Comprar ropa de segunda mano no significa renunciar a prendas duraderas y de calidad. Al contrario, muchas veces es un buen sistema para encontrar piezas únicas y bien hechas que superan en resistencia a la moda rápida actual. Los tips que encontrarás a continuación permiten evaluar cada prenda con ojo crítico y construir un armario más sostenible, duradero y con estilo propio.
A continuación, encontrarás 10 consejos prácticos para evaluar si una prenda de segunda mano es una buena inversión para tu armario.
Revisa el tejido principal
El tejido es uno de los factores más determinantes a la hora de evaluar la calidad de una prenda de segunda mano. Algunas fibras resisten mejor el paso del tiempo, los lavados y el uso continuado, mientras que otras tienden a perder forma o deteriorarse más rápido.
El mejor truco para comprobar la calidad del tejido es también el más obvio e intuitivo: tocar la prenda. Si notas el tejido demasiado fino, áspero o con bolitas, probablemente le quede menos vida útil que otro más denso, suave y firme.
¿Qué tejidos son más duraderos y se deben tener en cuenta a la hora de comprar ropa de segunda mano?
- Lana: los abrigos, chaquetas y jerséis de lana suelen durar mucho tiempo (posiblemente décadas) si se han cuidado bien. Revisa que no tengan agujeros de polilla y que el tejido conserve densidad y suavidad.
- Lino: es una fibra muy resistente y, aunque tiende a arrugarse, es capaz de mantener su estructura durante muchos años.
- Algodón de buena calidad: un denim grueso o un algodón tipo sarga se conserva firme con el tiempo. Sin embargo, los algodones finos o de baja calidad se desgastan antes, especialmente en camisetas.
- Seda natural: aunque se trata de un tejido delicado, lo cierto es que es sorprendentemente resistente si ha sido bien cuidado. Comprueba que no esté quebradizo ni con manchas amarillentas.
- Piel y ante: si están bien conservados, son materiales muy longevos. Eso sí, requieren mantenimiento posterior con cremas y cepillos especiales.
Tejidos que conviene analizar bien o evitar a la hora de comprar prendas de segunda mano
- Elastanos y lycras: tienden a perder la forma y la elasticidad con el tiempo. En ropa deportiva de segunda mano, revisa que la prenda recupere su forma tras estirarla.
- Poliéster y acrílicos: aunque resisten, son tejidos que suelen generar bolitas y acumular electricidad estática, por lo que no siempre ofrecen la mejor sensación al uso.
Observa las costuras
Las costuras firmes, rectas y con puntadas pequeñas indican buena confección. Si encuentras hilos sueltos, dobladillos descosidos o costuras torcidas, la prenda puede deteriorarse antes.
Examina cremalleras y botones
Los pequeños detalles marcan la diferencia en la calidad de una prenda de segunda mano y en su durabilidad. Por tanto, conviene prestar especial atención a los cierres como cremalleras y botones. Se trata muchas veces de elementos que pasan desapercibidos, pero que dicen mucho sobre la confección original y el estado actual de la prenda.
¿Cómo evaluar cremalleras y botones en la ropa de segunda mano?
Cremalleras: el termómetro de la calidad de una prenda de segunda mano
Comprueba su funcionamiento abriendo y cerrando varias veces la cremallera. Debe deslizarse de manera suave, sin engancharse ni quedarse a medias. En cuanto a sus dientes, revisa que estén todos y que no estén torcidos o desgastados. Además, el tirador debe estar firme.
En cuanto al tipo de cremallera, las metálicas suelen ser más resistentes que las de plástico. En prendas vintage, una cremallera metálica en buen estado es una garantía de calidad.
Botones: más que un adorno
Revisa su estado comprobando que estén bien cosidos y no falte ninguno. Si ves hilos flojos o desgastados, valora si puedes reforzarlos fácilmente. En cuanto a los botones de repuesto, algunas prendas incluyen un botón extra cosido en la etiqueta o el interior. Que todavía lo conserve es un signo de poco uso y cuidado original.
En cuanto a la calidad de los botones, los de nácar, madera o metal suelen indicar una confección cuidada; los de plástico barato, en cambio, se deterioran con más rapidez.
Comprueba el forro
El forro también forma parte de la estructura de una prenda. Por tanto, sobre todo en el caso de chaquetas, faldas y vestidos, su estado es clave: si está limpio, entero y bien cosido, la prenda conservará mejor su forma y será más cómoda de llevar.
¿Cómo evaluar el forro de una prenda de segunda mano?
Comprueba las costuras internas: el forro debe estar bien sujeto, sin descosidos ni hilos sueltos; revisa el estado del tejido: que no esté roto, desgarrado o con manchas permanentes; y presta atención a la comodidad y la caída: un buen forro facilita que la prenda, además de conservar su forma, se adapte mejor al cuerpo.
