Durante el verano se suelen compartir narrativas específicas de esta época del año. La subida de las temperaturas, su relación con el calentamiento global o las consecuencias del calor extremo son contenidos que se repiten en época estival. En Maldita.es hemos recopilado los contenidos desmentidos en veranos anteriores que se han usado para desinformar y desacreditar a las agencias meteorológicas e identificamos las narrativas más recurrentes para que no te la cuelen.
El “cambio cromático”: la narrativa que desinforma con los colores de los mapas del tiempo
El “cambio cromático” es una narrativa que dice que los mapas del tiempo de la televisión se están alterando para mostrar una situación meteorológica más preocupante de la real. La estrategia es decir que ahora los mapas usan tonos más rojos u oscuros, que transmiten más gravedad, cuando en teoría estarían mostrando temperaturas normales.
Esta narrativa usa varias técnicas para desinformar, como comparar mapas topográficos (que no cambian sus colores) con mapas de temperaturas, intercambiar mapas de avisos con los de temperaturas máximas o combinar mapas de distintas cadenas de televisión.
“Una ola de calor es el calor de todos los veranos”: la narrativa que minimiza las temperaturas extremas
Una narrativa que se comparte con las altas temperaturas es que las olas de calor son “el calor de todos los veranos en España”. Sin embargo, la propia definición de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) implica que para declarar una ola de calor debe alcanzarse una temperatura muy elevada incluso para los meses más cálidos del año.
La AEMET tiene tres condiciones para hablar de olas de calor: duración, que el episodio dure al menos tres días seguidos; extensión, que afecte al menos al 10% de las estaciones meteorológicas; e intensidad, que se registren temperaturas máximas que estén entre el 5% de las más cálidas de los meses de julio y agosto.
En esta web de la Universitat de les Illes Balears puedes ver si en la capital de la provincia en la que vives está pasando un calor extremo para estas fechas o se trata del verano normal y corriente de todos los años. Mostramos un ejemplo de un episodio de calor en Jaén en junio de 2022.
Uno de los impactos que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, siglas en inglés) da por “prácticamente asegurado” es que las olas de calor y altas temperaturas extremas son y serán cada vez más intensas y frecuentes. En España, entre 1975 y 2000 hubo siete años con más de una ola de calor; mientras que entre 2001 y 2022 han sido 14 los años que han registrado olas de calor, según el registro de olas de calor de la AEMET.
La narrativa que dice “veranos calurosos hemos tenido siempre” y usa termómetros de la calle con medidas erróneas
Un contenido recurrente que circula en verano son imágenes de termómetros en la calle (normalmente, marquesinas) mostrando altas temperaturas, como 44 ºC. Se suele acompañar de mensajes tipo “veranos calurosos hemos tenido siempre”.
Sin embargo, las temperaturas que marcan estos termómetros no son fiables porque muchos de ellos miden la temperatura del propio instrumento y no la del aire exterior. Para medir la temperatura del aire, los termómetros deben estar protegidos de la radiación solar. Las organizaciones meteorológicas usan garitas pintadas de blanco a cierta distancia del suelo.
“Ya hizo calor en el pasado”: la narrativa que usa supuestos registros antiguos para desinformar sobre el cambio climático
Una narrativa que circula en verano muestra supuestos registros antiguos de temperaturas, que marcan 46,6 ºC, 47 ºC, o incluso más de 50 ºC. Algunos de ellos superarían el récord histórico de temperatura en España, los 47,6 ºC que se alcanzaron en agosto de 2021 en Montoro (Córdoba).
Sin embargo, se desconoce de qué manera se recogieron estos registros, por lo que no son fiables y no pueden compararse con los estándares actuales para medir temperaturas. Pero aunque estas temperaturas fuesen reales, esto no invalida la tendencia de aumento de la temperatura media en España.
“El cambio climático no implica que cada verano vaya a ser más cálido que el anterior y que ya nunca más vaya a hacer frío. Lo que significa es que hay una tendencia de temperaturas al alza, que hace cada vez más probable que se produzcan períodos de temperaturas altas y olas de calor y menos probable que se produzcan olas de frío y días muy fríos", explica José Ángel Núñez, jefe de Climatología de AEMET en la Comunidad Valenciana.
La narrativa que afirma que la isla de calor urbana exagera el calentamiento global
Una narrativa indica que hay estaciones meteorológicas que originalmente estaban en espacios naturales pero que, con el crecimiento urbano, ahora están rodeadas de ciudades y urbanizaciones, por lo que dan temperaturas más altas por el efecto isla de calor.
El efecto isla de calor es real y explica la mayor temperatura que hay en zonas urbanas con respecto a las rurales de su entorno. Ocurre porque las ciudades tienen más materiales que generan o retienen y liberan calor (asfalto, hormigón y motores) y menos cubierta vegetal que enfríe el aire. Se nota, especialmente, por las noches.
Pero este efecto no exagera el calentamiento global: tanto termómetros rurales como urbanos muestran tendencias similares de aumento de temperatura. En España hay estaciones alejadas de ciudades que ven aumentos de temperatura media, como el observatorio de Izaña (cerca del pico del Teide, en Tenerife), que ha registrado un aumento de temperatura media de 1,7 ºC entre 1916 y 2023. El observatorio de Daroca, (Zaragoza, 1.957 habitantes), que apenas ha cambiado desde su puesta en marcha en 1909, ha registrado un aumento de temperatura media de 2,1 ºC desde 1940 a 2023.
“Se atribuyen muertes por calor sin ser por este motivo”: la narrativa que dice que se falsifican los fallecimientos por altas temperaturas
Mensajes en redes sociales dicen que hay muertes que se atribuyen al calor pero no se deben a las altas temperaturas, en la línea de la narrativa que dice que el cambio climático se exagera. Estos mensajes malinterpretan cómo influye el calor en distintas enfermedades y causas de muerte.
Por un lado, la única causa de muerte directamente vinculada con las altas temperaturas es el golpe de calor, explican los autores del libro Temperaturas extremas y salud, publicado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Esta causa de muerte es minoritaria respecto a otras causas.
El calor también agrava otras enfermedades que pueden llevar a la muerte, como cardiovasculares, respiratorias, cerebrovasculares y renales. En paralelo, las altas temperaturas aumentan la concentración del ozono troposférico, un contaminante del aire que también tiene efectos negativos en la salud.
“Amaños contables”: la narrativa de que las agencias meteorológicas cambian su metodología para exagerar el calor
Otra narrativa apunta a que las instituciones que miden las temperaturas, como la AEMET o la Agencia Espacial Europea, retocan sus metodologías para que el calentamiento global parezca más grave.
En septiembre de 2024, un contenido se compartió diciendo que la AEMET había rebajado el límite con el que declara que una temperatura es lo suficientemente extrema para lanzar un aviso de calor. Era un bulo: en las distintas versiones que ha tenido el Plan Meteoalerta, donde se recogen dichos umbrales de temperatura, la AEMET no ha rebajado los límites. De hecho, los ha elevado en dos ocasiones: en 2013, con cambios en Toledo, Murcia y Comunidad Valenciana; y en 2022, con cambios en Ibiza, Formentera y Menorca.
En julio de 2023, varios contenidos dicen que ahora “se toma la temperatura del suelo, no la del aire”. Pero esto es un bulo: las