La falta de cifras oficiales alimenta la incertidumbre

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Como dijo Morgan Freeman en Invictus al interpretar a Nelson Mandela, “la mayor gloria no consiste en no caer nunca, sino en levantarse siempre”. Eso hicieron los índices norteamericanos el viernes: a mitad de sesión todo apuntaba a un fuerte descenso, pero lograron recuperar lo suficiente para evitar un cierre dramático. El S&P 500 retrocedió un 0,05%, el Nasdaq 100 avanzó un leve 0,06% y el Dow Jones cedió un 0,65%. Tampoco apareció demasiada épica fuera de las grandes tecnológicas: el MSCI World cayó un 0,3%, el Russell 2000 subió un discreto 0,22% y el índice de los Magnificent 7 apenas repuntó un 0,2%. En Europa, el tono fue aún más débil: el EuroStoxx 50 bajó un 0,85%, el Ibex 35 retrocedió un 1,4% y el DAX alemán perdió un 0,69%.

En los mercados de divisas

El Bloomberg Dollar Spot Index permaneció estable, mientras el euro cayó un 0,1%, la libra un 0,2% y el yen volvió a ignorar cualquier estímulo. Las criptomonedas sufrieron un castigo mayor: Bitcoin se desplomó un 4,6% hasta los 94.200 dólares y Ether cedió un 1,7%, pérdidas que no se recuperaron durante el fin de semana. En renta fija, la presión aumentó: el Treasury a diez años repuntó hasta el 4,15%; los bonos alemanes y británicos elevaron sus rentabilidades —con especial intensidad en los gilts, que sumaron 14 puntos básicos—. En materias primas, el Brent avanzó un 2,2%, mientras el oro registró un descenso del 2,4%.

El fin del cierre administrativo en Estados Unidos ofreció un respiro breve, pero duró poco: varios miembros de la Reserva Federal se apresuraron a enfriar las expectativas de un posible recorte de tipos en diciembre. A partir de ese momento, la renta variable volvió a moverse con extrema cautela. Los sectores más ligados a la narrativa de la inteligencia artificial encajaron correcciones significativas, aunque el S&P 500 evitó una caída más severa. Nvidia mantuvo su dinámica habitual, impulsada por la expectativa de unos resultados que el mercado interpreta como una nueva prueba de fuego del “trade IA”. La compañía presentará sus cuentas el miércoles, con una previsión de BPA de 1,25 dólares, un 20% más que el trimestre anterior.

El rally de los últimos meses —apoyado en expectativas de tipos más bajos, buenos resultados empresariales y una fe casi absoluta en el potencial de la IA— ha generado la percepción de que cualquier corrección constituye una oportunidad de compra. Sin embargo, esta semana la macroeconomía podría pesar más que los semiconductores: gigantes minoristas como Walmart y Target publicarán resultados, claves para evaluar la solidez del consumo en la antesala de la campaña navideña.

Mientras la tecnología oscila entre la euforia y el miedo, los flujos se orientan hacia sectores defensivos como salud y consumo básico, que empiezan a mostrar signos de haber tocado suelo. No es precisamente el escenario deseado por quienes confiaban en un nuevo tramo brillante del rally de la IA.

La Fed no ha contribuido a despejar incertidumbres

Voces más restrictivas de la Fed han reducido la probabilidad de un recorte en diciembre a menos del 50% (44,4% esta madrugada), lejos del optimismo previo. Aun así, los rendimientos de la deuda estadounidense permanecieron estables en el conjunto de la semana, sin catalizadores capaces de generar movimientos relevantes. El final del cierre administrativo no ha normalizado por completo la publicación de datos económicos: las cifras de septiembre se conocerán en breve y las de octubre podrían publicarse con retraso.

En Europa

La actividad en los mercados de deuda europea también se mantuvo contenida, aunque el balance semanal dejó pérdidas. El bund a diez años volvió a situarse por encima del 2,7%. En el Reino Unido, unos datos de empleo y crecimiento más débiles ejercieron una presión limitada sobre la libra y los rendimientos a corto plazo, mientras los inversores esperan la presentación del presupuesto a cargo de Rachel Reeves, con la oposición enfadada por su reciente “olvido”. En Japón, los bonos reaccionan a las expectativas sobre política fiscal y monetaria, después del giro del Gobierno hacia nuevos estímulos y ajustes que vuelven a situar el foco en el IPC y en una posible intervención en el mercado de divisas.

Pendientes de datos

Precisamente en el país del sol naciente, los inversores abrirán la semana pendientes del PIB del tercer trimestre. El miércoles se publicará el dato definitivo del IPC de la eurozona. El jueves llegará el turno de las nuevas solicitudes de subsidio por desempleo en EE.UU., un indicador esencial para calibrar la solidez del mercado laboral. El viernes concentrará gran parte del interés: Japón divulgará sus cifras de inflación; en Europa se conocerán la confianza del consumidor GfK en el Reino Unido y los PMI de la zona euro y de sus principales economías; y en Estados Unidos se publicará el PMI manufacturero y quizá otros datos pendientes por el cierre administrativo.

La semana será la última completa antes del parón de Acción de Gracias, un periodo que suele reducir la liquidez y desplazar la atención hacia el cierre del ejercicio. Con los mercados encarando la recta final del año, los inversores estarán atentos a si el actual entorno estable se mantiene o si emergen factores de volatilidad a medida que avanza noviembre. Nadie descarta la aparición de elementos inesperados, tanto políticos como sociales, capaces de alterar el sentimiento. Además, tras un año favorable, algunas manos fuertes podrían empezar a retirarse a sus cuarteles de invierno.

Buena semana.

Jorge González Gómez
Director de Análisis
Recapiti
Armando