En Tumaco y Buenaventura, donde el conflicto armado, la desigualdad y la precariedad estructural siguen marcando la vida cotidiana, las mujeres enfrentan una doble y a veces triple exclusión: por ser mujeres, por vivir en territorios históricamente marginados, por su etnia o condición de discapacidad.
Gracias al apoyo de la Unión Europea, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y el Ayuntamiento de Madrid, y en articulación con el Observatorio de Género de la Universidad de Nariño, hemos desarrollado dos estudios: Accesibilidad y Género y Tejiendo Equidad. Ambos, desde perspectivas distintas, coinciden en una misma conclusión: la ruta de atención a las violencias basadas en género (VBG) no está llegando a las mujeres del territorio; y cuando lo hace, llega tarde, de manera deficiente o incompleta.
Ambos estudios se complementan, uno evidencia las fallas estructurales que limitan el acceso de las mujeres con discapacidad o diversidad funcional a las rutas de atención contra la violencia basada en género (VBG) y el otro, aborda las barreras de acceso a estas rutas para mujeres afrodescendientes.
El primer obstáculo
En los dos territorios, la accesibilidad es mínima o inexistente. El informe sobre discapacidad muestra instituciones sin intérpretes, sin señalización, sin adecuaciones básicas. El transporte es escaso, costoso o inseguro.
El otro estudio, centrado en mujeres afrodescendientes, confirma que incluso sin discapacidad, moverse por el territorio es difícil: miedo a circular, restricciones por actores armados, largas distancias, costos altos.
Instituciones que no responden como deberían
Cuando las mujeres logran acceder a la ruta, se encuentran con un sistema frágil, que les da poca confianza y dudan de la confidencialidad.
Algunos de los obstáculos que se presentan son:
- Mala atención o trato discriminatorio
- Funcionarios que, en ocasiones, minimizan la denuncia y ponen en duda la credibilidad de los relatos
- Trámites y tiempos de espera largos
- Respuestas que dependen de ánimo del o la funcionaria que atiende
- Servicios de salud y justicia tardíos, burocráticos y humillantes
- Infraestructura inaccesible (rampas, pasamanos, baños adaptados) y ausencia de adaptaciones en el transporte
La protección, dicen las personas que participaron en el estudio, es una especie de lotería institucional, a veces funciona, a veces no, lo que hace que la decisión de denunciar se diluya.
La violencia económica: una barrera silenciosa
Hay un dato que se repite en ambos estudios. Las mujeres no denuncian porque dependen económicamente de sus agresores, no pueden viajar porque no cuentan con el dinero para pagar un transporte, además no continúan los procesos que inician porque son las encargadas de cuidar a hijos, hijas o personas mayores.
Para las mujeres con discapacidad o diversidad funcional, la carga es aún mayor, entre un 63 % y 68 % no tiene ingresos propios y dedican más del doble del tiempo al trabajo doméstico que los hombres. Las mujeres afrodescendientes describen la dependencia económica como una forma de control profundamente normalizada.
En los dos casos, la pobreza y la falta de recursos son barreras para que las mujeres en su diversidad puedan denunciar y acceder a la ruta.
Violencias que se ven y violencias que se callan
Asimismo, los dos informes muestran que la violencia psicológica y económica sigue tan naturalizada en los territorios, que muchas mujeres ni siquiera la nombran.
A eso se suma el un vacío informativo que existe en la ruta, pasos que no se socializan, derechos desconocidos, instituciones que no asumen su responsabilidad y se ven lejanas y ajenas.
Y también sigue presente el miedo a denunciar porque se exponen a ser señaladas, a que sus agresores las maltraten, al juicio que pueden recibir por parte de su familia, amigos, vecinos.
Recomendaciones de los dos informes
Accesibilidad y género
Las recomendaciones de los informes buscan materializar el derecho a la protección eliminando las barreras físicas, comunicacionales, logísticas e institucionales que impiden el acceso efectivo a las rutas de atención.