El último AED Live estuvo dedicado a analizar cómo las compañías están transformando sus operaciones mediante inteligencia artificial y qué factores explican que, pese al creciente nivel de adopción, los resultados económicos en España sigan siendo inferiores a los de otros países europeos. La sesión contó con la participación de Beatriz Sanz, lider global de IA para Clientes e Industrias de EY, responsable de más de 22.000 profesionales en procesos de transformación tecnológica y de negocio.
Según expuso Sanz, los datos del Barómetro de IA de EY confirman que España destaca en adopción, pero continúa “un paso por detrás” en retornos económicos respecto a los países del norte de Europa. Entre las causas, señaló tres elementos: menor escala y madurez de los proyectos, un tejido empresarial con fuerte peso de la pyme y un déficit de perfiles híbridos capaces de conectar negocio y tecnología. Asimismo, identificó un reto de cultura corporativa, ya que muchas compañías siguen viendo la IA como un mecanismo de eficiencia, y no como “un motor de nuevos modelos de negocio”.
La directiva insistió en que los proyectos que generan impacto comparten tres patrones: alineación directa con los objetivos de negocio, una gestión del dato tratándolo como un activo estratégico y una cultura AI first que incentive la experimentación y la adopción transversal. En este punto, Sanz recordó que el papel de la alta dirección es determinante: “la IA deja de ser un proyecto para convertirse en una capacidad estructural cuando la impulsa el equipo directivo, afirmó.
Sanz explicó que las organizaciones más avanzadas están formando a sus líderes de manera sistemática. En EY, detalló, ofrece sesiones de 90 minutos cada dos meses y modelos de formación personalizada para toda la plantilla. La evidencia demuestra que aquellas compañías cuyos directivos usan la IA en su trabajo diario “escalan más rápido y obtienen mejores resultados tangibles”.
Durante la sesión se revisaron ejemplos de aplicación en múltiples sectores. La industria farmacéutica ya utiliza IA para reinventar procesos core de I+D, mientras que en energía se emplea para optimizar redes, evitar paradas y mejorar la perforación de pozos. En banca, los proyectos se orientan a eficiencia operativa, desde onboarding hasta reporting o cumplimiento normativo.
Sanz destacó también el papel de la IA en gobernanza y calidad del dato, imprescindible para que los modelos funcionen: “No hay IA sin datos; invertir en datos garantiza una ventaja competitiva a corto, medio y largo plazo”.
A nivel laboral, la experta advirtió de que esta es “la última generación de directivos que gestionará una fuerza laboral formada solo por personas”. Según Sanz, la irrupción de agentes autónomos transformará los procesos, tradicionalmente diseñados “por y para personas”, hacia modelos basados en objetivos. Los profesionales que no sepan utilizar IA, “serán desplazados por quienes sí lo hacen”, alertó.
Aunque muchas organizaciones se centran en eficiencia, Sanz defendió que el verdadero salto está en nuevos modelos de negocio y en la capacidad de generar sectores enteros basados en IA. Recordó que llevamos “solo tres años de ChatGPT”, por lo que el margen de crecimiento es enorme.
Para garantizar que los proyectos avanzan con rigor, recomendó medir tres indicadores: valor tangible (ROI), escalabilidad y sostenibilidad, incluyendo trazabilidad y uso responsable. Relató cómo, al asumir su rol, recibió 800 propuestas de casos de uso en un mes y decidió seleccionar únicamente “ocho iniciativas con impacto de 2.000 millones” para asegurar foco, financiación y escalabilidad.
Sanz cerró el webinar subrayando tres prioridades para la alta dirección: ejercer un liderazgo activo y estratégico, incorporando la IA al diálogo del consejo; invertir en datos y en talento como bases de la competitividad futura; y promover una cultura de adopción responsable que permita escalar la tecnología con garantías. “La cuestión no es si aplicar IA, sino cómo hacerlo con propósito, confianza y escala”, concluyó.
Puedes consultar el II Barómetro de EY en el siguiente enlace.