Las casas prefabricadas construidas entre las décadas de 1960 y 1980 fueron una solución rápida, económica y funcional en momentos de alta demanda de vivienda. Sin embargo, muchas de estas construcciones, tanto en entornos urbanos como rurales, se realizaron con materiales que hoy se consideran peligrosos para la salud, especialmente productos con contenido de amianto. El uso extensivo de fibrocemento con amianto, popular por su resistencia, bajo precio y propiedades aislantes, hace que estas edificaciones presenten hoy un riesgo silencioso que requiere ser identificado y gestionado adecuadamente.
El riesgo en viviendas de este tipo se incrementa con el paso del tiempo. A medida que los materiales envejecen, se deterioran por la acción del clima, la humedad y el desgaste estructural, volviéndose más propensos a liberar fibras de amianto al aire. Estas fibras, al ser inhaladas, pueden causar enfermedades graves como asbestosis, mesotelioma y cáncer de pulmón. Lo más preocupante es que muchas personas que habitan en estas viviendas desconocen que pueden estar expuestas a un contaminante ambiental de alta peligrosidad.
Identificar el amianto en casas prefabricadas requiere de una inspección profesional, rigurosa y segura. Este tipo de análisis debe centrarse en elementos clave como techos, bajantes, revestimientos, tabiques interiores, cubiertas de uralita, aislamiento de tuberías y suelos vinílicos, todos materiales que en aquella época solían contener amianto. La inspección debe realizarse sin perforar ni alterar los elementos sospechosos, ya que cualquier manipulación incorrecta puede dispersar fibras en el aire. Es fundamental recurrir a empresas especializadas y autorizadas que dispongan del equipo técnico y la formación adecuada para realizar muestreos y análisis en laboratorio homologado.
En el caso de confirmarse la presencia de amianto, debe procederse a su gestión siguiendo las normativas vigentes. La retirada debe estar debidamente planificada, notificada a la autoridad competente y ejecutada por profesionales acreditados. Asimismo, debe garantizarse el transporte seguro de los residuos y su entrega en vertederos autorizados. Cualquier actuación por cuenta propia no solo supone un grave riesgo para la salud de los ocupantes y del entorno, sino también sanciones administrativas.
Las casas prefabricadas de estas décadas forman parte del parque de viviendas envejecidas que todavía alberga materiales con amianto en su estructura. Identificar estos riesgos a tiempo es clave para proteger la salud de las personas, minimizar el impacto ambiental y cumplir con los estándares de seguridad en el hogar y en el trabajo. La concienciación, la vigilancia y la acción profesional son los pilares sobre los que debe sustentarse cualquier intervención relacionada con el amianto en viviendas.