Analiza la uniformidad del color
Un color uniforme es signo de buena conservación. Fíjate si la prenda presenta zonas más descoloridas, manchas que parecen complicadas de eliminar o estampados desgastados… Si es así, tiene difícil arreglo.
Imagen de Robbie vía Unsplash.
Evalúa la elasticidad de las prendas de punto o con elastano
Haz la prueba: estira suavemente la tela y observa si recupera su forma. Si no la recupera o presenta zonas donde el tejido no conserva su forma original, probablemente no vuelva a ajustarse bien.
Lee las etiquetas de las prendas
Las etiquetas de una prenda aportan información clave para evaluar su calidad, origen y cuidados. Por este motivo, aprender a leerlas ayuda a tomar mejores decisiones de compra. Además, son pequeñas aliadas para diferenciar una compra impulsiva de una inversión consciente. Fíjate bien en:
- Composición del tejido. Indica los materiales con los que está confeccionada la prenda. Una prenda confeccionada a partir de fibras naturales (algodón, lana, lino, seda) suele ser más duradera y transpirable que una hecha solo de fibras sintéticas. También conviene fijarse en los porcentajes cuando hay mezclas de tejidos: un jersey con 80% lana y 20% poliamida puede ser más resistente que uno 100% acrílico.
- Cuidados recomendados. Las etiquetas muestran instrucciones de lavado, planchado y secado. Si exigen solo limpieza en seco, deberás considerar si podrás mantener la prenda adecuadamente (especialmente en abrigos, chaquetas o prendas de seda, por ejemplo). Es decir, si no tienes la necesidad de llevar ropa a la tintorería periódicamente y la prenda que tienes entre manos así lo requiere, probablemente su estado se resienta o termines utilizándola menos de lo que te habías propuesto.
- Lugar de fabricación u origen. El “Made in…” puede dar pistas sobre la época y la calidad de la prenda. Las prendas fabricadas en países con tradición textil -como Italia, Portugal, España, Francia- suelen tener una confección más cuidada. En el caso de prendas vintage, encontrar una etiqueta de fabricación europea puede indicar una pieza de calidad superior a la moda rápida actual.
- Marca y colección. Las etiquetas de la ropa también ayudan a identificar la firma, la época y, en ocasiones, la línea de producto (básica, premium, etc). Conviene tener en cuenta que algunas marcas de gama alta o de diseñadores independientes mantienen un valor añadido incluso siendo de segunda mano.
- Estado de la etiqueta. Importante: una etiqueta legible y bien cosida indica que la prenda no ha pasado por excesivos lavados o maltratos. Si, por el contrario, está muy desgastada, descolorida o ilegible, puede ser una señal de uso intensivo.
Comprueba olores persistentes
Si la prenda desprende un olor fuerte (a humedad, almacenaje, tabaco…) y requiere cuidados especiales de tipo limpieza en seco, por ejemplo, a lo mejor es difícil de eliminar por completo. Tenlo en cuenta antes de comprar.
Valora la posibilidad de hacer algunos arreglos
Algunas prendas con pequeños desperfectos como un bajo descosido (o que requiera acortar un bajo) merecen la pena si sabes hacer este tipo de arreglos o tienes a mano un experto de confianza. Sin embargo, si los daños son mayores, el arreglo puede no compensar la inversión dependiendo de la calidad y el estado de la prenda.
¿Cuándo merece la pena (y cuándo no) arreglar una prenda de segunda mano?
Algunas prendas de segunda mano que a simple vista parecen desgastadas, en realidad pueden aprovecharse y transformarse en piezas únicas con un pequeño arreglo. La clave está en aprender a distinguir entre lo fácilmente reparable y lo que supondrá un gasto o esfuerzo mayor del que merece la pena.
Arreglos sencillos y económicos de la ropa de segunda mano:
- Botones sueltos o perdidos: se cosen en minutos e, incluso, se pueden sustituir por otros más originales para personalizar la prenda.
- Dobladillos descosidos.
- Costuras abiertas en un punto concreto.
- Bolitas en jerséis que son de buena calidad: pueden eliminarse fácilmente con una cuchilla textil.
- Pequeños descosidos en forros o bolsillos.
Arreglos de la ropa de segunda mano que requieren más inversión y que hay que valorar bien:
- Cremalleras rotas: debido a su coste, sustituir una cremallera puede costar casi tanto como la prenda de segunda mano, especialmente en el caso de prendas exteriores como los abrigos.
- Forros muy dañados: cambiar un forro entero suele ser caro, por lo que solo compensa en prendas de alta calidad como un buen abrigo de lana, por ejemplo.
- Manchas persistentes.
- Tejidos dados de sí, que no conservan su forma original.
Apuesta por prendas atemporales y de calidad
Abrigos de lana, camisas de lino, vaqueros gruesos o bolsos de piel suelen ser inversiones seguras en segunda mano, ya que resisten el paso del tiempo y se adaptan fácilmente a distintos estilos.
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