Al realizar una reforma en casa, puede que encontremos algún material con amianto. Este en muchas ocasiones no es identificado y es manipulado de forma incorrecta. Gestionar el amianto por cuenta propia conlleva peligros latentes para la salud. Aunque este no siempre es visible, las fibras microscópicas de amianto, cuando se liberan al ambiente, pueden provocar enfermedades graves como la asbestosis, el mesotelioma o diferentes tipos de cáncer de pulmón, incluso muchos años después de la exposición.
Identificación de los materiales con amianto
Uno de los errores más comunes es no identificar correctamente los materiales que pueden contener amianto. Muchas personas creen que el amianto solo está presente en tejados. Sin embargo, también puede encontrarse en suelos vinílicos, tuberías, aislamientos, revestimientos y otras construcciones. Creer que el amianto “solo está en la uralita” es una falsa percepción que pone en riesgo la salud de quienes conviven con él o lo manipulan sin saberlo.
Perforación de materiales con amianto
Otro error habitual es romper, cortar o taladrar materiales sin saber si contienen amianto, especialmente durante reformas improvisadas. Estas acciones liberan fibras al aire, aumentando de forma exponencial el riesgo de inhalación. Muchas personas desconocen que el mayor peligro del amianto no está en su sola presencia, sino cuando ocurre una fractura o un desgarro. No importa si se trata de una pequeña rotura en una placa o de una baldosa que parece inofensiva: la liberación de fibras es invisible y silenciosa.
Uso de protecciones
Un tercer fallo muy común es usar protecciones ineficientes, personas que confian en mascarillas domésticas o guantes de obra al uso. El amianto requiere equipos de protección individual (EPI) específicos, homologados, con filtrado FFP3, y ropa desechable que evite la contaminación. Manipular materiales con amianto sin la protección adecuada no solo pone en riesgo a la persona que realiza la operación, sino a otros agentes que pueden entrar en contacto con las ropas o herramientas utilizadas, ya que las fibras pueden quedar adheridas facilmente.
Desecho de restos de amianto
También es un error frecuente tirar restos con amianto a cualquier contenedor o mezclarlos con otros residuos. El amianto es un residuo peligroso del cual hay que registrar toda la trazabilidad y que está regulado por la normativa europea y española. Debe ser transportado, almacenado y eliminado por empresas autorizadas, que garanticen su gestión segura. Cabe destacar que el vertido inadecuado de este material puede implicar sanciones económicas graves y, más importante aún, puede causar una exposición accidental a otras personas.
No comunicar la presencia del amianto
Por último, un error especialmente preocupante es no comunicar la presencia de amianto antes de realizar obras, lo que impide la planificación adecuada de los trabajos. Es obligatorio informar a los responsables de la obra si hay sospechas fundadas de materiales con amianto, y coordinar con una empresa especializada su retirada. Omitir esta información no solo es una negligencia, sino que puede ser constitutivo de responsabilidad legal, además de poner en peligro la salud de terceros.
Evitar estos cinco errores es clave para proteger la salud propia y la de los demás. El amianto no debe ser retirado ni manipulado por particulares o empresas no autorizadas. Si crees que hay materiales con amianto en tu propiedad o lugar de trabajo, la mejor decisión siempre será contactar con un equipo profesional certificado, que cuente con los medios técnicos y legales para hacer una retirada segura y conforme a la normativa vigente.
