LinkedIn ya no es un simple escaparate de currículos, sino el espacio donde se construye reputación, influencia y negocio. Así lo dejó claro Álex López, fundador del Digital Selling Institute y uno de los diez mayores expertos mundiales en social selling, durante la sesión organizada por la Asociación Española de Directivos (AED) en la Fundación Pons bajo el título Cómo ganar influencia real en LinkedIn: estrategias para directivos.
Con más de 1.100 millones de usuarios y 68 millones de empresas activas, la red profesional por excelencia se ha consolidado como un entorno donde los directivos deben actuar con la misma estrategia que aplicarían en una negociación o una reunión de consejo. “No se trata de tener muchos contactos, sino de tener la audiencia adecuada”, subrayó López, que ha asesorado a más de 2.000 compañías en todo el mundo, entre ellas KPMG, Toyota, Ericsson, Carrefour o Sanitas.
Para el experto, el primer error habitual es confundir presencia con relevancia. Publicar sin estrategia o acumular seguidores “no genera confianza ni resultados”. López defendió que el liderazgo digital se construye sobre tres pilares: marca personal, red de contactos y contenido de valor. “En LinkedIn no gana quien más habla, sino quien más aporta”, apuntó.
Revisar de forma periódica las métricas de la plataforma —quién ve el perfil, desde qué empresas o sectores, y qué tipo de publicaciones generan más interacción— es, según López, el equivalente a analizar un informe financiero. “Sin datos no hay estrategia”, insistió.
También advirtió del riesgo de mantener perfiles descuidados o duplicados en redes: “Una marca abandonada es peor que no tener ninguna”. En un entorno donde los clientes y socios revisan los perfiles antes de reunirse, cuidar la imagen profesional y separar los ámbitos personal y corporativo se ha vuelto esencial.
Recordó que la visibilidad en LinkedIn no la generan las páginas de empresa, sino las personas. “Cuando publica una gran compañía puede tener cientos de miles de seguidores, pero el post de un directivo bien posicionado alcanza mucha más interacción porque humaniza el mensaje”.
Casos como los de Sanitas, Banca March o Carrefour ilustran este cambio de paradigma: los mensajes corporativos ganan impacto cuando los comparten los líderes, desde su propio tono y experiencia. “El auténtico embajador de marca no es el logo, es el directivo que se muestra cercano, coherente y experto”, resumió López.
A lo largo de la sesión, los asistentes pudieron analizar sus propias audiencias, optimizar sus perfiles y aprender a medir el rendimiento real de sus publicaciones. López insistió en la importancia de definir una narrativa propia y un posicionamiento claro: “Hay que decidir cómo queremos que nos vean: si como ejecutivos inaccesibles o como referentes en nuestro sector”.
“LinkedIn se ha convertido en el gran mercado del talento y del conocimiento”, concluyó. “El liderazgo del siglo XXI se ejerce también desde la red. No basta con estar: hay que aportar, conectar y construir credibilidad día a día”.