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Publicado por El Periódico de Aragón el día 28 de febrero de 2024
Diez años después de la tragedia de el Tarajal
Ignacio Sancho y Gerardo Molpeceres, voluntarios de la ONG Entreculturas
El día 6 de febrero de 2014, a las 7:30 de la mañana, en un amanecer frío y gris, tras muchas horas caminando a la intemperie, entre 90 y 200 personas se lanzaron al mar para alcanzar la orilla que tanto anhelaban, bordeando el espigón que separa Ceuta de Marruecos.
Aquellos que debían velar por su seguridad y socorrerlos cuando estaban en el agua les recibieron usando material antidisturbios y pelotas de goma.
Arrebataron la vida de 14 jóvenes y devolvieron “en caliente” a otros 23. Una tragedia evitable que constituye una de las más graves vulneraciones de los Derechos Humanos de la historia de la Frontera Sur. Los perímetros fronterizos se volvieron a convertir en una tumba, como consecuencia de las políticas migratorias europeas.
¿Qué ha pasado desde entonces?
En primer lugar, el proceso judicial ha entrado en vía muerta. Se ha reabierto y cerrado el caso en tres ocasiones y se han rechazado dos recursos ante la Audiencia de Cádiz y el Tribunal Supremo. Queda pendiente de resolución un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional que se admitió a trámite en junio de 2023 y una queja contra España ante el Comité Contra la Tortura de la ONU presentada por uno de los supervivientes de El Tarajal.
Además estos diez años se ha acentuado la polarización política y social en torno a las personas migrantes. Por un lado proliferan innumerables iniciativas de hospitalidad y acogida y también otras de incidencia política que ponen a las personas en el centro, como los círculos de silencio, las manifestaciones en favor de la migración con derechos o la iniciativa legislativa popular que recogió más de 600.000 firmas para la regularización del casi medio millón de personas migrantes que viven y trabajan en España. Pero en el otro lado crece con mayor fuerza la xenofobia, alimentada por bulos y rumores y por una construcción de la identidad simplista y empobrecedora. Se basa en la exclusión de quienes son diferentes y se utiliza interesadamente como herramienta de oposición política y fragmentación social.
Esta polarización en torno al hecho migratorio se produce en toda Europa. Proliferan los partidos que hacen bandera de su oposición a la migración, que quieren construir muros y devolver a las personas migrantes a sus países de origen. El miedo al avance de las posturas xenófobas ha llevado al Consejo, la Comisión y los Estados miembros a la externalización a terceros países del control migratorio, la militarización de las fronteras y el mar y a restringir los flujos antes que a garantizar los derechos de las personas migrantes, su integración y la acogida. Desde 2014, se han registrado más de 29.000 muertes en viajes migratorios hacia Europa. Se ha descafeinado el pacto europeo de migración y asilo y los cupos de migrantes son vistos como una carga y empleados como moneda de cambio en las negociaciones entre países. Se ignoran los Derechos Humanos y el enorme beneficio que supondría para Europa una migración con derechos.
Este mes ha vuelto a celebrarse en Ceuta la Marcha por la Dignidad, como cada año desde marzo de 2014, pocos días después de la tragedia. Cada año sigue diferentes recorridos, pero siempre acaba en la Playa del Tarajal. Son muchas las personas que acuden cada año hasta la playa para exigir verdad, justicia y reparación. Un acto para honrar la memoria de Jeannot, Armand, Samba, Daouda, Luc, Yves, Larios, Youssouf, Ousmane, Keita, Omarou, Blaise, Roger Chimie y de otro compañero cuyo nombre se desconoce. Un acto de denuncia de las devoluciones en caliente y de la vulneración sistemática de Derechos Humanos en la Frontera Sur. Y un acto para pedir un cambio en la política migratoria europea, en que se ponga por delante los derechos de las personas, los principios de humanidad, acogida e integración. Por el bien de todos, también el nuestro.
(Separata complementaria)
Sin justicia ni reparación Hace 10 años ya de la tragedia de El Tarajal y nadie ha asumido responsabilidades penales ni políticas. ¿Puede haber impunidad ante el uso excesivo de la fuerza, la devolución en caliente de al menos 23 personas y 14 muertes? En este complejo y tortuoso proceso judicial ha habido una “intencionalidad de que este caso quedase impune” afirma Estrella Galán, directora general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. “No ha habido voluntad de escuchar a los testigos propuestos, no se ha tomado declaración a dos de los supervivientes cuyos testimonios habían sido acordados. Existen vídeos, existen imágenes y existen testigos de la tragedia de aquella mañana de febrero del año 2014”. Pero no ha habido justicia ni reparación.
Ignacio Sancho y Gerardo Molpeceres, voluntarios de la ONG Entreculturas
Blog publicado el 4 de marzo de 2024
Ana Fernández