Cómo vivimos el proceso creativo desde dentro: las historia de nuestra diseñadoras - Verdes Digitales

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Si pensamos en comunicar, solemos pensar en comunicar con palabras. Por algo el lenguaje oral y escrito es característica inherentemente humana. Nos expresamos con palabras, comunicamos ideas complejas y escribimos mucho sobre todo. Pero hay muchas formas de comunicar, y escribir es sólo una de ellas.

Cuando me decidí a estudiar comunicación, no lo hice pensando estrictamente en la comunicación escrita. Comunicar es transmitir información, y hay muchos canales para ello. Trabajando en marketing he aprendido cuán potente puede ser un logo en la comunicación de un proyecto, y cuánto simbolismo puede esconder un diseño aparentemente sencillo. Desde los colores elegidos, la tipografía, los iconos y su interposición, todo son detalles que transmiten mucho más de lo que parece a simple vista.

¿Pero qué hay detrás de ese proceso creativo? ¿Cómo nace? ¿Cómo lo vive la persona que lo crea? Para mí empieza más o menos con ese cosquilleo, esa emoción, esa inquietud de estar empezando a crear. A veces mi cuerpo no es capaz de sostener las sensaciones que acompañan el proceso de creación. Entonces digo que no quiero, que me agobio, que quiero hacer otra cosa. Crear puede ser incómodo al principio, en la fase inicial caótica, llena de ideas desordenadas, la prisa por plasmarlas y que no se pierdan en el torbellino que invade tu mente. Mente y cuerpo deben estar alineados, o esa emoción acaba resultando intolerable. Por eso, conscientemente, elijo transitar esa fase con calma, con paciencia, sin involucrarme inicialmente demasiado, dejando que salga, escribiendo y soltando. Poco a poco, va tomando forma solo, empieza a ser más fácil de gestionar.

No he hablado sobre este proceso con otras creadoras, pero me imagino que deben de pasar algo parecido. Crear es concentrar todo tu ser en algo que va a tomar forma, pero aún no sabes cómo. Es transitar el miedo, las dudas y la incertidumbre para ir desgranando con paciencia y descubriendo el resultado. Porque no se sabe cuál va a ser el resultado cuando empiezas a crear. Ni el propio creador o creadora lo sabe. Va tomando forma mientras va avanzando.

Así que he querido hablar con las diseñadoras de nuestro equipo para ver cómo lo viven ellas. Aquí van sus historias:

Hari, nuestra experta en diseño web dice que cree que lo más bonito de crear algo es no saber a dónde te va a llevar: «aunque hayas buscado referencias, te hayas empapado del proyecto y tengas una idea clara en la mente, el resultado suele ser siempre una sorpresa. Disfruto mucho el prueba y error, el fallar y volver a intentarlo, hasta que todo coge forma y lo ves claro: esta solución encaja. Y para mi el diseño es un juego de síntesis y belleza: cómo puedo explicar este mensaje de una manera atractiva y clara. Donde el diseño se convierte en una herramienta clave, porque hay miles de maneras de transmitir una idea, pero no tantas de crear una combinación que funcione. Que comunique, que acompañe, que guste.»

Sonia, diseñadora que lleva con nosotras muchos años haciendo diseño digital también reconoce la incertidumbre del principio: «como diseñadora gráfica, mi proceso de creación arranca siempre con un poquito de incertidumbre, la hoja en blanco siempre impone mucho. Intento no darle muchas vueltas y ponerme a recabar toda la información posible sobre el trabajo que tengo que hacer, estudiar bien ese briefing, hacer todas las preguntas necesarias, etc. Ya sea un logotipo, un cartel o la maquetación de un documento, cuanta más información mejor.

Al terminar esta investigación, si tienes suerte, puede que se te haya ocurrido una idea maravillosa y que en un hora tengas solucionado el asunto, pero no suele ser el caso. Toca enfrentarse al prueba-error, a bocetos que no funcionan, colores y tipografías que se resisten. A veces puede convertirse en un proceso muy frustrante y tengo que decir que afecta bastante al resto de mi día.

Pero toca ser constante, y aunque en un principio no se vea nada claro poco a poco el diseño empieza a cobrar sentido. Es un momento muy satisfactorio cuando el caos inicial se transforma en algo que funciona. Ahora solo queda que el cliente piense lo mismo.»

Marta, nuestra veterana, una ilustradora incansable y directora de arte, con mucho arte! considera que: «el proceso creativo no empieza con una idea brillante, sino con una estrategia clara. Diseñar no consiste sólo en hacer algo bonito, sino en encontrar una solución visual que comunique algo de forma eficaz. Detrás de cada proyecto hay una intención, un propósito y un mensaje.

Empezamos en la fase previa que casi nadie ve y que requiere su tiempo: la investigación: quién es el cliente, qué quiere comunicar, a quién se dirige… Después llega la inspiración, ese momento en el que se conectan ideas, referencias y experiencia. Inspirarnos nos permite abrir la mente y encontrar caminos inesperados que en un primer momento no se nos habían ocurrido (y que acaban siendo los más interesantes).

A partir de ahí, se empieza a trabajar en las ideas, se descartan o se pulen hasta conseguir lo que realmente funciona. No siempre se tarda el mismo tiempo, a veces das con la idea rápido y otras mareas el trabajo hasta dar con la clave. Al final la creatividad requiere trabajo, criterio y un buen bagaje visual y cultural.

Estas historias tienen algo en común: la incertidumbre de los comienzos, pero también la emoción de lo que va saliendo, y la expectación antes de enseñárselo al cliente. Y detrás del resultado, personas. Comunicar, al final, es también eso: poner algo de uno mismo en lo que se crea, con la esperanza de que conecte con quien lo recibe.

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Carolina Sobén López