Ayer dio inicio la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FfD4) en Sevilla. Esta cita es un momento clave en el que se pretende redefinir la arquitectura de la financiación del desarrollo. Una arquitectura que, hasta ahora, ha consolidado desigualdades estructurales, debilitado la soberanía de los países del Sur Global y relegado los derechos laborales y la protección social, como parte esencial del desarrollo y de los derechos económicos y sociales, a un papel marginal en las grandes decisiones económicas y políticas globales.
En los días previos, también se citaron organizaciones sociales, ambientales, feministas, sindicales, defensoras de derechos y un abanico muy amplio de la sociedad civil global para compartir propuestas y reflexiones compartidas en favor de la sostenibilidad, el desarrollo basado en derechos humanos y el necesario enfoque feminista para una cooperación transformadora.
En este contexto, Sindicalistas sin Fronteras ISCOD UGT ha participado en los diferentes espacios de diálogo con propuestas compartidas con la Confederación Sindical Internacional (CSI), Futuro en Común y otros espacios de articulación social.
El principal resultado de esta conferencia es el “Compromiso de Sevilla”, cuyo contenido definirá las reglas del juego a partir de su adopción e implementación. El momento está marcado por una alta incertidumbre por su capacidad real de transformación, su limitada ambición en temas clave como la deuda y la protección social, y la escasa transparencia con la que algunos gobiernos y delegaciones han negociado sobre temas centrales como la participación del sector privado en el desarrollo.
Aún queda mucho trabajo por delante para que la FfD4 no sea un acuerdo de mínimos, sino una herramienta real de transformación.
Diálogo, derechos y gobernanza global con justicia social
Para Sindicalistas sin Fronteras ISCOD UGT, como parte del sindicalismo internacional e internacionalista, participamos activamente en este espacio no solo como observadores críticos, sino como actores que aportan soluciones y propuestas concretas para democratizar la gobernanza económica global. En este primer día, junto a la Confederación Sindical Internacional (CSI), compartimos un diagnóstico común sobre los avances y limitaciones del proceso, y reafirmamos la necesidad de impulsar una acción colectiva más fuerte, más articulada y más ambiciosa.
Desde este punto de vista, una de las principales cuestiones que nos preocupa es que las reglas del juego no pueden ser las mismas que sostienen un sistema que favorece las desigualdades globales, excluye a las personas más vulnerables, y que es incoherente con el desarrollo sostenible.
Los avances formales del Compromiso de Sevilla no ocultan que muchas de las decisiones clave han sido tomadas a puerta cerrada, sin suficiente transparencia ni participación. En nuestra opinión, a pesar del reconocimiento formal del trabajo decente y de algunos compromisos en fiscalidad progresiva, protección social o economía de los cuidados, la ambición política en temas como la deuda, la financiación pública o la rendición de cuentas del sector privado se ha quedado corta y con escasa ambición.
En particular, nos preocupa que la arquitectura financiera internacional siga promoviendo mecanismos opacos de financiación mixta (blended finance) o asociaciones público-privadas sin garantías vinculantes en derechos laborales, ambientales o fiscales. En definitiva, necesitamos que la debida diligencia y los principios rectores de derechos humanos se sitúen en el centro de cualquier intervención del sector privado en el desarrollo con acuerdos vinculantes, monitoreados, y que incluyan la participación sindical y de la sociedad civil en las decisiones que afectan el desarrollo.
Articular alianzas desde la pluralidad, con el trabajo decente en el centro
Una de las lecciones clave de este proceso es la necesidad de mejorar los mecanismos de articulación dentro de la sociedad civil. Las plataformas globales cumplen un papel importante, pero no siempre logran reflejar la pluralidad de actores, enfoques y agendas. Los sindicatos somos parte esencial del tejido democrático global: representamos a millones de personas trabajadoras, defendemos derechos conquistados colectivamente, y participamos en mecanismos normativos y de diálogo tripartito como los de la OIT.
Nuestra apuesta es fortalecer las alianzas con otras organizaciones de sociedad civil en todo el mundo, redes y organizaciones de mujeres y feministas, asociaciones juveniles, ambientales, y con las comunidades afectadas por las múltiples crisis para debatir y hacer propuestas compartidas. Pero también creemos necesario que el sindicalismo internacional tenga una voz reconocible y propia, que aporte una visión transformadora desde la centralidad del trabajo y la redistribución del poder económico.
En las próximas jornadas de la FfD4, continuaremos participando en espacios clave: desde el evento de alto nivel con la OIT hasta los debates sobre cuidados, empleo y fiscalidad. Nos preocupa especialmente la falta de compromisos vinculantes en materia de salario digno, igualdad salarial y condiciones laborales en las cadenas globales de suministro. La justicia económica no puede ser solo una declaración: necesita mecanismos, financiación y gobernanza.
Este primer día en Sevilla nos deja una certeza: hay avances, sí. Pero queda mucho por hacer. Y estamos aquí para hacerlo.