¿Dónde está España? Análisis de la presencia global española desde una perspectiva geográfica

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  • Este ARI analiza la evolución de la presencia global de España, desagregada por regiones geográficas y principales socios en las mismas, contrastando los resultados con los objetivos de la Estrategia de Acción Exterior (2025-2028), donde España se define como “potencia euroatlántica y mediterránea que ejerza de intersección entre Europa y África y América Latina”.
  • España ocupa el puesto 13º en la clasificación 2025 de presencia global, por detrás de Italia y por delante de Australia. Los resultados muestran un notable crecimiento de la proyección exterior española desde los años 90, su interrupción con la Gran Recesión y una recuperación más sólida que la de muchos socios europeos tras la pandemia. No obstante, la presencia global de España sigue siendo menor que en 2010.
  • España proyecta esa presencia global principalmente hacia la Unión Europea y hacia el resto de Europa, una regionalización económica y blanda, pero también militar en el contexto del conflicto con Rusia. En la relación transatlántica, América Latina sigue siendo un destino relevante, aunque con menor peso que en 2005; mientras que Norteamérica –especialmente Estados Unidos– refuerza su peso en la proyección exterior española. Destacan también los vínculos con África, aunque diferentes entre el norte y el sur del continente y muy marcados por la participación en misiones internacionales, así como la escasa proyección hacia Asia. A pesar de la alta concentración hacia la Unión y el paulatino alineamiento de las prioridades de acción exterior, la presencia de España está hoy más diversificada que en los años 90.
  • El análisis de la contribución de las Comunidades Autónomas a la presencia global de España revela una alta concentración en Madrid y Cataluña, junto con una progresiva descentralización y mayor participación de otros territorios en distintos indicadores.

Análisis

La globalización atraviesa hoy su mayor periodo de incertidumbre desde los años 90. La narrativa del multilateralismo y del libre comercio ha sido reemplazada por la lógica de la seguridad estratégica y el proteccionismo, mientras el denominado sur global reclama un papel más activo en la reconfiguración del nuevo orden mundial. Además, existen crecientes dudas sobre si estamos ante una nueva bipolaridad encarnada en Estados Unidos (EEUU) y China, en la que la Unión Europea (UE) intenta postularse como contrapeso, o bien hacia diferentes multilateralismos regionalmente diferenciados. En definitiva, transitamos de la interdependencia global a la rivalidad geopolítica como ya mostramos en el análisis de la edición 2025 del Índice Elcano de Presencia Global.[1]

Recientemente, el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación ha publicado la Estrategia de Acción Exterior 2025-2028.[2] Este documento establece las prioridades tanto temáticas como geográficas de la acción exterior española en su conjunto, adaptándola a la actualidad geopolítica y al modo en que afecta a España y a sus relaciones con el resto del mundo. España se define fundamentalmente como “miembro de la UE de perfil atlantista”, con vínculos a otras regiones, particularmente a la “Comunidad Iberoamericana de las Naciones”, destacando su posición geográfica privilegiada dentro del contexto europeo, que le permite postularse como “potencia euroatlántica y mediterránea que ejerza de intersección entre Europa y África y América Latina”. En este marco, conviene analizar tanto la trayectoria de la presencia exterior de España como sus principales vínculos internacionales, a fin de evaluar en qué medida se corresponden con la Estrategia de Acción Exterior.

Para ello, nos apoyamos en el Índice Elcano de Presencia Global, una herramienta cuantitativa destinada a medir la globalización en sus distintas dimensiones. A través de ello, nos proponemos analizar, en primer lugar, la evolución de España en el proceso de globalización entre 1990 y 2024 en comparación con la evolución de otros países de nuestro entorno. A continuación, descomponemos geográficamente esa proyección exterior, tanto su cuantía como su naturaleza, para conocer de qué modo se relaciona con el resto de las regiones del mundo. Un ejercicio que ya realizamos en 2020 y que actualizamos ahora para situar la relación de España con otras potencias en el contexto postpandemia y de alta inestabilidad del orden internacional. Por último, calculamos la contribución de cada Comunidad Autónoma con el fin de conocer de qué modo contribuyen a la proyección exterior de España.

