Lana: qué es, beneficios y cómo cuidarla de forma sostenible

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¿Qué es la lana y de dónde proviene?

La lana es una fibra natural de origen animal. Se obtiene principalmente de la oveja, aunque también existen variedades como la alpaca, la llama o el cashmere (cabra). Su estructura en forma de escamas la convierte en una fibra elástica, aislante y resistente, lo que explica su popularidad en climas fríos o cuando el termómetro marca las temperaturas más bajas.

Para contártelo todo sobre la lana, hablamos con Isabel Berz, cofundadora y directora de Las Manuelas Project, donde crean tejidos de lana de alpaca extraordinarios que, además, cuentan una historia, conectando a artesanas peruanas con artistas de todo el mundo. Este proyecto trabaja con comunidades que practican una ganadería ancestral basada en el respeto a la alpaca como ser vivo, parte del ecosistema y cultura andina, e impulsa a las mujeres artesanas a descubrir y expandir su propia creatividad.

¿Por qué es importante la cría responsable y el bienestar animal en la obtención de lana de calidad?

“La cría responsable y el bienestar animal son fundamentales para obtener una lana de alta calidad, especialmente en el caso de la alpaca. Un animal que vive en buenas condiciones —con alimentación adecuada, manejo ético y esquila cuidadosa— y produce una fibra más limpia, uniforme y resistente. El estrés, las enfermedades o la esquila agresiva pueden deteriorar la calidad de la lana, reduciendo su suavidad, longitud y durabilidad”, explica nuestra experta consultada.

¿Por qué la lana es un tejido más sostenible que las fibras sintéticas?

La lana es un tejido biodegradable y renovable, ya que el vellón -la lana que se obtiene al esquilar a una oveja- vuelve a crecer cada año sin necesidad de utilizar procesos químicos complejos. Además, la lana es un tejido duradero que aporta un ciclo de vida más prolongado a las prendas, lo que reduce la necesidad de un consumo de ropa de abrigo constante. Frente al poliéster u otros materiales sintéticos, la lana no desprende microplásticos y contribuye a la creación de un armario consciente con menor impacto textil en el medio ambiente.

Los beneficios de la lana para quienes la visten

La lana es mucho más que un tejido cálido para el invierno. Sus propiedades naturales la convierten en una fibra única que ofrece múltiples ventajas para quienes la utilizan:

  • Regulación térmica natural. La lana actúa como un aislante inteligente: conserva el calor corporal cuando hace frío, pero también permite que la piel respire y se mantenga fresca en climas cálidos. Por eso, no solo es un material de abrigo, sino también adecuado para prendas ligeras de entretiempo o incluso deportivas.
  • Resistencia a los olores. La lana evita la proliferación de bacterias responsables del mal olor, gracias a su capacidad de absorber hasta un 30% de su peso en humedad sin sensación de humedad al tacto. Esto la convierte en una fibra ideal para quienes buscan prendas de uso prolongado sin necesidad de lavarlas constantemente.
  • Posee propiedades hipoalergénicas. A diferencia de lo que se suele pensar, porque a menudo notamos que este tejido ‘pica’, la lana de calidad —especialmente la lana merino— es suave al contacto con la piel y no produce irritaciones. Además, al igual que en el caso de la seda, no genera electricidad estática, lo que contribuye a una experiencia de uso más cómoda para personas con piel sensible.
  • Elasticidad natural. Gracias a sus fibras en espiral, la lana es un tejido duradero y flexible que puede adaptarse al cuerpo sin deformarse, resistiendo el paso del tiempo y manteniendo su forma original. Esto se traduce en un armario más atemporal y en menos necesidad de reemplazo frecuente.

Imagen de Nynne Schrøder vía Unsplash

¿Es la lana un tejido duradero?

Con los cuidados adecuados, las prendas de lana pueden durar décadas, por lo que su resistencia la convierte en una inversión a largo plazo. Además, esta fibra se presta al upcycling y al reciclaje: la lana vieja puede transformarse en nuevos hilos o en materiales aislantes.

Su durabilidad también se traduce en sostenibilidad: al durar más, se reduce la necesidad de reemplazar la prenda con frecuencia, disminuyendo así el consumo excesivo y el impacto ambiental”, explica Isabel Berz, de Las Manuelas Project. “La lana de alpaca se encuentra entre las fibras naturales más duraderas del mundo”, continúa. “Es resistente al desgaste, no forma bolitas (pilling) fácilmente y mantiene su estructura y color por muchos años si se cuida correctamente”.

Cómo cuidar y conservar las prendas de lana para que duren mucho tiempo

Cuidar correctamente las prendas de lana es clave para alargar su vida y mantener sus propiedades naturales. Aunque pueda parecer un tejido delicado, lo cierto es que con unos cuidados básicos se puede disfrutar de su calidez y suavidad durante muchos años.

