COP30: ligeros avances, pero sigue faltando ambición - Alianza por la Solidaridad: Un mundo más justo y sostenible

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La presentación del primer borrador de la llamada “Decisión de Mutirao” marca un momento clave en la COP30. Aunque el texto incluye avances positivos, también deja claro que a la COP30 le falta ambición para afrontar la emergencia climática con la velocidad y la justicia que exige el momento. Como organización que trabaja codo con codo con comunidades que ya viven los impactos del clima, creemos que este mensaje debe quedar muy claro: sin compromisos más fuertes y financiación real, no habrá un cambio significativo.

El objetivo de 1,5 °C necesita algo más que palabras

El borrador reconoce la importancia de mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C, un límite que la ciencia señala como la frontera entre impactos graves y consecuencias irreversibles. También plantea una hoja de ruta para orientar ese camino. El problema es que esa hoja de ruta no concreta cómo se va a lograr. No asigna obligaciones claras a los países más responsables, no fija calendarios exigentes y no incorpora herramientas que garanticen el cumplimiento. Además, los nuevos planes climáticos de reducción de emisiones que los países deben presentar para 2035 —las conocidas NDC— siguen alejados de la realidad científica.

No podemos pedir más a quienes menos han contaminado

El borrador reconoce que todos los países deben actuar frente al cambio climático, especialmente aquellos que más responsabilidad tienen, pero no deja claro cómo se apoyará a quienes ya sufren los peores impactos. Sequías extremas, inundaciones y daños irreversibles golpean especialmente a comunidades que no han provocado esta crisis y que, aun así, se ven obligadas a reducir emisiones, adaptarse y recuperarse con recursos muy limitados.

“Durante décadas, la falta de acción del Norte Global ha retrasado la transformación necesaria, dejando a todo el planeta —incluidos los países menos responsables de la crisis— ante la necesidad urgente de reducir emisiones, adaptarse a los impactos presentes y futuros, y responder a daños ya inevitables. Resulta injusto e inviable exigir a la mayoría de los países en desarrollo que hagan frente a esta triple tarea sin una financiación internacional adecuada”

La financiación climática sigue siendo insuficiente 

Uno de los aspectos más preocupantes sigue siendo la falta de financiación. La COP29 acordó un objetivo de 300.000 millones de dólares anuales, pero la evidencia muestra que se necesitan al menos 1,3 billones de dólares al año para que los países en desarrollo puedan afrontar la mitigación, la adaptación y los daños causados por la crisis climática. El borrador de la COP30 reconoce la responsabilidad histórica del Norte Global y señala el déficit de fondos internacionales como el Fondo Verde para el Clima o el Fondo para Pérdidas y Daños. Aun así, los compromisos firmes siguen siendo insuficientes y la implementación de los fondos no está focalizada en la transición justa, tal como señala nuestro último informe. 

A pesar de ser los principales causantes de la crisis climática, los países ricos continúan resistiéndose a comprometerse con financiación pública basada en subvenciones, la única vía que no incrementa la deuda de los países más vulnerables. Los préstamos no pueden considerarse financiación climática justa, si no se garantiza financiación real y a gran escala, no podremos avanzar.

Transición Justa, de las palabras a los hechos 

El texto introduce referencias claras a la necesidad de una Transición Justa, una transformación del sistema energético que tenga en cuenta a las personas más vulnerables y garantice derechos, oportunidades laborales y protección social. Sin embargo, todavía no está asegurada la creación de un Mecanismo de Transición Justa que convierta esta idea en acciones reales. La oposición de algunos actores, incluida la Unión Europea, amenaza con que esta parte del texto quede reducida a buenas intenciones sin capacidad de implementación.

Una transición que no ponga a las personas en el centro no es una transición justa. Y sin este mecanismo, la COP30 vuelve a quedarse corta.

COP30 ¿dónde está la financiación? 

El borrador recoge la necesidad de que todos los flujos financieros —públicos, privados, nacionales e internacionales— se alineen con los objetivos del Acuerdo de París. Esto significa:

  • eliminar los subsidios a los combustibles fósiles,
  • retirar inversiones en sectores contaminantes,
  • e introducir impuestos a grandes emisores y actividades altamente contaminantes.

También destaca la importancia de que la financiación llegue directamente a las comunidades locales, con enfoque de género, derechos humanos y participación real.

El dinero no puede seguir apoyando lo que destruye el clima, necesitamos invertir más en las soluciones.

La hoja de ruta “Baku a Belem” debe sentar las bases para hacer un esfuerzo colectivo para aumentar el objetivo de financiación y movilizar los 1,3 billones anuales necesarios hasta 2035 e incluir fuentes innovadoras de recursos, como impuestos a la riqueza o gravámenes a las empresas más contaminantes. Asimismo, es esencial que la financiación climática llegue a las comunidades locales, con un enfoque de género y de derechos humanos, y que se excluyan los préstamos que aumentan la deuda de los países del Sur Global.

COP30 aún puede corregir el rumbo, pero necesita valentía

La “Decisión de Mutirao” incorpora elementos valiosos: más visibilidad de la justicia climática, mención a las responsabilidades históricas, reconocimiento de la necesidad de una Transición Justa y de una financiación más alineada con el clima. Pero el texto sigue siendo frágil. Muchos de estos avances podrían caer en la negociación final si no hay voluntad política clara.

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