1. España en el Índice de Presencia Global

Con un valor de 319 puntos, España ocupa el puesto 13º en la clasificación 2025 de presencia global, por detrás de Italia y por delante de Australia. Mantiene esa posición desde el 2011, que es relativamente alta en comparación con su puesto en términos de PIB y de población –15º y 23º, respectivamente–. La evolución de la clasificación de presencia global es reflejo de los cambios geopolíticos producidos en las últimas décadas y muestra en consecuencia la paulatina pérdida de peso de las principales potencias europeas en favor de países asiáticos (Figura 1).

Como es sabido, España tuvo una transición más tardía a la democracia que otras potencias europeas y, con ello, ingresó en una comunidad internacional que ya había institucionalizado diversos mecanismos de cooperación multilateral. Desde los años 90, registra una intensa internacionalización que se refleja en el crecimiento de su presencia global, tanto en términos absolutos como de cuota –su peso sobre el agregado mundial– (Figura 2). Así, entre 1990 y 2010 la cuota de presencia global de España pasó del 1,8% al 2,7%, lo que es significativo en ese contexto de pérdida de peso relativo de los países europeos.

Figura 2. Evolución de la presencia global de España, valor absoluto y cuota mundial

Fuente: Índice Elcano de Presencia Global.

La Gran Recesión revertió esta tendencia, reduciendo la presencia global de España. Reducción que, con salvedades, fue generalizada en el resto de los socios comunitarios y que se mantuvo hasta la pandemia, llevando la cuota española a su mínimo histórico. Como es sabido, la pandemia afectó especialmente a aquellos indicadores relativos a la movilidad de personas (turismo, educación, migraciones) elementos centrales de la presencia blanda. Desde entonces, España vuelve a registrar crecimientos de su proyección exterior, a diferencia del resto de socios europeos e incluso de los principales países emergentes (Figuras 3 y 4).

Así, mientras la presencia global agregada de todos los países del mundo ha crecido un 8,3% desde la pandemia, la presencia de España ha aumentado un 14%. En cambio, Alemania y el Reino Unido no registran ese rebote, y Francia e Italia mantienen la tendencia de pérdida desde 2010 (Figura 3). La evolución española en los últimos años es también más favorable que la registrada por otros socios comunitarios o países de rasgos similares (Figura 4) que, si bien con menor impacto de las crisis de 2010, tampoco se recuperan con la misma intensidad tras la pandemia, como Polonia y Portugal, o reducen la intensidad de su crecimiento, como Corea del Sur y Turquía. Aun con todo, el valor de presencia que registra España en 2024 es todavía ligeramente inferior al de 2020 y alcanza el 82% de lo registrado en 2010 antes de recoger el efecto de la crisis.

Evidentemente, los países no se proyectan hacia el exterior de la misma manera y, en consecuencia, están diferentemente afectados por los cambios en el contexto internacional. En el caso de España, su proyección exterior se basó inicialmente en un fuerte crecimiento de su presencia económica (Figura 5). Un rasgo común, ya que la globalización es fundamentalmente, e inicialmente, un proceso económico, acelerado con el proceso de integración europeo. Esto tuvo lugar principalmente por el crecimiento a partir de 2000 del stock de inversión en el exterior, así como por el fortalecimiento del sector servicios.

Figura 5. Evolución de la presencia global de España 1990-2024, principales indicadores

Fuente: Índice Elcano de Presencia Global.

La terciarización de la economía española ha estado caracterizada, como es sabido, por el peso estructural del turismo, que explica su relevancia como indicador de la dimensión blanda y como motor de las exportaciones de servicios. Sin embargo, tras la pandemia se ha producido un notable dinamismo de los servicios no turísticos, que podría apuntar a un proceso de diversificación en el tradicional perfil terciarizado de España.[3] Dentro de la proyección blanda española destacan también las migraciones y la ciencia, pero no tanto la tecnología, mostrando un desacoplamiento entre ambos indicadores que explica al mismo tiempo el bajo protagonismo de las exportaciones manufactureras de mayor valor añadido. Y respecto a la cooperación al desarrollo, rasgo tradicional de la proyección española, aunque se mantiene como uno de los principales indicadores blandos, pierde protagonismo desde 2010.

