La corrección del oro como oportunidad

Compatibilità
Salva(0)
Condividi

Sorprende el número de titulares que ha generado la corrección del oro, incluso utilizando la palabra “colapso”. Curioso, porque el oro ha subido un 55% en 2025 hasta el 24 de octubre, un incremento anualizado del 20% y un aumento total del 150% desde 2022.

La reciente corrección es lógica en medio de un fortalecimiento del índice del dólar estadounidense a niveles de 99, su nivel más alto desde julio, y el riesgo de liquidez.

Mi estimada amiga Danielle Martino Booth nos recuerda que la corrección del oro es síntoma de un problema de liquidez global, no de una pérdida de confianza en el oro o en su demanda. Es una muestra clara de un estrés de liquidez en el sistema financiero.

A medida que aumentan los “margin calls” y los inversores apalancados se ven obligados a conseguir liquidez, deciden vender los activos con los que han ganado dinero.

Esta explicación también es lógica si observamos el fortalecimiento del dólar estadounidense, ya que muchos inversores en todo el mundo realizaron apuestas apalancadas agresivas contra el dólar y a favor de activos de riesgo. Prestar atención a un evento de liquidez es esencial para identificar el momento de comprar más oro.

Si miramos los factores fundamentales, nada ha cambiado en cuanto a la demanda de los bancos centrales ni en la imparable expansión de la masa monetaria global, por lo cual ambos siguen respaldando la tesis de inversión a largo plazo en oro.

A pesar de las fluctuaciones de precio a corto plazo, las fuerzas estructurales nos recuerdan que el oro sigue siendo una cobertura esencial contra la irresponsabilidad fiscal y la devaluación de las monedas fiduciarias.

Los bancos centrales mundiales siguen alejándose activamente de la deuda soberana, especialmente de los bonos denominados en euros, y añaden oro como activo de reserva políticamente neutral.

En 2025, los bancos centrales compraron más de 1.000 toneladas de oro por tercer año consecutivo, elevando las reservas oficiales mundiales por encima de las 36.000 toneladas. Esta ola de compras muestra claramente la pérdida de confianza en la deuda de las naciones desarrolladas, con un 95% de los bancos centrales planeando nuevas compras de oro en los próximos doce meses. Esa compra se une a una reducción del porcentaje de reservas dedicado a deuda soberana.

Por primera vez en décadas, las tenencias de oro superan a los bonos del Tesoro de EE.UU. y a los bonos de la eurozona como principal activo de reserva de los bancos centrales.

Incluso con una moderación a corto plazo en las compras trimestrales, con 166 toneladas adicionales en el segundo trimestre de 2025, la demanda de los bancos centrales sigue siendo sólida y estructuralmente intacta. El Banco Nacional de Polonia, mayor comprador en lo que va de año, sigue comprando, mientras Kazajistán, Bulgaria y El Salvador también contribuyeron al incremento neto de 19 toneladas en agosto.

Los bancos centrales compran oro porque no confían en la deuda soberana. La mayoría de los responsables políticos y monetarios han abandonado cualquier control real sobre la inflación y la responsabilidad fiscal, y continúan priorizando el endeudamiento estatal a tasas reales negativas.

Así, la masa monetaria mundial se expande tres veces más rápido que la producción medida por el PIB, impulsada por la deuda pública y la represión financiera de los bancos centrales.

Con la deuda global alcanzando los 337,7 billones de dólares, o el 324% del PIB mundial en 2025, los gobiernos apuestan por inyecciones de liquidez y bajos tipos de interés para evitar problemas fiscales, incluso si ello implica la devaluación monetaria. Esta locura monetaria impulsa una inflación persistente, que es una forma de “default” de facto que erosiona lentamente salarios reales y ahorros.

El crecimiento global de la masa monetaria, especialmente en las principales economías como Francia, China, EE.UU. y Japón, sigue aumentando mucho más rápido que el crecimiento económico productivo, mientras el gasto público mantiene la velocidad del dinero en un nivel anormal, generando así presiones inflacionarias persistentes que benefician al oro. La inflación es una política deliberada para disfrazar desequilibrios fiscales, y los bancos centrales han abandonado su independencia, evitando cualquier límite a las políticas inflacionistas de los gobiernos y facilitando el gasto excesivo.

Incluso con la corrección actual, el oro y el bitcoin funcionan como los únicos límites reales al exceso gubernamental, actuando como dinero independiente que no puede ser devaluado por decisión política.

Concierte una reunión con Tressis

Estamos a su lado para resolver sus dudas, analizar su cartera y proponerle soluciones a medida.

El oro no es solo una inversión, sino una medida de la irresponsabilidad fiscal, y su tendencia a largo plazo refleja las decisiones de gobiernos y responsables políticos que han abandonado la política monetaria y fiscal prudente.

Recapiti
Armando