La gestión de personas se encuentra en medio de una revolución imparable. La digitalización y la inteligencia artificial han generado un debate en el seno de los equipos de personas de las compañías: ¿nos dirigimos hacia un futuro de eficiencia automatizada y quizás deshumanizada o podemos aprovechar la tecnología para construir entornos laborales más inteligentes y, sobre todo, más humanos? Cómo respondamos a esta pregunta, definirá a las empresas líderes del mañana.
Por un lado, las oportunidades que nos presentan estas nuevas tecnologías son fascinantes. La IA no debe ser vista como un enemigo que viene a sustituir, sino como un aliado que puede potenciar nuestras capacidades. Herramientas de People Analytics, ya no solo sirven para predecir la rotación, sino para escuchar de forma activa y tomar el pulso a la organización, por ejemplo, en materia de clima laboral. Este enfoque en la digitalización ya es una realidad en empresas que, como la nuestra, utilizan plataformas de formación online con elementos de gamificación para impulsar el desarrollo continuo, haciendo del aprendizaje una experiencia accesible y motivadora.
Sin embargo, esta carrera tecnológica no está exenta de conflictos. Como apuntan desde Accenture, muchas empresas invierten hasta tres veces más en tecnología que en la formación de sus equipos, un desequilibrio que nos reta a todos. Es necesario una cultura corporativa fuerte para evitar caer en la robotización de los procesos de selección y la consecuente sensación de deshumanización de estos procesos, ciertos dilemas éticos sobre la privacidad o el peligro de que los algoritmos repliquen sesgos humanos, creando barreras invisibles para el talento diverso.
Y es aquí donde reside la verdadera innovación, en aquello que, precisamente, nos diferencia de las máquinas: las emociones y la conexión humana. En Knauf, uno de nuestros valores fundamentales es el “Menschlichkeit”, que se podría traducir como “sentimiento de humanidad compartida”. Este principio no es una declaración de intenciones, sino el eje de nuestra estrategia de personas. Creemos firmemente que la innovación más efectiva en los tiempos de la inmediatez de la inteligencia artificial IA es, paradójicamente, volver a poner el foco en la experiencia integral del empleado.
Esta filosofía se traduce en acciones concretas que demuestran su impacto. Con un índice de rotación voluntaria de apenas el 1,2% y una antigüedad media de 11 años, vemos el reflejo de una apuesta decidida por el bienestar. No se trata de ofrecer beneficios aislados, sino de construir un ecosistema de cuidado. Iniciativas como un teléfono de asistencia psicológica 24 horas, asesoramiento nutricional, o abordar el manejo del estrés dentro de los planes de riesgos psicosociales o en programas de desarrollo como el coaching que ofrecemos a la plantilla desde Knauf, son ejemplos de que la salud mental y física deben estar en el centro de toda estrategia de personas.
La tecnología debe ser una aliada para facilitar este enfoque humano, no para sustituirlo. Mediante un uso adecuado, la IA puede facilitar el trabajo de los profesionales de RRHH en aquellas tareas repetitivas, permitiéndoles dedicar su tiempo a lo que realmente aporta valor: la estrategia de talento, la escucha activa y el diseño de una experiencia laboral adecuada a las circunstancias y necesidades de cada trabajado.
El éxito, por tanto, no va a depender únicamente de la tecnología, sino de alinear la estrategia de negocio, la de IA y, en especial, la de talento. En muchas ocasiones esta es la clave que a menudo se olvida, el verdadero potencial de la inteligencia artificial solo se alcanza invirtiendo en las personas. Las empresas que entiendan esto no solo sobrevivirán a la revolución digital, sino que la liderarán con un propósito claro y un equipo identificado.
Daniel Orta, People Director & Compliance Officer de Knauf y miembro de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos (AEDRH)