Por su parte, la dimensión militar tiene un peso relativamente alto, superior al conjunto de la UE y a la mayoría de los socios comunitarios (sólo Francia e Italia lo superan). Ello se debe al peso del equipamiento militar, donde están incluido fundamentalmente unidades para la movilización exterior de tropas y en donde España destaca como potencia naval. Las tropas desplegadas en el exterior tienen un peso reducido, reflejo de la limitada participación española en conflictos directos. Con todo, la presencia militar de España es hoy inferior a la de los años 90, tanto en términos absolutos como en relación con su presencia global, en línea con una tendencia generalizada a escala mundial en un contexto marcado entonces por la desmilitarización de las relaciones internacionales.

2. Descomposición geográfica de la proyección exterior de España

Las Estrategias de Acción Exterior, actual y previas, destacan la privilegiada posición geográfica dentro del contexto europeo, postulándose como “potencia euroatlántica y mediterránea que ejerza de intersección entre Europa y África y América Latina”. Y, aunque en líneas generales mantiene los elementos principales previos, una combinación de rasgos históricos heredados con un paulatino alineamiento con las prioridades de la UE, la actual estrategia pone mayor énfasis en la cuestión geográfica. Esto se aprecia en la adopción de una perspectiva geoeconómica y en el concepto de seguridad –aplicado a riesgos externos de aprovisionamiento, coordinación de sanciones o control de inversiones– y en una mayor concreción de las particularidades de las relaciones con las diferentes regiones, y también dentro de ellas. En particular, una visión de la integración regional más allá de las relaciones con los países miembros de la UE, dando mayor protagonismo a la posición española como bisagra con otras regiones, específicamente “la Comunidad Iberoamericana de las Naciones” dentro de la perspectiva transatlántica, pero también la voluntad de estrechar los vínculos con África más allá del Magreb. En este apartado exploramos la presencia global que ha proyectado España en cada una de las regiones desde 2005, con el fin de contrastar con datos los objetivos de la Estrategia.

Figura 7. Desagregación geográfica de la presencia global de España, % sobre total

Fuente: elaboración propia, datos del Índice Elcano de Presencia Global.

2.1. Europa, más allá de la Unión Europea

La UE absorbe en la actualidad el 38,7% de la presencia global de España, lo que constata la relevancia y el efecto centrípeto del proceso de integración. Dicho de otro modo, España se proyecta fundamentalmente hacia la UE y, en segundo lugar, hacia el resto de Europa con un 16,2%, lo que de manera conjunta supone un peso de la región del 54,9% de la presencia española.

Además, dentro de la UE, la presencia española está muy concentrada en pocos países. Francia absorbería el 8,5% de la misma, Alemania el 5,8% e Italia y Portugal, el 3,6% y 3,5% respectivamente. Estos cuatro países suponen por tanto el 21,5% de la presencia global de España en 2024, valor que se mantiene más o menos estable a lo largo del periodo.

Fuera del espacio común europeo, el Reino Unido ocupa un lugar destacado en la presencia global de España, con un 7,9% en 2024, sólo por detrás de Francia. Sin embargo, su peso se ha reducido desde el Brexit, en 2015 era el primer destino de la presencia española (10,4%), debido principalmente a mayores vínculos económicos. Pero ello no disminuye la relevancia del Reino Unido en las relaciones exteriores, tanto de la UE en su conjunto como de España en particular. Sigue siendo el segundo destino de las exportaciones de servicios y de la inversión en el exterior, así como el principal origen de inmigración y turismo hacia España.

Figura 8. Descomposición de la presencia global de España por regiones y dimensiones, 2024

Fuente: elaboración propia, datos del Índice Elcano de Presencia Global.

La proyección española hacia la UE es principalmente económica, 28 de esos 38,7 puntos porcentuales proyectados en la región son exportaciones de energía, bienes primarios, manufacturas, servicios e inversión en el exterior. No en vano, el marco regulatorio condiciona la concreción geográfica de las relaciones económicas, por ejemplo, la política agraria común o la unión monetaria, y también la articulación regional de diversas cadenas de producción. Pero la UE es además la región de mayor relevancia para la presencia blanda española –ocho puntos porcentuales–, liderando los indicadores de migr

Recapiti
Manuel Gracia Santos, Blanca González .