Lino Borges te habla del amor esta noche - Radio Gladys Palmera

Ha sido el mascarón de proa del famosísimo Conjunto Saratoga durante mucho tiempo, pero esta noche se presenta en solitario en el Cabaret Nacional, de la esquina de San Rafael y Paseo del Prado.

Hay gente en la acera, esperando que llegue ese bolerista que un día se llamó Severo Alberto Borges Abreu, pero que hoy conmueve corazones de enamorados con un nombre sencillo: Lino Borges, nacido en Batabanó el 8 de agosto de 1933.

Hoy las parejas se apretarán las manos, se acariciarán con las miradas, y tal vez haya lágrimas inocentes corriendo por alguna mejilla cuando le escuchen cantar uno de sus inolvidables boleros, ese que dice:

Si te contara, mis sufrimientos.
Si tú supieras, la pena tan grande, que llevo muy dentro,
la triste historia que noche tras noche de dolor y pena
llegó a mi alma, surgió en mi memoria como una condena.

Para alguien que cantaba en un hotel del Surgidero de Batabanó con una orquesta local, estar esta noche aquí, en la confluencia de calles y avenidas importantes de la gran Habana, le parecería un salto inmenso. No imagina que habrá más, mucho más. No lamentará haber declinado la invitación que le hiciera en una ocasión “El zurdo de oro” Senén Suárez, para que integrara su conjunto en el Cabaret Tropicana, esa joya inmensamente conocida a nivel internacional a esa altura.

Lino dijo que no estaba preparado para aquel salto, y tal vez tenía mucha razón. Prefería ir lentamente, entendiendo este mundo, conociendo mejor el amor y la música. Pero cuando le ofrecieron reemplazar al cantante del Conjunto Saratoga, aceptó de inmediato. Con esa agrupación debutaría en la televisión en uno de los espacios de más audiencia:  “El Show del Mediodía”. Todavía era guarachero. Lo del bolero iba a venir después, cuando le llamó el Conjunto Rumbavana.

Con ellos lanzó este dardo hermosísimo que iba a iluminar toda su carrera. Un bolero compuesto por el venezolano Homero Parra, titulado Vida consentida:

Hay música en tu voz / hay música en tus manos,
son tus labios de miel dos corales hermanos,
terciopelo son tus ojos soñadores / luz de luna tu sonrisa sin igual.
Te amo hasta en el dolor / y siento por tu encanto
felicidad de amor / temor de amarte tanto,
eres maravillosa vida consentida / porque tú eres la vida
de una gran ilusión.

Este bolero venezolano le permitió a Lino Borges firmar contrato para actuar donde estamos esta noche esperándolo, el Cabaret Nacional. Pero el tema tiene historia. Él no escogió Vida consentida, ni le sugirieron incorporar la canción a su repertorio. Fue casi la mano de Dios, en forma de empresario disquero. El dueño del sello Velvet, José Pagés, “luego de analizar diferentes voces interpretes del bolero con el objeto de observar quien de los que tenía dentro de su apreciable colección podía interpretar la canción de acuerdo con los arreglos que de ella se habían hecho, y que fue de esa forma como se decidió hacerle llegar a Lino Borges la grabación de Vida consentida, de Homero Parra, compuesta originalmente en tiempo de vals venezolano, pero arreglada para que la cantara como bolero, por considerar que se adaptaba perfectamente bien a su voz”.

El bolero fue como un trampolín que lo lanzaría a otras dimensiones y lo haría conocido en otras latitudes. Su versión de Vida consentida arrasó y puso a Lino Borges en el centro de las miradas. Todos esperaban por sus próximas grabaciones, y él no defraudó a su público, que ya empezaba a seguirle. A ese tema siguieron otros, que él personalizó con su estilo. Como esta creación de Giraldo Piloto y Alberto Vera que ya había grabado hacía algún tiempo el gran Vicentico Valdés:

Aunque lejos estemos tú y yo / siempre unido estará nuestro amor,
añorando tan solo el momento / de estrecharnos con loca y tenaz pasión.
Ni siquiera logre imaginar / me quisieras lo mismo que yo,
aunque siempre en mi pecho callara / la inquietud que,
al tus ojos mirar, me ahogaran.
Hoy rompo las cadenas del silencio, / logro decirte que te quiero,
que tú eres todo lo que anhelo.

Lino tuvo muy poca actividad internacional, comparado con otros. Las circunstancias históricas no lo permitieron. Pero su voz, su nombre, su estilo y su presencia calaron hondo en el pueblo de la isla, que le seguía y aplaudía agradecido.

Así lo describen las notas de prensa que resumen su vida artística: “A los 16 años de edad lo haría ya como profesional con la orquesta de J. R. González, en la que estuvo varios años. Después cantó con los conjuntos Universal, de Melena del Sur, Casablanca, Casino, Rumbavana y Saratoga. Con este último conjunto permaneció durante 20 años, antes de convertirse en solista”.

Y dicen más, aunque las palabras no dan la verdadera grandeza de este artista: “Musicólogos de la isla reconocen a Borges como uno de los más importantes cantantes masculinos del bolero en Cuba, junto a figuras como Vicentico Valdés, Abelardo Barroso, Pacho Alonso, René Cabell, Tito Gómez, Ñico Membiela, Fernando Álvarez, Orlando Contreras, Orlando Vallejo, José Tejedor y Roberto Sánchez, entre tantos buenos interpretes”.

Ahora se apagan las luces y en el escenario aparece Lino Borges. Las parejas que han asistido esta noche intentan descubrirse en la penumbra, y sus manos se buscan para entrelazarse, adivinando que lo que hoy escuchen, les seguirá por siempre en sus vidas. Él lo sabe, y por eso pone todo su corazón en este bolero que le abrió las puertas del mundo, y sigue diciendo, lento y seguro:

Hay música en tu voz, / hay música en tus manos,
son tus labios de miel, / dos corales hermanos,
terciopelo son tus ojos soñadores / luz de luna tu sonrisa sin igual,
te amo hasta en el dolor / y siento por tu encanto
felicidad de amor / temor te amarte tanto.

Lino Borges, falleció los 71 años a causa de una afección pulmonar, el 23 de agosto del 2003. Parece que se fue, pero él sigue andando y cantando. Y todos los que lo han escuchado le agradecen su tiempo en la tierra.

Porque cantar al amor parece hacer eternos a quienes lo hacen.