– La FIDH celebra la adopción de un nuevo Mecanismo de Acción en el Programa de Trabajo sobre la Transición Justa, para garantizar que la transición ecológica sea equitativa y proteja los derechos humanos y el medio ambiente.
– Sin embargo, más en general, esta COP no ha logrado reconocer que las energías fósiles son el principal factor de la crisis climática, a pesar de las abrumadoras pruebas científicas y las obligaciones jurídicas. Es urgente corregir esta evasión de responsabilidades para evitar un colapso total.
Belém y París, 24 de noviembre de 2025. La decisión adoptada en la COP30 insta a la elaboración de un Mecanismo de Acción para una transición justa y de vías de transición que respeten los derechos humanos y laborales, el diálogo social, la igualdad de género y las necesidades de las comunidades marginadas. Supone un avance importante — reclamado por la FIDH, sus miembros y sus socios, así como por el Observatorio para la Protección de las Personas Defensoras de Derechos Humanos (FIDH-OMCT) — en el refuerzo de la justicia social en la acción climática, lo que lo convierte en el texto más fuerte en materia de derechos humanos jamás adoptado en una COP.
“El texto sobre la transición justa es una primera victoria para los derechos humanos y el planeta. Una transición que no sitúe los derechos en el centro solo reproducirá el statu quo en lugar de dotar a las comunidades de los medios para avanzar hacia un futuro sin energías fósiles. Los gobiernos deben ahora tomar las últimas medidas necesarias para oficializar el Mecanismo antes de la próxima COP y garantizar que este proceso se guíe por las voces y las soluciones portadas por la sociedad civil, los y las trabajadores, las comunidades de primera línea y los pueblos indígenas”, declaró Joaquín Nieto, Vicepresidente y responsable de transición justa de la FIDH.
Aunque no es perfecto, el texto afirma los derechos de los pueblos indígenas, en particular la libre determinación y el consentimiento libre, previo e informado, tan a menudo violados por las actividades mineras y la expansión de los proyectos relacionados con los combustibles fósiles. Por último, el documento reconoce la economía del cuidado, un elemento esencial para la igualdad de género, ya que las mujeres realizan el 75 % del trabajo de cuidado no remunerado en el mundo. Paralelamente, durante las negociaciones del Plan de Acción sobre Género, la sociedad civil logró que se incluyera por primera vez una referencia a los defensores del medio ambiente en un texto de las Naciones Unidas sobre el clima.
Si bien el Programa de Trabajo permitió obtener algunas victorias, el resto del Paquete Político de Belém resultó decepcionante y reforzó la conclusión de que la gobernanza multilateral en materia climática debe ser objeto de una profunda reforma para hacer frente al desafío. Entre las numerosas oportunidades perdidas, la decisión no mencionó la necesidad de eliminar progresivamente los combustibles fósiles y no se llegó a un acuerdo sobre una hoja de ruta para su abandono. La presidencia apoyó una propuesta para reflexionar sobre esta cuestión fuera del proceso de la COP, basándose en una iniciativa de Colombia y otros 80 Estados aproximadamente.
“Ya estamos en camino de alcanzar un calentamiento de 2,6°C. Los puntos de inflexión se superan cada vez más rápido y con más fuerza. Mientras tanto, la eliminación gradual de los combustibles fósiles sigue abordándose mediante acuerdos tímidos y voluntarios, mientras asistimos a la erosión de los cimientos necesarios para la supervivencia de la humanidad. La Corte Internacional de Justicia ha confirmado lo que la ciencia y las comunidades de primera línea llevan mucho tiempo afirmando: poner fin a la dependencia de los combustibles fósiles es un imperativo en materia de derechos humanos que debe respetarse de inmediato”, declaró Maddalena Neglia, Jefa de la oficina Empresas, Derechos Humanos y Medio Ambiente de la FIDH.
“La única opción aceptable es un cambio profundo que permita pasar de una economía basada en los combustibles fósiles a una economía basada en los derechos humanos. Las comunidades de primera línea, las personas defensoras de los derechos humanos medioambientales y los pueblos indígenas no pueden soportar un nuevo ciclo de promesas vanas mientras sus vidas, tierras y medios de subsistencia. Para evitar lo peor, es necesario llevar a cabo de inmediato una transición justa, que incluya la eliminación completa de los combustibles fósiles y una financiación climática adecuada de los países desarrollados a los países menos responsables”, concluyó Hugo Gabbero, Jefe de la Oficina de Protección de Personas Defensoras de la FIDH.