La bondades del amianto eran conocidas también en las civilizaciones antiguas. A través de hallazgos arqueológicos en diferentes zonas, se ha evidenciado su uso en tejidos, cerámicas y rituales funerarios. Según estos hallazgos, parece que las propiedades más admiradas eran la capacidad ignífuga y la durabilidad al mezclarse con otro material.
El uso del amianto en civilizaciones antiguas
Los primeros registros del uso del asbesto datan de hace más de 4.500 años. En la civilización finlandesa, se encontraron fragmentos de cerámica reforzada con fibras de amianto, lo que aumentaba su resistencia al calor y mejoraba su durabilidad. En el Imperio Romano, este mineral era utilizado en telas resistentes al fuego, especialmente en sudarios para incineraciones. Se creía que estos tejidos, al no quemarse por completo, eran un material «mágico».
En la antigua Grecia, historiadores como Plinio el Viejo mencionaban la existencia de un material que no se consumía con el fuego y que se usaba en velas y lámparas. Sin embargo, ya en esa época se reportaban problemas respiratorios entre los esclavos que manipulaban este material, un indicio temprano de los efectos nocivos del amianto.
En China, durante la dinastía Han, se usaban tejidos con fibras de asbesto para fabricar prendas de alta resistencia térmica. También en la India se han encontrado escritos antiguos que describen un «mineral incombustible» utilizado en ceremonias religiosas.
Hallazgos arqueológicos recientes y su impacto en la investigación
Los descubrimientos de objetos con amianto en excavaciones arqueológicas han permitido conocer la evolución del uso de este material a lo largo de la historia. En algunos sitios europeos se han encontrado ladrillos y morteros con asbesto, lo que indica que su uso en la construcción no es exclusivo de la era moderna.
Estos hallazgos han sido clave para entender cómo el ser humano ha aprovechado las propiedades del amianto sin conocer sus riesgos.
Reflexión sobre el uso del amianto en la actualidad
A pesar de su prohibición en muchos países debido a su relación con enfermedades como el mesotelioma y la asbestosis, el amianto sigue presente en estructuras y objetos antiguos. Los descubrimientos arqueológicos permiten comprender su impacto en la historia, pero también recuerdan la necesidad de aplicar medidas de gestión segura y retirada de amianto en el presente.