Santander de Quilichao, Cauca. En el norte del Cauca, mujeres afrodescendientes de los municipios de Buenos Aires y Santander de Quilichao se reunieron para algo más que un taller: vivieron un ritual de palabra, memoria y empoderamiento.
En una sala llena de historias, fuerza y sabiduría ancestral, las participantes no solo aprendieron herramientas digitales, sino que tejieron mensajes con propósito, sembraron palabras con sentido y compartieron aprendizajes desde sus propias vivencias.
“Una buena comunicadora escucha con el corazón: comprende las emociones, respeta las historias y habla desde la empatía para construir confianza y transformar su comunidad”, expresó una de las participantes.
Comunicación para transformar el territorio
El espacio formativo, llamado “Comunicación efectiva y manejo de redes sociales para mujeres defensoras”, hizo parte del proyecto “Comadreo por el territorio, la paz y la protección”, apoyado por la Generalitat Valenciana. Esta iniciativa busca fortalecer el liderazgo de las mujeres afrodescendientes del norte del Cauca y su papel fundamental en la construcción de paz.
¿El objetivo? Que sus voces no solo se escuchen, sino que generen transformaciones reales en sus territorios.
Durante el taller, cada mujer escribió desde su experiencia: el río contaminado que ya no canta, el miedo que se transforma en valentía, la memoria que no se olvida y la esperanza que no muere.
“Las mujeres afrocolombianas del Cauca tejemos la paz desde la memoria, la tradición y la esperanza. Porque merecemos vivir en libertad, con dignidad y sin miedo.”
Historias que se convierten en acción
Las participantes aprendieron a transformar sus relatos en publicaciones para redes sociales, apoyándose en su experiencia y la de sus comunidades. Entre audios de WhatsApp, afiches en Canva y frases cargadas de poder, se hicieron visibles como lo que son: lideresas, defensoras y voceras de un territorio que no se rinde.
“La efectividad de la comunicación está en transmitir un mensaje claro, real y capaz de tocar el corazón.”
Esta jornada formativa tejió algo más que aprendizaje técnico: construyó un puente entre la palabra y la acción. Un puente que demuestra que la paz también se construye con historias.
“Las mujeres somos la fuerza invisible que mueve montañas, la voz que nunca se apaga, la valentía que transforma el miedo en acción.”
