El amianto es un mineral compuesto por fibras procedente de la familia de los silicatos, al cual se le daba un uso muy específico: la fabricación del conocido como fibrocemento (la unión entre amianto y cemento). Es un material comúnmente reconocido como Uralita, que fue la principal empresa que comercializó con el asbesto.
Muy utilizado en el siglo pasado, el amianto es considerado por la OMS como un mineral cancerígeno de tipo 1. “Las uralitas” se vuelven un material peligroso para la salud humana cuando su vida útil termina, dado que las fibras se deshacen y se descomponen en partículas que pueden alojarse en los pulmones al ser inhaladas.
El amianto puede generar distintas enfermedades: asbestosis o fibrosis pulmonar, cáncer de pulmón, mesotelioma maligno y cáncer de laringe.
En 2002 se prohibió el uso y comercialización del asbesto tras haber sido demostrada su peligrosidad. La prohibición se desarrolló a partir de La Orden ministerial del 7 de diciembre de 2001 por la que se modifica el anexo I del Real Decreto 1406/1989.
¿Existe una subvención para la retirada de uralita en Cataluña?
Existen ciertas consideraciones para poder solicitar subvenciones aplicables a la retirada de amianto.
Según el Real Decreto 477/2021 de 29 de junio, las comunidades autónomas (y las ciudades de Ceuta y Melilla) pueden optar a “ayudas para la ejecución de diversos programas de incentivos ligados al autoconsumo y al almacenamiento, con fuentes de energía renovable, así como a la implantación de sistemas térmicos renovables, en el sector residencial, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.”
Dentro de ese Decreto, encontramos partes del programa que comprenden ayudas para actuaciones relacionadas con la eliminación del amianto en cubiertas para realizar proyectos de instalación fotovoltaica.
La Agencia de Residuos de Cataluña (ARC) ha aumentado en 2,9 millones de euros la cuantía económica que se destina para la retirada de amianto.
¿Dónde hay amianto en Cataluña?
En la comunidad catalana, el tópico del amianto se somete más a debate que en otras comunidades autónomas. Parece ser que el concepto de economía circular cobra fuerza y sentido en una Cataluña que, cada vez más, está sensibilizada con la peligrosidad del mineral cancerígeno conocido como asbesto.
En Barcelona primero, y en Santa Perpètua de Mogoda después.
Se sitúa la empresa de Macosa-Alstom, fundada en 1947 y dedicada principalmente a la industria pesada. Muy orientada a la industria del ferrocarril, esta empresa trabajaba el material del amianto.
Los Jubilados de Macosa-Alstom han conseguido recoger más de 10 mil firmas en una campaña que pide la retirada del material cancerígeno desde 2015.
La Comisión de Urbanismo del ayuntamiento de Barcelona
Se ha comprometido a crear un censo de edificios y espacios públicos con amianto, además de un plan de retirada que incluya calendario y presupuesto de actuación.
Esta medida, igual que muchas otras que se irán adoptando progresivamente en todos los ayuntamientos de España, viene condicionada por la ley de residuos y suelos contaminados, que obliga a los ayuntamientos a retirar el amianto que provoque un mayor riesgo. Estas acciones deben ser tomadas antes de 2028.
En Cerdanyola del Vallès y Rocalla en Castelldefels
Se encontraba localizada la famosa Uralita, empresa que da el nombre coloquial de “uralita” al amianto. Hasta los años 90, se han fabricado “las uralitas” en estas localizaciones, en las que ocupaban el espacio 600 personas.
Desde la Asociación de Víctimas Afectadas por el Amianto en Catalunya (AVAAC) se recuerda que esta situación no debe pasar desapercibida. Hay estudios, como el de CCOO en 2019, que dicen que más de un tercio de los trabajadores del metro desarrollaban problemas relacionados con la exposición al amianto.
De hecho, el pasado marzo de 2021, La Sala de lo Civil del Tribunal Supremo avaló a estas víctimas proclamando que:
Uralita deberá indemnizar a las familias cercanas a la fábrica de amianto en Cerdanyola
Esta indemnización se produce en su condición de ‘pasivos ambientales’ por las enfermedades que han desarrollado tanto los trabajadores como sus familias por la exposición al amianto.
En el barrio de Baix Guinardó
La lucha por la retirada del amianto en Barcelona es constante. A principios de 2022 saltaba la voz de alarma tras descubrir una macrocubierta de amianto que data de los años 50 en el barrio barcelonés de Baix Guinardó.
Los vecinos del barrio, apoyados por otra serie de colectivos, exponían el problema pidiendo su retirada.
En el barrio del Camp de l’Arpa del Clot
Se localizan miles de metros de amianto que los vecinos han expuesto para que se proceda a su retirada. Se encuentra en diversas instalaciones del barrio.
La Associació de Veïnes i Veïns Clot-Camp de l’Arpa es una de las principales voces en el posicionamiento de los vecinos en este tema, poniendo en conocimiento los edificios del barrio que tienen presencia de amianto.
En Sarrià-Sant Gervasi
En el verano de 2021, la Guardia Urbana informó del descubrimiento de dos vertidos ilegales de fibrocemento.
En Tremp (Lleida)
La Guardia Civil localizaba en septiembre de 2021 un depósito ilegal de amianto cerca de una nave industrial abandonada que se encuentra localizada en los alrededores de Tremp
En el metro de Barcelona
En 2019 se dio el reconocimiento de enfermedad provocada por el amianto a un extrabajador de los túneles que desarrolló cáncer de pulmón tras haber trabajado durante 32 años.
Fue esta la primera ocasión en que el Instituto Nacional de la Seguridad Social reconocía un caso de enfermedad profesional por exposición a “las uralitas” a un trabajador de los Transportes Metropolitanos de Barcelona.
En el metro de Barcelona
Se aprobó destinar una partida por parte de la Generalitat de 4,5 millones de euros para retirar amianto de 200 edificios de la localidad. Una localidad que está marcada por la gran presencia del material cancerígeno.
Diferentes estudios realizados por los vecinos y el Ayuntamiento determinan que puede haber hasta 1 tonelada de residuo de este material por habitante.