Según un estudio de la CEOE, más del 70% de los emprendedores-empresarios volvería a hacerlo
Desde niños nos inculcan el que nos formemos para poder tener un buen trabajo estable y seguro. Yo, para serles sincero, siempre quise ser empresario, me parecía lo máximo el poder ser mi propio jefe, el crear y construir algo del que sentirse orgulloso. Recuerdo que gané un concurso de emprendimiento en la carrera, y que en una entrevista de trabajo, al preguntarme dónde querría estar a la edad del entrevistador (mi jefe más tarde), le dije que teniendo mi propia empresa.
La imagen del empresario no pasa por su mejor momento, atacada desde, entre otros, el ámbito político y mediático. Por contra, según el estudio de la CEOE del 2024 El emprendimiento en España, la figura del emprendedor sí posee una imagen positiva, con el 60% del respaldo de la población. Otra cosa es cuando se pregunta por el empresario. Según el citado estudio, se relaciona con la gran empresa y con sus altos directivos. Dicho de otra forma: emprendedor, bien, empresario… no tan bien. Pero la realidad es tozuda y muestra que un 94% de los empresarios -en España y en Navarra- son autónomos o tienen empresas de menos de 10 trabajadores.
Son dos conceptos que van de la mano: el emprendedor quiere convertirse en empresario y el empresario emprendió, emprende y seguirá emprendiendo. Para mí, los dos conceptos significan asumir riesgos, equivocarse, levantase, volver a intentarlo; pero también significan crecer, aprender y vivir con pasión y la responsabilidad hacia los trabajadores y sus familias que han hecho su proyecto de vida con la empresa y el proyecto.
A pesar de todas las vicisitudes, no puedo pensar en una felicidad mayor en el ámbito personal-profesional que la que te da el crear algo, el ver que se utiliza, que es útil, que se vende, el formar un equipo con talento, el dejar huella positiva en el planeta, el cambiar las cosas, el volver a pensar cómo mejorar, cómo crecer y soñar con cuál será la próxima meta a conquistar. Según el citado estudio de la CEOE, más del 70% de los emprendedores-empresarios volvería a hacerlo.
En los recientes premios Navarra Empresarial, otorgados a la familia Busto (padre e hijo) de la empresa de Peralta IBConnet, la presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, nos invitaba a los empresarios allí presentes a crear y fomentar “la empresa buena”, como concepto de empresario que quiere hacer el bien, la creación de riqueza justa, con arraigo a su tierra y a su gente, que paga sus impuestos, que no hace trampa, que cuida a sus empleados y les ayuda a desarrollarse, que no tira la toalla a la primera de cambio, ni cambia de sede únicamente por motivos fiscales. Permítanme ponernos en valor en este artículo. Las pymes -empresas de menos de 250 trabajadores- y los autónomos somos la base y el motor de la economía navarra y española, representamos, según datos oficiales, el 98,8% de las empresas. No conozco a ningún empresario que no quiera todos los atributos citados por la presidenta para su empresa y sus trabajadores, todos queremos ser “una empresa buena”. Para ello, qué mejor que preguntarnos a nosotros, a los protagonistas de esta historia, qué necesitamos, qué queremos para seguir desarrollándonos y, sobre todo, qué habría que hacer para crear nuevas empresas, nuevos empresarios “buenos”.
El informe de la CEOE es claro en este punto: las barreras para el emprendimiento son la ausencia de cultura de riesgo, escasez de conocimientos de gestión y financieros y apoyo institucional. Nos gustaría tener incentivos fiscales, subvenciones, formación, información y menos burocracia para comenzar a emprender. Esperemos que la Ley Foral de Industria Navarra y Fomento Empresarial llegue a buen puerto y que incluya, como parece que así va a ser, iniciativas como la ventanilla única empresarial y la carpeta empresa para facilitar la relación empresa-administración. Aunque faltarían muchas más cosas.
En este aspecto, cabe destacar la gran iniciativa de CEN-Gobierno de Navarra “El Aula Empresa Navarra, GEN UP”, presentada en la entrega de premios antes mencionada. Está orientada al fomento del espíritu emprendedor y despertar el gen empresarial en los colegios y la formación en cómo crear una empresa. Desde muy pequeños, 1º de ESO, en varios colegios navarros, se está dando una asignatura de emprendimiento.
Enhorabuena, esta es la hoja de ruta, el camino que como región debemos emprender, el comenzar desde la juventud. Necesitamos ser más, necesitamos eliminar estigmas, falsas imágenes y clichés creados del empresario y poner en valor la cantidad de cosas positivas –para empezar, la generación de empleo y riqueza- y los valores que hay detrás de esta elección de vida que significa ser empresario. Para mí: pasión, lealtad, humildad, resiliencia, ilusión, liderazgo, solidaridad, generosidad, responsabilidad, compañerismo, honestidad, respeto, perseverancia, esfuerzo, compromiso, optimismo y coraje. Y no necesariamente por ese orden.
Sí, mamá, yo quiero ser empresario, y de los buenos. Eso le dije yo a la mía de bien mayorcito, con 34 años. Ojalá lo digan más niños, más adolescentes, más jóvenes y mayores. ¡Trabajemos para fomentarlo, entre todos!
Luis Unceta Rivas. Empresario (socio de iSiMAR) y miembro del ‘think tank’ Institución Futuro.