  • Cómo lavar las prendas de lana. Muchas veces basta con airear las prendas de lana después de utilizarlas. Según la experta Isabel Berz, “es recomendable airear la prenda después de su uso, preferiblemente al aire libre y a la sombra, para eliminar olores y humedad”. La lana es un material que repele los olores y se mantiene fresco sin necesidad de lavarlo constantemente. Sin embargo, si crees que es necesario lavar, analiza si este lavado ha de hacerse de forma localizada, porque hay una mancha, por ejemplo, y, en ese caso, “lo ideal es limpiarla suavemente a mano con agua fría y un jabón neutro, sin sumergir toda la prenda”, recomienda Berz. En el caso de que el lavado tenga que se completo, lo ideal es hacerlo también a mano o -si no hay otra solución- utilizando un programa delicado en la lavadora. En ambos casos, lo más recomendable es utilizar agua fría y un detergente neutro o específico para lana. Es importante evitar el agua caliente, ya que puede apelmazar la fibra y hacer que la prenda encoja, así como frotar o retorcer la prenda.
    En el caso concreto de la alpaca, comenta Isabel Berz, “sus fibras son naturalmente antibacterianas y no retienen olores, por lo que no es necesario lavarlas tras cada uso. El exceso de lavado debilita la fibra y acorta la vida útil de la prenda”.
  • Cómo secar las prendas de lana. Tras escurrir suavemente las prendas, ponlas a secar en horizontal, extendiéndolas sobre una toalla. No las cuelgues, ya que las prendas de lana mojadas se estiran y pueden deformarse y perder su silueta original. Es importante evitar la secadora, ya que el calor directo puede dañar la fibra.
  • Cómo guardar las prendas de lana. Dobladas, nunca colgadas, para evitar que cedan por el peso. Y un tip de experta para protegerlas de las polillas: “guarda las prendas de lana con una bolsita de lavanda o cedro” en el armario. Si tienes que almacenarlas en fundas, que sean transpirables de algodón y en espacios secos y ventilados (nunca en bolsas de plástico herméticas).

Pequeños trucos de mantenimiento de las prendas de lana

  • Cepíllalas suavemente con un cepillo de cerdas naturales. Este gesto ayuda a mantener la lana libre de polvo y suciedad superficial.
  • Elimina bolitas (pilling) con un peine especial para lana o una máquina quitapelusas. Así podrás mantener las prendas de lana como nuevas.
  • Repáralas antes de desecharlas. Un simple zurcido puede devolver la vida a una prenda valiosa.

Imagen de Nynne Schrøder vía Unsplash

El papel de la lana en la moda del futuro

La lana no es un material del pasado, sino una fibra estratégica para el futuro de la moda sostenible. Sus propiedades naturales, biodegradables y renovables convierten a este material en una buena alternativa frente a fibras sintéticas que dependen del petróleo y generan microplásticos. Por tanto, la lana se perfila como uno de los tejidos con mayor potencial para acompañar a la industria de la moda en su camino hacia la sostenibilidad.

La lana se integra fácilmente en los principios de la economía circular: puede reciclarse, reutilizarse y transformarse en nuevos hilos o incluso en materiales aislantes. Su durabilidad permite reducir el consumo rápido, fomentando un uso prolongado y reparaciones en lugar de la sustitución constante.

Además, más allá de estas propiedades, la lana es un símbolo de consumo responsable ya que es protagonista de prendas que, si se cuidan correctamente, pueden heredarse y durar décadas. Frente a la fugacidad de la moda rápida, la lana representa un armario más atemporal, con piezas que cuentan historias y conectan al consumidor con una forma de vestir más lenta y significativa.

Apostar por la lana en la moda del futuro significa también respaldar la agricultura regenerativa y modelos de producción más justos. Es decir, la lana puede servir de impulso a la producción local y rural, ya que la cría de ovejas y otros animales productores de lana no solo proporciona fibra, sino que también sostiene economías rurales y tradiciones culturales que forman parte del patrimonio textil de muchos países.

“La lana, especialmente cuando se produce de manera tradicional y artesanal, tiene un alto valor social y cultural”. En el caso concreto de Las Manuelas Project, según explica Isabel Berz, “la lana de alpaca no solo es una materia prima: es el eje de una cadena de valor inclusiva y sostenible que genera trabajo digno, empoderamiento femenino y preservación cultural en comunidades rurales de los Andes. Todo el proceso —desde la esquila hasta el tejido final— se realiza a mano por mujeres artesanas, quienes dominan saberes ancestrales transmitidos por generaciones. Esto permite que el valor agregado de la fibra quede en las comunidades y no en intermediarios industriales. Además, al trabajar de manera colectiva y autogestionada, estas mujeres pueden sostener económicamente a sus familias, acceder a formación, fortalecer su autoestima y participar activamente en la economía local”.

En la actualidad, y muy relacionado con la lana, quienes desean cambiar de vida a través del emprendimiento sostenible frecuentemente eligen también las escuelas de pastores en busca de cursos prácticos que les ayuden a convertirse en profesionales de este oficio. Los objetivos de estas escuelas -ubicadas en Madrid, Andalucía, Cataluña o los Picos de Europa, por mencionar algunas de las más conocidas- son, entre otros, asegurar la continuidad de un oficio para el que casi no existe relevo generacional; profesionalizar el pastoreo, es decir, dotar a los futuros pastores de conocimientos técnicos, tecnológicos, financieros y empresariales para gestionar su ganado; y promover prácticas sostenibles a través de la ganadería extensiva y modelos agroecológicos que cuiden el medio ambiente.

Además, en cuanto a innovación, la lana ya no es sinónimo únicamente de prendas de invierno. Gracias a la innovación en hilados y técnicas de confección, hoy puede formar parte de prendas de ropa deportiva, bañadores o, incluso, calzado. De esta forma, su capacidad de adaptarse a nuevos usos y diseños la convierte en un material con futuro en la moda urbana y contemporánea.

Recapiti
Cristina Sánchez de Pedro