El amianto se convirtió en un recurso crucial durante la Segunda Guerra Mundial debido a sus propiedades únicas. Este mineral, conocido por su resistencia al calor, durabilidad y propiedades aislantes, fue ampliamente empleado en diversas aplicaciones militares e industriales. Sin embargo, su uso masivo dejó un legado de graves consecuencias para la salud de millones de personas.
Amianto en la industria militar
El amianto se utilizó extensivamente en la construcción naval, una de las áreas más críticas durante la guerra. Los buques de guerra, submarinos y otros barcos estaban equipados con amianto para el aislamiento térmico y la protección contra incendios. Este material se aplicaba en calderas, tuberías, motores y sistemas eléctricos, proporcionando una barrera eficaz contra el calor extremo y las llamas, condiciones comunes en los entornos bélicos.
En el ámbito de la aviación, el amianto se usaba en componentes de motores y frenos debido a su capacidad para resistir altas temperaturas y su baja conductividad térmica. En la fabricación de vehículos militares, se utilizaba en revestimientos de frenos y embragues, asegurando su funcionamiento bajo condiciones extremas.
Asimismo, fue muy utilizado para la construcción de edificios como hangares y almacenes de artillería.
Consecuencias de la exposición al amianto
La exposición al amianto no solo afectó a los trabajadores que lo manipulaban directamente, sino también a los militares y personal de mantenimiento que trabajaban en los entornos donde este material estaba presente. Los barcos y submarinos eran espacios confinados donde las fibras de amianto podían liberarse fácilmente al aire, siendo inhaladas por las personas a bordo. Esta exposición prolongada y sin protección adecuada llevó a la aparición de enfermedades relacionadas con el amianto años después.
Entre las enfermedades más comunes causadas por la inhalación de fibras de amianto se encuentran la asbestosis, el mesotelioma y diversos tipos de cáncer pulmonar. La asbestosis es una enfermedad pulmonar crónica que resulta de la inhalación prolongada de fibras de amianto, mientras que el mesotelioma es un cáncer agresivo que afecta el revestimiento de los pulmones, el abdomen o el corazón.
Producción y suministro de amianto durante la guerra
Durante la guerra, la producción de amianto se intensificó para satisfacer la demanda militar. Países como Canadá, Sudáfrica y Rusia fueron los principales proveedores de este mineral. En Sudáfrica, en particular, la minería de amianto experimentó un auge significativo. Sin embargo, este crecimiento económico vino acompañado de graves problemas de salud para los mineros y sus comunidades, quienes estaban expuestos a altas concentraciones de fibras de amianto sin las medidas de seguridad adecuadas.
Conocimiento de los riesgos del amianto
A pesar de que ya existían indicios sobre los peligros del amianto antes y durante la Segunda Guerra Mundial, la información no se difundió ampliamente ni se tomaron medidas adecuadas para proteger a los trabajadores y militares. Las empresas y los gobiernos priorizaron el esfuerzo bélico sobre la salud de las personas, minimizando o incluso ocultando los riesgos asociados con el amianto.
El legado del amianto en los veteranos de guerra
Muchos veteranos de guerra que estuvieron expuestos al amianto durante el servicio militar desarrollaron enfermedades relacionadas con este material años después. En varios países, como Estados Unidos y el Reino Unido, estos veteranos han luchado por obtener reconocimiento y compensación por las enfermedades derivadas de su exposición al amianto. La falta de información y protección adecuada durante la guerra se tradujo en décadas de sufrimiento y lucha por la justicia para los afectados.