Cuando el Cuidado y la Educación Devuelven la Dignidad | Fundación NPH

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En uno de los contextos más complejos del Caribe, la historia de Alex, de 7 años, nos recuerda que proteger a la infancia es una responsabilidad colectiva. Abandonado y gravemente enfermo, hoy vuelve a sonreír gracias al acompañamiento integral de NPH Haití. Su camino habla de resiliencia, derechos humanos y de lo que ocurre cuando un niño recibe la oportunidad de vivir con dignidad.
Alex vive en NPH Haití un espacio que ofrece protección, educación y cuidado integral a la infancia.

Haití atraviesa desde hace años una profunda crisis social, económica y sanitaria. La inestabilidad política, la pobreza estructural y el acceso limitado a servicios básicos golpean con especial dureza a la niñez. En este escenario, miles de niños y niñas crecen expuestos a la malnutrición, la falta de atención médica y la exclusión. Alex es uno de ellos.

Nació en la comuna de Croix-des-Bouquets y hoy vive en NPH Haití. Perdió a su madre siendo muy pequeño y nunca conoció a su padre. Cuando su salud comenzó a deteriorarse de forma grave, fue su hermana mayor quien, con los pocos recursos que tenía, lo llevó al Hospital St. Damien de NPH en busca de ayuda. Alex padecía una enfermedad crónica que requería atención especializada y cuidados constantes.

A pesar de recibir tratamiento médico que logró estabilizarlo, la falta de información y el estigma que aún rodea a ciertas enfermedades en Haití provocaron que fuera abandonado durante su hospitalización. En un país donde la desinformación y el miedo siguen pesando más que el acompañamiento, muchos niños enfermos quedan invisibilizados y sin protección familiar.

Alex junto a sus amigos en el hogar de NPH Haití jugando al aire libre

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Un nuevo comienzo con NPH Haití

En febrero de 2022, NPH intervino para garantizar su derecho a la salud y a una vida digna. Tras un proceso de recuperación y seguimiento médico, Alex fue integrado en enero de 2023 al hogar St. Hélène, dentro del programa residencial de NPH Haití. Allí no solo encontró atención médica continua y apoyo psicológico, sino también algo esencial: un entorno seguro donde volver a ser niño.

Hoy, Alex asiste a la escuela de NPH. Sus días comienzan temprano: se levanta, hace su cama, desayuna y se prepara para ir a clase junto a otros niños y niñas del hogar. Aunque el aprendizaje no siempre es fácil —no pudo asistir al jardín infantil y todavía tiene dificultades para leer y escribir—, se esfuerza cada día. Con acompañamiento y refuerzo educativo, sus educadores confían en que podrá avanzar a su propio ritmo.

Los fines de semana y días festivos, ayuda en pequeñas tareas acordes a su edad: regar las plantas, barrer el patio, cuidar su espacio. Le gusta jugar al fútbol, correr y soñar. A veces dice que quiere ser atleta; otras, que le gustaría ser médico. Sueños sencillos, pero profundamente valiosos para un niño que estuvo tan cerca de perderlo todo.

Alex en el aula de la escuela de NPH junto a sus compañeros de colegio.

Cuidar también las heridas invisibles

Alex llegó a NPH en estado de malnutrición y con una historia marcada por el abandono. Por eso, además de la atención médica, recibe apoyo emocional constante. Mary Lina Jeudi, cuidadora infantil en NPH Haití, explica que niños como Alex necesitan algo más que medicación: necesitan estabilidad, afecto y la certeza de que no serán rechazados.

El bienestar integral de los niños es lo más importante”, afirma Mary Lina, quien trabaja cada día para que Alex y otros niños crezcan protegidos, escuchados y respetados.

A pesar de todo lo vivido, Alex habla con cariño de su hermana y de su familia. Sueña con poder ayudarlos algún día y darles una vida mejor. Su historia no es solo la de un niño que sobrevivió, sino la de un sistema de cuidado que demuestra que otra realidad es posible cuando se priorizan los derechos de la infancia.

La infancia no puede esperar

En Haití, miles de niños y niñas siguen enfrentando enfermedades, discriminación y abandono sin acceso a una red de apoyo. La labor de NPH es esencial para romper este ciclo, ofreciendo salud, educación, protección y un hogar donde crecer con dignidad.

La historia de Alex es un recordatorio de por qué es urgente seguir defendiendo los derechos de la niñez, especialmente en los contextos más vulnerables. Porque cuando un niño recibe cuidado y oportunidades, no solo cambia su vida: también cambia el futuro de su comunidad.

Con 10 euros al mes, puedes hacer posible que un niño o niña acceda al programa de educación de NPH, que incluye escolarización, acompañamiento educativo y un espacio donde crecer con dignidad y oportunidades reales.

Hazte donante hoy y contribuye a que más historias como la de Alex sigan escribiéndose con esperanza.
Recapiti
Olga Pérez