La historia de Lise es un testimonio de resiliencia y de cómo la educación puede abrir caminos incluso en los contextos más complejos. En un país como Haití —marcado por la inestabilidad política, los desafíos socioeconómicos y un acceso limitado a servicios esenciales— el acompañamiento integral que brinda NPH se convierte en una herramienta vital para proteger a la niñez y construir futuros más justos. A través de programas educativos y becas universitarias, NPH impulsa a jóvenes como Lise a romper ciclos de pobreza y convertirse en agentes de cambio para sus comunidades.
En 2005, una niña de diez años llamó a la puerta de NPH Haití. Se llamaba Lise. Llegaba desde una situación de profundo riesgo social tras la muerte de sus padres, en un entorno familiar que, por falta de recursos, ya no podía sostenerla ni garantizar su escolarización. Como tantos niños haitianos, vivía las consecuencias directas de una pobreza estructural que limita oportunidades y vulnera derechos básicos.
Cuando ingresó al hogar de Ste Hélène en NPH, Lise encontró un espacio seguro que cambiaría su vida. Allí descubrió estabilidad, acompañamiento y un entorno donde el aprendizaje iba de la mano del respeto y el afecto. Rodeada de cuidadores, educadores y una comunidad comprometida, comenzó a reconstruir su confianza y a imaginar un futuro distinto para sí misma.
“Después de la muerte de mis padres, mi familia no podía hacerse cargo de mí”, recuerda. “En NPH encontré una familia que creyó en mí, incluso antes de que yo misma lo hiciera”.
Entre cuadernos, juegos y responsabilidades compartidas, Lise descubrió su vocación: quería convertirse en médica. Sabía de primera mano cuán frágil puede ser la vida en un contexto donde el acceso a la salud es limitado para la mayoría de la población. “Elegí la medicina porque quería aliviar el sufrimiento de otros. En NPH entendí el valor de la solidaridad y de la atención oportuna.”
Gracias al programa de becas universitarias de NPH, Lise ingresó a la Universidad Notre-Dame d’Haïti. Su recorrido estuvo lleno de desafíos: noches interminables de estudio, la incertidumbre económica que viven muchos estudiantes haitianos, y un país constantemente enfrentando emergencias que dificultan la continuidad educativa.
Pero nunca caminó sola. El apoyo académico, emocional y comunitario de NPH la acompañó en cada etapa. “Su apoyo fue más que material. Siempre estuvieron ahí para recordarme que rendirse no era una opción”.
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Hoy, la Dra. Lise ha obtenido su título y se prepara para iniciar su año de servicio comunitario, un paso clave para fortalecer la atención médica en áreas rurales y vulnerables. Sueña con continuar su formación y contribuir al acceso a la salud en todo Haití, guiando a otros jóvenes que, como ella, solo necesitan una oportunidad.
Su historia refleja aquello en lo que NPH cree firmemente: cuando se invierte en educación, se transforma una vida, una familia y, con el tiempo, un país entero. La trayectoria de Lise —de niña en situación de riesgo a profesional de la salud— es un ejemplo vivo del impacto que la protección integral y la educación generan en la infancia.
Gracias al compromiso de donantes, cuidadores y aliados, un futuro incierto se convirtió en una vida dedicada a sanar y servir.