El amianto, conocido por su resistencia al calor, su durabilidad y su bajo coste, ha sido uno de los materiales más utilizados en la industria militar durante gran parte del siglo XX. Su aplicación en este sector fue especialmente intensa en barcos de guerra, submarinos, vehículos blindados, aeronaves y bases militares. Las propiedades aislantes y resistentes del amianto lo convirtieron en una solución ideal para proteger equipos y personal de incendios, explosiones y condiciones extremas. Sin embargo, su uso masivo ha dejado un legado peligroso que hoy representa un importante reto para la salud pública, la seguridad laboral y la protección del medio ambiente.
El amianto en la industria naval militar
En el ámbito naval, el amianto se empleó en aislamientos térmicos de calderas, motores, tuberías y sistemas de propulsión de buques militares. Submarinos y portaaviones fueron construidos con grandes cantidades de materiales que contenían este mineral cancerígeno. En estos espacios cerrados, la exposición de las tripulaciones a las fibras de amianto en suspensión era constante, aumentando el riesgo de enfermedades como la asbestosis, el mesotelioma y el cáncer de pulmón. Esta situación se agravaba durante las reparaciones y el mantenimiento, donde la manipulación de estos materiales liberaba aún más fibras al ambiente.
El amianto en instalaciones militares
En tierra, muchas instalaciones militares, como bases aéreas, hangares y edificios administrativos, se construyeron utilizando paneles, techos, suelos y sistemas de aislamiento fabricados con amianto. Incluso los trajes ignífugos y las mantas contra incendios empleados por el personal de emergencia contenían este material. También se usó en frenos, juntas y sistemas de escape de vehículos militares, exponiendo a mecánicos y operarios durante décadas.
A pesar de que la Unión Europea prohibió el uso del amianto en 2005, muchos de estos equipos y estructuras aún contienen este material en su composición. La retirada segura del amianto en instalaciones y equipos militares representa hoy un desafío técnico y económico de gran envergadura. Este proceso debe ser realizado por empresas especializadas y autorizadas, que garanticen la protección del personal y el cumplimiento de la legislación vigente en materia de residuos peligrosos.
La gestión responsable del amianto en el ámbito militar no solo es una obligación legal, sino una cuestión de salud pública y de seguridad para las futuras generaciones. Es fundamental identificar todos los materiales que puedan contener amianto y ejecutar planes de retirada y descontaminación que minimicen los riesgos de exposición. En este contexto, empresas como Amisur juegan un papel clave, ofreciendo soluciones integrales y seguras para la eliminación de amianto en todo tipo de infraestructuras y sectores, incluida la industria militar.