El Día de las Personas Cooperantes, cada 8 de septiembre, se ha consolidado como una fecha clave en el calendario de la cooperación española. No es únicamente un día conmemorativo: es un espacio de reflexión colectiva sobre los avances alcanzados y, sobre todo, sobre los desafíos pendientes en la construcción de un sistema de cooperación internacional más justo, inclusivo y transformador.
Este 2025 ha marcado un hito histórico: por primera vez, un Presidente del Gobierno participó en el acto de celebración, con un mensaje firme de compromiso con la paz, el desarrollo sostenible, la solidaridad y la lucha contra la injusticia social a través de la cooperación internacional. Un gesto que debe traducirse en políticas sostenidas, recursos suficientes y un marco normativo robusto para que la cooperación ocupe el lugar que le corresponde como política pública de Estado.
Una cooperación en transformación
La entrada en vigor de la nueva Ley de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global, junto a la reforma en marcha de la AECID y su posterior desarrollo reglamentario que incluye un nuevo Estatuto de las Personas Cooperantes, abre una etapa inédita para la cooperación española. En Sindicalistas sin Fronteras ISCOD UGT valoramos positivamente este proceso, pero también recordamos que las leyes y los marcos institucionales solo son efectivos si se acompañan de recursos, voluntad política y participación real de los actores sociales.
Como han señalado en La Coordinadora de ONGD y numerosos actores del sector, es urgente recuperar la senda de crecimiento de la solidaridad, no solo en términos presupuestarios, sino también en la capacidad transformadora de la cooperación. La cooperación no puede limitarse a ser ayuda: debe ser herramienta de justicia global, de redistribución de la prosperidad y de fortalecimiento democrático.
La culminación de esta primera etapa de la reforma del sistema, y el avance hacia una nueva fase que consolide la cooperación como un eje central de la política exterior de este país, también tiene que servir para fortalecer nuestra presencia en espacios multilaterales y para recuperar el peso estratégico de España en el mundo.
La especificidad de la cooperación sindical
Defendemos una cooperación internacional con sello propio: la cooperación sindical. Un modelo que vincula los derechos laborales, la igualdad de género, la transición justa y la gobernabilidad democrática como ejes fundamentales del desarrollo. Todo ello, comprendido en un marco más amplio como son la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Agenda de París, el Compromiso de Sevilla, los compromisos en materia de derechos humanos y de derechos laborales.
En un mundo donde se reducen los espacios cívicos y crecen las desigualdades, nuestra apuesta pasa por:
- Diálogo social y trabajo decente como base para sociedades más justas.
- Una cooperación feminista e igualitaria, que enfrente las brechas estructurales y ponga en el centro los derechos de las mujeres.
- La transición justa, que garantice que la acción climática y energética no se haga a costa de los trabajadores ni de las comunidades.
- La defensa de la gobernabilidad democrática y de los espacios de participación ciudadana, imprescindibles para la sostenibilidad de cualquier política de desarrollo.
El 8 de septiembre es también un día para reconocer el trabajo de las y los cooperantes, profesionales comprometidos que representan la solidaridad internacionalista de nuestro país. Pero sobre todo es un recordatorio de que la cooperación no se celebra solo un día: se construye cada día, en los territorios, en las alianzas y en las luchas compartidas por un futuro más justo.
Reafirmamos nuestra convicción de que la cooperación es una inversión en democracia, paz y justicia social. Hoy más que nunca, defendemos que la solidaridad es la base del desarrollo sostenible.