundado, y podría tener consecuencias graves para su conservación. La escasa detección de diferencias genómicas no implica necesariamente que no haya especiación. No se han tenido en cuenta numerosos rasgos que apoyan la consideración de dos especies (morfología, coloración, comportamiento).
La taxonomía es la ciencia que se encarga de clasificar a los seres vivos, de forma que reflejen sus relaciones evolutivas. Tradicionalmente, se basaba en la comparativa de características “fenotípicas” (coloración, morfología, comportamiento), pero en las últimas décadas esta disciplina se ha revolucionado con la aparición de técnicas genéticas cada vez más sofisticadas. Estas técnicas han permitido identificar diferencias clave en grupos que se consideraban muy cercanos, e incluso separar especies que en el campo serían prácticamente indistinguibles (especies “crípticas”). Sin embargo, basar las decisiones taxonómicas exclusivamente en información genética puede llevar a errores, y la tendencia más aceptada es la de usar un enfoque integrativo (es decir, combinar información genética y fenotípica a la hora de tomar decisiones taxonómicas, especialmente al nivel de especie).
Un caso que ha levantado cierta controversia es el de las dos pardelas del género Puffinus que encontramos en el Mediterráneo, la pardela balear (P. mauretanicus) y la pardela mediterránea (P. yelkouan). Un estudio publicado hace dos años por investigadores de la Universitat de Barcelona (Ferrer Obiol et al. 2023) analizaba las relaciones filogenéticas entre distintas pardelas del Atlántico norte y el Mediterráneo, incluidas las dos especies citadas, mediante técnicas genéticas avanzadas (ddRAD-Seq, que analiza multitud de fragmentos del genoma y los compara entre individuos). Los resultados del estudio mostraban muy poca diferenciación a nivel genético entre las dos especies de pardelas citadas, lo que condujo a los autores a proponer que se consideraran como subespecies de una misma especie. La propuesta fue a priori acogida con poca crítica, y ha conducido a su adopción por parte de la recientemente publicada “lista global de aves” o Avilist.
Sin embargo, esta propuesta no fue bien acogida por todo el mundo, y ha llevado a unir a distintos investigadores en una réplica al artículo original (Sangster et al. 2025), en la que ha participado SEO/BirdLife. Se resumen aquí los distintos argumentos esgrimidos:
Pardelas mediterránea (izquierda) y balear (derecha). Autor: Pep Arcos-SEO/BirdLife
La escasa detección de diferencias a nivel de genoma no invalida necesariamente la validez de una especie
Pese a que las técnicas de análisis del genoma pueden servir para detectar diferencias que de otra forma pasarían por alto, y proponer nuevas especies en base a ello, lo contrario no tiene por qué ser cierto. Es decir, el hecho de detectar pocas diferencias genómicas no invalida que dos taxones sean distintas especies. En algunos casos, la especiación se refleja en una fracción muy pequeña del genoma, que puede pasar por alto al aplicar técnicas basadas en la comparativa de una pequeña fracción del mismo (como es el caso del estudio de Ferrer Obiol et al. 2023), o dar diferencias muy leves si se analiza todo el genoma, pues la fracción en la que radica la diferencia quedaría muy diluida. Un ejemplo que refleja muy bien este punto lo constituye un grupo de serránidos, los “peces vaca” del Caribe (Hypoplectrus). Se reconocen 19 especies bien diferenciadas, en base principalmente a la coloración, que garantiza el establecimiento de barreras reproductivas eficaces, que conducen a niveles de hibridación muy bajos. Un estudio reciente muestra que, pese a ese nivel de especiación, las diferencias genómicas son prácticamente indetectables, pues se concentran en una fracción ínfima del genoma.
Pardela balear. Autor: Pep Arcos-SEO/BirdLife
La necesidad de una taxonomía integrativa
Pese a la poca diferenciación genómica detectada entre las pardelas balear y mediterránea, las diferencias en morfometría, coloración y comportamiento son obvias. Esto es especialmente importante si tenemos en cuenta que las pardelas son Procelariformes, un grupo de aves oceánicas conocido por vivir en ambientes adversos que limitan la variabilidad fenotípica, y en el que abundan las especies crípticas (como muchos petreles del género Pterodroma, o paíños del género Hydrobates). En el caso que nos ocupa, la pardela balear es notablemente mayor, más robusta y oscura que la pardela mediterránea, pese a existir cierta variabilidad. Además, ambas especies presentan vocalizaciones diferenciadas, que se consideran una buena barrera para minimizar la hibridación. A este respecto, cabe mencionar que existe una zona de contacto o hibridación “histórica”, en Menorca, donde las aves presentan caracteres intermedios, lo que en parte explica la dificultad de identificar con total certeza algunos ejemplares detectados en el mar. Pero este tipo de fenómenos es bien conocido en especies cercanas que se han diferenciado en tiempos relativamente recientes, y no se considera un impedimento para considerarlas distintas, cuando la hibridación parece limitada y acotada a zonas relativamente bien definidas.
Pardela mediterránea. Autror: Pep Arcos-SEO/BirdLife
Implicaciones para la conservación: la necesidad de aplicar el principio de precaución
Tal como se ha argumentado, la propuesta de unir a las pardelas balear y mediterránea en una misma, en base a la poca diferenciación genómica detectada entre ellas, puede ser errónea y en todo caso es precipitada. Además de las citadas diferencias fenotípicas, otros estudios también habían detectado diferencias genéticas que pueden ser relevantes. En cualquier caso, no debemos olvidar que la pardela balear es una especie endémica como reproductora del archipiélago Balear, que está catalogada a nivel global como En Peligro Crítico, la máxima categoría de amenaza que puede ostentar una especie en libertad. Por su parte, la pardela mediterránea también se encuentra en una situación desfavorable, y está catalogada como Vulnerable. Unir ambos taxones en una misma especie representaría, en primer lugar, su evaluación conjunta de su estado de amenaza por parte de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ya que este organismo no realiza evaluaciones de subespecies o de otro tipo de poblaciones por debajo del nivel de especie. Cabe decir que la pardela balear ha recibido mucha atención mediática precisamente por encontrarse En Peligro Crítico, y aún así las políticas de conservación dirigidas a revertir esta situación han sido muy poco ambiciosas. Cambiar ahora su “etiqueta” podría ralentizar aún más los escasos esfuerzos dirigidos a su conservación, con consecuencias posiblemente desastrosas. Es por ello por lo que el principio de precaución debería primar más que nunca, y una propuesta taxonómica como la que se ha propuesto debería ser rigurosamente contrastada antes de tomar una decisión que puede cambiar mucho más de lo que se podría pensar.
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